El Rincón es un barrio bastante nuevo, se ha ido poblando en los últimos años y, como otros del distrito de La Plata, carece de infraestructura y servicios elementales. Los vecinos vienen reclamando desde hace más de 6 años la construcción de un centro de salud y de un jardín maternal, en los únicos terrenos públicos disponibles que quedan. Incluso el Concejo Deliberante sancionó un proyecto de ordenanza para la construcción de la salita en agosto del 2020, obviamente no concretado.
Días atrás, al ver que dichos terrenos se alambraban, los vecinos interpelaron al delegado municipal, teniendo como respuesta que habían sido cedidos a Cáritas por la Municipalidad. Así, de hecho, entregar un bien público a una entidad privada de carácter religioso. Sin que medie ninguna elemental consulta a los vecinos y vecinas, ni ordenanza municipal, máxime cuando las necesidades están expresadas en la salita y el jardín como vienen reclamando.
Charlamos con Victoria, una vecina, que nos dijo: “Consideramos la sala y el jardín esenciales para un barrio que tuvo un crecimiento exponencial en los últimos años. Serían funcionales para todos, no solo para los que predican un culto. El espacio es fiscal, del Estado, es de todos los ciudadanos. La sala de primeros auxilios más cercana está a cincuenta cuadras. Ellos (la Iglesia) poseen en el barrio una Capilla, un terreno de casi una hectárea en la entrada, dos manzanas dentro del barrio donde funciona un convento y a una cuadra del terreno que quieren ocupar tienen una casa con amplio terreno donde viven unas monjas.”
Se presentó el reclamo en la Defensoría del Pueblo (expediente 82810/21) y se convocó a una concentración para el domingo 13 en el predio, como primeras medidas para evitar la usurpación de lo público para intereses particulares y no los de la comunidad.
Es inevitable una reflexión: la relación entre la casta política y las iglesias es de interés mutuo, el de obtener privilegios, usar los recursos y bienes públicos en beneficio propio a costa de las necesidades de las grandes mayorías. Por eso se defienden e intercambian figuritas. Es urgente eliminar las leyes que otorgan subsidios y eximen de impuestos en sus propiedades a las iglesias, y usar ese dinero en infraestructura y servicios en los barrios. Es necesario separar las iglesias del Estado.
Guillermo García