Por medio de un Decreto de Necesidad y Urgencia, Milei le otorgó 100 mil millones de pesos más al presupuesto de la nueva Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Según la reglamentación contenida en el decreto, la partida de estos fondos es de carácter reservado, por lo que no se conocerá el destino, ni el uso que tendrá este dinero.
En la madrugada de este 23 de julio, el Boletín Oficial dio a conocer el contenido del DNU 656/2024, el cual le otorga la exorbitante suma de $ 100 mil mill de pesos a la nueva SIDE para llevar adelante su reciente reestructuración, un movimiento obsceno de dinero entendiendo las consecuencias que la recesión viene generándole a la mayoría de los trabajadores.
La asignación de estos fondos fue acompañada por la firma del presidente, Javier Milei, la canciller Diana Mondino y los ministros Luis Petri (Defensa), Luis Caputo (Economía), Mariano Cúneo Libarona (Justicia), Patricia Bullrich (Seguridad), Mario Russo (Salud), Sandra Pettovello (Capital humano) y Federico Sturzenegger (Desregulación y Transformación del Estado).
De acuerdo al contenido del decreto, se procedió a la disolución de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para la posterior creación del nuevo rector del “Sistema de Inteligencia Nacional (SIN)”, lugar que ocupa la actual SIDE. Esta abultada partida presupuestaria responde a: “…solventar, inicialmente, las acciones para la reorganización del Sistema de Inteligencia Nacional y el adecuado funcionamiento de los referidos organismos desconcentrados que lo integran”.
“Establécese el carácter reservado de los fondos previstos en el artículo 1° de la presente medida en los términos del artículo 38 bis de la Ley N° 25.520 y sus modificatorias”. Como lo muestra el segundo artículo del decreto, al ser de carácter reservado no se conocerá el destino de estos fondos, ni habrá ningún tipo de rendición de cuenta. Cuestión que queda argumentada en los considerandos del DNU de la siguiente manera: “en atención a la naturaleza del destino de los fondos asignados y que su publicidad afectaría el normal desarrollo de las tareas de los órganos que integran el citado sistema, corresponde establecer su carácter reservado”.
En medio de un duro ajuste en sectores sensibles del presupuesto, como lo son salud y educación, y al mismo tiempo que Milei vive aclarándole al mercado que está realizando el ajuste más grande de la historia, la nueva SIDE, a cargo de Sergio Neiffert recibió esta exuberante partida presupuestaria. Según los números conocidos, este organismo contaba con una partida inicial de $ 36.241 millones. Ahora, a esto se le agregan los cien mil millones de pesos para gastos reservados, haciendo que este tipo de ítem tenga un aumento en su presupuesto del 391%.
Además de las internas que rodean el sistema de inteligencia del país, relacionadas con los manejos del asesor estrella de Milei, Santiago Caputo, este intento de fortalecimiento del aparato de inteligencia también responde a la profundización de un régimen mucho más autoritario al que apuesta poner en marcha esta gestión. Con tensiones internas y cuestiones financieras a las que el gobierno no le encuentra resolución, este movimiento presupuestario busca aceitar otro elemento de respuesta represiva con el objetivo de aplacar el descontento creciente producto del ajuste aplicado.
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Sumado a lo anterior, esta nueva reestructuración en los servicios está plagada de nombres que retoman sus trabajos en los sótanos de la democracia, como es el caso de Juan Bautista “Tata” Yofre, funcionario de la inteligencia del menemismo y un abanderado del negacionismo de la actual gestión. Una demostración del carácter de estos organismos, únicamente dispuestos a responder a las necesidades del poder político de turno y atacar a los reclamos populares.
Junto a estos nombramientos y las reestructuraciones, estas últimas modificaciones en la Ley de Inteligencia también van en dirección de atacar a los derechos y libertades democráticas más básicas de este régimen. Por ejemplo, uno de los últimos cambios permite que se pueda realizar contrainteligencia por opinión política, adhesión o pertenencia a organizaciones partidarias, sociales o sindicales.
Ningún gobierno desde la vuelta de la democracia ha solucionado los vicios que traen estos tipos de aparatos. Por las disposiciones que viene mostrando este gobierno, estos cambios se realizan en función de la puesta en marcha de un régimen con una respuesta represiva mucho más acelerada, es por esto que se vuelve urgente la lucha por la disolución de todo tipo de servicio de inteligencia junto a todo organismo que componga el aparato de represión estatal.