jueves, 19 septiembre 2024 - 13:22

Senado. La bronca hizo que se cancele el aumento de sus dietas

La actividad legislativa del Senado comenzó atravesada por el escándalo generado por el aumento exorbitante en las dietas de los legisladores de la Cámara Alta. Producto de del incremento del 6,5% de aumento que consiguieron los trabajadores del parlamento, los senadores enganchados a estas paritarias iban a empezar a percibir un sueldo de $9 millones de pesos. La repercusión que tuvo esto, junto con el malestar que existe en el país fruto de la brutal crisis que atraviesan la mayoría de los argentinos, los senadores suspendieron este aumento y definirían el destino de sus dietas en una sesión especial el próximo jueves.

En horas de la tarde del 19 de agosto, se dio a conocer que los senadores se veían beneficiados con un sustancioso incremento en sus salarios, en donde comenzarían a cobrar $9 millones de pesos en bruto, y producto de los descuentos, en mano les quedaban cerca de $8 millones por mes. En el transcurso de ese día ningún bloque que compone el Senado se opuso a esta cuestión. Desde los senadores de Unión por la Patria (tienen mayoría), junto con los radicales, los del PRO, los de Cambio Federal y de La Libertad Avanza hicieron silencio y la suba de sus dietas parecía que se iba a concretar. Esto mostró una vez más la naturaleza de la Cámara más conservadora del congreso, donde la grieta de los partidos tradicionales se cierra cuando los privilegios de estos personajes entran en discusión.

Lejos de la realidad de cualquier paritaria, el sueldo de los senadores en principio hubiese quedado un 112% arriba de la inflación, y en los últimos nueve meses acumulaban un aumento del 310,5% en sus salarios. Números irrisorios cuando la respuesta para todos los trabajadores por parte de nación y de las provincias es la de no hay plata.

El malestar generado por la situación crítica que afecta a la mayoría hizo que este obsceno incremento quede en suspenso, por lo menos hasta el jueves, cuando se realice una sesión especial para tratar este tema. Esta situación marca otro golpe al oficialismo libertario, abriéndose un nuevo capítulo en los enfrentamientos entre Milei y Villarruel, una interna en la estructura del gobierno, que luego de más de 8 meses de gestión no pueden cerrar.

Por un lado, luego de la masiva repercusión que tuvo este hecho, Javier Milei, publicó un posteo en X, saliendo de manera oportunista a rechazar el aumento para los senadores, tratándose de despegar de esta situación. El tenor de esta crisis hace que el presidente salga rápidamente a expresarse y sostener discursivamente su repudio, esto lo hace a tal punto que luego de una reunión con su gabinete, realizada esta mañana, expresó: “Que tomen conciencia de la Argentina que estamos atravesando y que se terminó el privilegio para ellos, y para todos los que viven del trabajo ajeno”. A pesar de esas palabras la realidad marca otra cosa. En un principio los senadores de su bloque, hasta que no se vieron afectados por la repercusión del caso hicieron silencio y dejaron pasar el aumento. Pero el cinismo del presidente, que dice conocer el sufrimiento de los trabajadores, es mucho mayor, ya que los senadores fueron los ejecutores necesarios para la puesta en marcha de una de las leyes más nefastas del programa libertario, como lo es la Ley Bases, y en esa ocasión fueron felicitados por el presidente. Además, es el mismo presidente que gasta fortunas cada semana en viajes al exterior a todo tipo de eventos privados, pagados “con la tuya”. Y todo en el marco de los números de la pobreza, la caída de los salarios, la retracción en el consumo y todas las consecuencias trasladadas por la recesión en la que arrastraron a todos los trabajadores tienen relación directa con las medidas de este gobierno.

Por el lado de Victoria Villarruel, desde un primer momento, se desentendió de esto, aclarando que ella solo autoriza las paritarias de los trabajadores de la Cámara y no tiene incidencia con el destino de los incrementos que benefician a los legisladores de la Cámara que ella preside.

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El terremoto fue tan grande que obligó a los jefes de todos los bloques del Senado a que se pongan de acuerdo para frenar el incremento de sus dietas. Esto hizo que la vicepresidenta llame a una sesión especial, donde se sancionaría el desenganche de sus sueldos con la paritaria de los trabajadores del Congreso. Claro está que no se conoce cual sería el nuevo mecanismo que establecerían para subirse sus salarios en un futuro.

El congreso regaló otro episodio despreciable de su funcionamiento en medio de un contexto complicadísimo para las mayorías. Además, el Senado durante esta semana seguirá con la lupa encima, ya que se comenzarían a discutir; el aumento de las jubilaciones, aprobado en junio por diputados, el cual el oficialismo lo quiere frenar; también entraría en cuestión la presidencia de la Comisión Bicameral de Inteligencia, órgano relacionado con la nueva SIDE; y por último la Cámara Alta tendría la audiencia pública del juez federal, Luis Lijo, quien se postula para la Corte Suprema de Justicia.

Es fundamental ponerle un freno al comportamiento del parlamento, mientras que más de la mitad de la población se encuentra por debajo de la línea de la pobreza, los senadores se las ingenian para mantener sus privilegios. Mirando el escenario actual solo la izquierda presenta un programa que ataca estos comportamientos. Desde el MST en el FIT-U proponemos una batería de medidas para terminar con esta lógica de enriquecimiento en la política. Tanto los diputados, como los senadores y cualquier funcionario tienen que cobrar como una directora de escuela, entendiendo que esta última cobre un salario equivalente a la canasta básica. Además, quienes ocupen una posición en el gobierno tienen que estar obligados a utilizar todos los servicios públicos, como lo son la salud, la educación y el transporte. También los mandatos tienen que ser revocables, quien no cumpla correctamente con sus funciones se tiene que ir. Sólo de esta forma es posible terminar con los privilegios y que quienes tengan funciones políticas, gobiernen a favor de los intereses de las mayorías trabajadoras.

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