Hasta la fecha son 15 las víctimas del asilo de ancianos que depende de la Fundación Hogar San Luis Gonzaga en Monte Comán, localidad del departamento de San Rafael, en el sur de la provincia de Mendoza. Se afirma que al menos 13 personas murieron directamente por Covid durante el mes de junio. Los residentes y trabajadores del lugar no fueron vacunados, pese a que el establecimiento ya contaba con dosis a su disposición desde hace 5 meses. Sus autoridades se justificaron diciendo que necesitaban una autorización firmada por los familiares de los abuelos para aplicar la vacuna. Se denuncia además falta de atención médica y que los fallecidos nunca fueron trasladados a un hospital. En el lugar aún quedan 11 personas de las cuales 5 se encuentran recuperadas, otras 5 con sintomatología leve y dos con oxígeno.
El dueño de la institución es Fernando Yañez, quien había sido sacerdote pero la Iglesia redujo al estado laical por desobediencia al clero. Además, trabajaba para la DINAF y estaba a cargo de menores judicializados, hasta que la institución lo denunció 2014 de abusar de dos jóvenes. Sin embargo, fue absuelto de esta denuncia. El exsacerdote ahora podría ser imputado por homicidio simple con dolo eventual con una pena que va de los 8 a los 25 años.
Por otro lado, semanas atrás salió a la luz la existencia de un vacunatorio clandestino también en San Rafael. Los responsables son un matrimonio dueño de 3 geriátricos, Hugo Oscar Ochoa y Teresa Chaine, y el médico Rubén López. La causa aún está siendo investigada.
El Ministerio de Salud es responsable tercerizar la vacunación contra el Covid en geriátricos a las mismas instituciones. En comunicados oficiales el Ministerio declaraba que todos los hogares para ancianos del sur de la provincia se encontraban inmunizados. Sin embargo parece que no se aplica ningún tipo de control sobre estos establecimientos.
Para evitar tragedias como lo ocurrida en Monte Comán necesitamos poner el plan de vacunación bajo el control social de los trabajadores de salud y los usuarios. Para terminar con la pandemia necesitamos un sistema único de salud que destine todos los recursos disponibles a combatir el Covid-19.
Mauro Sosa