viernes, 19 abril 2024 - 06:14

Dólar descontrolado. Las razones de la suba

Luego de varios meses en que el dólar blue estuvo bastante planchado, en las últimas semanas comenzó una escalada que parece no tener fin. Y en los últimos días pasó largamente la temida barrera de los $ 200. El gobierno trata de minimizarlo y la oposición saca rédito preelectoral augurando una segura devaluación del oficial. Abordamos aquí algunas de las razones de fondo para esta escalada.

En poco menos de dos años de gobierno de Alberto Fernández la suba del dólar blue superó el 213%, de $ 66 a $ 207 del jueves 11 de noviembre. Mucho más de lo que había aumentado en es mismo tiempo bajo los gobiernos de Cristina o Macri. La oposición de JxC utiliza este recalentamiento del dólar en las últimas semanas y días para instalar que la economía ya está fuera de control, que se viene una segura devaluación y que la única garantía de estabilización es votarlos a ellos. El gobierno por su parte si bien está genuinamente preocupado trata de minimizar el hecho, diciendo que se debe a un recalentamiento preelectoral que siempre sucede, que el mercado del blue es marginal, etc. Ambas partes dicen verdades a medias y por lo tanto mentiras completas, como reza el refrán.

Lo cierto es que el dólar que durante más de 6 meses del 2021 estuvo calmo, con una suba promedio del 16-17% frente a una inflación que supera el 37%, en los últimos 30 días y en particular esta semana previa a las elecciones pegó un salto cualitativo, generando todo tipo de incertidumbres y de especulaciones que lógicamente recalientan la inflación en perjuicio del pueblo.

Los distintos dólares y su significado

Si bien en nuestro país desde hace años subsisten muchos tipos de dólares (oficial minorista y mayorista, turista, financieros, blue o libre), la discusión se ha centrado casi exclusivamente en el dólar blue por ser este el que se comercializa en forma no legal pero libre y el que, según algunos, refleja mejor las expectativas reales de precio del dólar, aunque claramente también refleja especulación, desconfianza política, incertidumbre preelectoral, etc.

Es verdad que el grueso del volumen de la economía argentina se maneja por lo que se denomina dólar oficial, que ronda los $ 100 y que está planchado desde hace meses. Su precio es fuertemente manejado por el gobierno. Esto es así porque todas las exportaciones e importaciones legales en el país se realizan bajo esta cotización y en volumen representa más del 90%. Esta es la razón que esgrime Alberto Fernández cuando dice que la suba del blue no debiera impactar en los precios ni potenciar la inflación.

Sin embargo, lo que oculta Alberto es que el valor del dólar oficial no puede ser eternamente controlado mediante maniobras cambiarias oficiales, dado que existe una relación entre su precio y el comportamiento de la economía nacional. Una alta inflación interna con depreciación del peso lleva más temprano que tarde a un desfasaje entre el valor real del dólar frente al peso, por lo que sostenerlo artificialmente atrasado con los recursos que dispone el Estado capitalista del Alberto, por ejemplo en $ 100, se hace imposible sin introducir muchísimas distorsiones en la economía. Es lo que se populariza con el término de “atraso cambiario”, esto es que el dólar está atrasado en su cotización.

Digamos también que este atraso cambiario se ve reflejado en las distintas cotizaciones de los dólares financieros, es decir aquellos valores dólar que reflejan los distintos tipos de bonos que cotizan en la bolsa, ya sea local o del exterior. Bonos de distinto tipo como el MEP o el CCL, dirigidos fundamentalmente a empresas que pueden cambiar pesos y obtener a través de distintos mecanismos de operación en bolsa dólares a futuro. Estos también están traccionando el valor del dólar hacia arriba ya que cotizan entre $ 214 y 216 en estos días.

Finalmente el dólar blue, paralelo, libre o como se lo quiere denominar representa un movimiento que no está registrado formalmente y sobre el que el gobierno tiene pocas herramientas para controlar el precio, en general lo hace a través de la venta de dólares del BCRA para intentar bajarlo o la compra de los mismos si en algún momento necesita sostenerlo.

Su cotización refleja múltiples presiones, algunas pocas reales y la gran mayoría especulativas, lo que no quiere decir que no terminen teniendo influencia neta sobre la economía real como mal dice Fernández. Aclaremos por último que fueron los gobiernos de Cristina primero, luego Macri y ahora Alberto los que al poner “cepos” o trabas al acceso a la compra de dólares – tratar de mantener reservas y así mantener el precio del oficial- los que indujeron una reducción de 5 millones a 1 millón de personas que podían comprar dólar ahorro antes y después de los cepos. Al no poder hacerlo,  muchísimos de estos “ahorristas en dólares” se pasaron al dólar blue como forma de intentar mantener actualizado el valor de sus ahorros frente a una inflación galopante y un rendimiento de los plazos fijos por debajo de la misma. No obstante hay que saber que el precio del blue al final de cada día lo manejan 6 o 7 grandes operadores, que comprando o vendiendo según les convenga suben o bajan la cotización del mismo. Pero el hecho es que al ser millones los que compran, sean U$S 100 o U$S1.000, las expectativas generadas por su cotización son altas.

¿Por qué sí preocupa el aumento del dólar blue y a qué se debe?

Si fuera completamente cierto lo de Alberto que, el mercado del blue  no tiene importancia porque es marginal en su volumen de uno cientos de millones frente a decenas de miles de millones transados con dólar oficial, entonces sí su cotización diaria no tendría impacto en la economía real; pero esto no sucede, como cualquiera sabe. Trataremos de abordar algunas de las razones por las que el valor del blue sí tiene muy preocupado al gabinete de Economía y al presidente.

No abordaremos aquí más que al pasar que hay razones histórico- culturales donde todo el mundo sabe que el único refugio de valor posible para protegerse de la inflación y la devaluación del peso y su poder adquisitivo es ahorrar en dólares. Viene sucediendo desde hace más de 50 años y es un factor independiente de la voluntad de cualquier gobierno de turno, se llame Cristina, Mauricio o Alberto. Solo baste decir que la denominación de los dólares sigue siendo de 1 a 100 mientras que el peso perdió 13 ceros en estos últimos 50 años, dicho de otro modo, hasta el 2001 un peso “valía” un dólar y hoy el dólar está a $ 207 para zanjar cualquier discusión ficticia.

Por otra parte hay que recordar que la nuestra es una economía dependiente, esto es que un gran porcentaje de los productos comercializados aquí tienen un gran componente dólar que puede llegar hasta el 70% y el 90% del producto final. Agreguemos que la mayor parte de las grandes empresas que operan en Argentina son multinacionales que giran sus ganancias en dólar, por lo que la dolarización de la economía es un hecho tanto en la cabeza de la gente común como en la concreta realidad de las empresas que compran materias primas en dólares o giran sus ganancias en esa divisa.

Entonces hay que saber que para el funcionamiento de nuestra economía dependiente debemos contar con reservas líquidas en dólares. Si el país produjera más exportaciones -que traen dólares a la economía- o hubiera una fuerte tendencia a la inversión internacional en nuestro país, el saldo de la balanza comercial sería positivo, esto es entrarían más dólares a las reservas del BCRA que los que saldrían para comprar insumos en el mercado internacional. El valor del dólar oficial sería uno, el dólar paralelo o no existiría o no tendría repercusión como dice Alberto. Pero esto no sucede desde hace casi 100 años, la balanza comercial es deficitaria y la inversión neta extranjera en el país es desde hace décadas muy inferior al 20% que opinan los especialistas que se necesitaría para salir de este círculo vicioso en el que estamos.

Así las cosas, en el país faltan dólares, salvo un pequeño periodo durante el gobierno de Néstor en que hubo superávit financiero, el resto del tiempo lo que se ha ido profundizando es el déficit. O sea que año a año nos faltan dólares para intercambiar mercancías, tan simple como eso.

Durante el gobierno de Menem este déficit se cubrió vendiendo las empresas públicas y pidiendo crédito porque las empresas se vendieron aprecio vil. Desde allí, el déficit se ha cubierto siempre con endeudamiento y con emisión monetaria. En estos últimos  años la emisión monetaria jugó un rol fundamental, eso lógicamente llevó a la depreciación del peso, a su devaluación segura frente al dólar y a la inflación. Por esta razón es que el valor del dólar no se puede fijar arbitrariamente y permanecer estático por mucho tiempo por más que el gobierno lo quiera. El dólar oficial a $ 100 está atrasado como dicen porque hay déficit, porque hay emisión monetaria, inflación interna y esto es una de las cosas que refleja el valor del blue. La famosa brecha entre el oficial y el blue que ya supera el 100% no es más que el descreimiento en que el valor del oficial pueda ser mantenido por mucho tiempo. Pero esto, obviamente son algunas de las razones objetivas del desfasaje y no podemos ser ingenuos en creer que son las únicas que operan sobre el precio del blue como pretenden hacernos creer los economistas del régimen, generalmente cercanos a los Macri, Espert o Milei.

Existen muchísimas otras razones especulativas que hacen que el blue aumente a veces sin una lógica económica directa o real. Ya mencionamos que son 6 o 7 operadores los que manejan su cotización diaria. Estos cuando ven que las reservas del BCRA están débiles como sucede actualmente salen a comprar a sabiendas que el gobierno no puede salir a vender todo lo necesario para frenar el precio y por ende su cotización sube. El valor del blue impacta en el inconsciente colectivo, genera inseguridad, los comerciantes aun los pequeños aumentan los precios para cubrirse, los grandes hacen lobby para que el gobierno devalúe el oficial, la inflación se espiraliza, el gobierno trata de correr de atrás vendiendo dólares y quedándose cada vez con menos reservas y mayor debilidad. Y como crónica de una muerte anunciada, la depreciación del peso fuerza a una devaluación que implica un nuevo precio del oficial que, ahora más alto, vuelve a beneficiar a las grandes corporaciones exportadoras y multinacionales, unas porque directamente reciben dólares más “caros” y las otras porque pagan costos y salarios en pesos y se llevan dólares. Un negocio redondo para los grandes. En estos momentos preelectorales todas estas fuerzas especulativas están operando a fondo y son las que llevan el blue a $ 207 y quién sabe hasta dónde.

¿Cómo se puede cortar este círculo vicioso?

Está claro que ni Menem con su política de regalar las empresas del Estado, ni Cristina con sus cepos y emisión monetaria, ni Macri con su súper endeudamiento, ni  ahora Fernández han podido a través de los años controlar el desfasaje económico que implica la permanente devaluación del peso, el empobrecimiento general consecuente y el cada vez mayor endeudamiento externo.

La realidad es que este problema no tiene solución bajo el sistema capitalista, siempre la desigualdad en los términos de intercambio hará que los países imperialistas salgan beneficiados, más ricos y acreedores y los países pobres y dependientes cada vez más pobres y endeudados. Pero esto también es una realidad a medias, ya que en todos estos años de dólar cada vez más caro y pueblo cada vez más pobre hubo 2 sectores claramente favorecidos: el imperialismo, sus bancos y organismos de crédito y la burguesía, que a través de diferentes maniobras acumula y fuga dólares mientras nosotros somos cada vez más pobres.

Sí se puede romper este círculo vicioso, pero para ello hay que avanzar con medidas socialistas. El país produce decenas de miles de millones de dólares al año en materias primas, alimentos y muchas mercancías más. El problema es que la inmensa mayoría de esos dólares o bien se quedan en el camino en las cuentas internacionales de la gran burguesía, o ingresan y luego son fugados o utilizados para pagar la deuda externa. Nuestro país y su gente sin duda podría vivir mucho mejor si en primer lugar dejamos de pagar los miles de millones de dólares de deuda que anualmente horadan nuestras reservas y nos hacen vulnerables a los embates especulativos; y por otro lado si se nacionalizara bajo control público la banca y el comercio exterior, lugares donde se fugan y se licúan las millonarias ganancias de las grandes corporaciones. Solo con medidas de este tipo la Argentina podría disponer de los dólares necesarios para fijar el precio del mismo y se acabarían todas estas maniobras especulativas de las que siempre sacan ganancia los mismos: los grandes comerciantes, bancos y corporaciones.

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