El presidente Alberto Fernández estuvo en la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, donde habló de un «sistema de licencias» respecto a las vacunas anti Covid y de la «necesidad de justicia de vacunas«. En medio de la segunda ola y con la falta de vacunas, reconoce las patentes en manos de las farmacéuticas privadas.
La situación sanitaria está cada día peor. El equipo de salud viene alertando hace días sobre el peligro de colapso del sistema de salud. Números récord en contagios y muertes. Jóvenes, niños y niñas internadas en terapia intensiva. Instalación de un «Hospital Campaña» con módulos hospitalarios pertenecientes al ejército en La Matanza. Son las imágenes que se ven en esta segunda ola que se encuentra con un personal de salud agotado, falta de presupuesto de emergencia y sin un plan de vacunación masivo.
En este contexto, el presidente participó de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno Andorra 2020. Su discurso estuvo atravesado por la discusión de la falta de vacunas y sus patentes. Pidió generar un acuerdo entre los países junto con la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial de Comercio «a fin de trabajar en un sistema que, reconociendo las patentes, promueva activamente un sistema efectivo de concesión de licencias que garantice la oferta global de vacunas». Planteó «la falta de distribución equitativa de las vacunas» y se refirió al Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax) de la OMS, «aunque es valiosa, es insuficiente».
Alberto omite algo que planteamos desde la izquierda y es que reconoce el derecho de propiedad de las vacunas por parte de los laboratorios avalando las patentes.
Lo que hace falta
La situación sanitaria regional es una de las más críticas a nivel global. La apertura económica, el poco testeo y la escasa vacunación nos llevaron a este pico de contagios que parece incontrolable.
Desde la izquierda, en diversas oportunidades fuimos claros frente a las medidas que hacen falta y que, en muchos casos, el Frente de Todos nos dijo «no se puede».
Frente a la segunda ola, es fundamental el cierre preventivo de las actividades no esenciales para frenar la circulación del virus, acompañando de medidas sociales, como un IFE de 50 mil pesos. En ese sentido, el testeo masivo para detectar y atacar los focos de contagios es clave. Estas medidas no tienen que ser solo para «ganar tiempo» y tirar la pelota para más adelante como se hizo durante el 2020, sino que tienen que ser el complemento de la vacunación masiva. Empezando por el equipo de salud y demás personal esencial y personas de riesgo; medida que es imposible de tomar si no ocurren cambios drásticos en la distribución de las vacunas.
La «falta de distribución equitativa» de la que habla Alberto Fernández se debe a que la producción está en manos del empresariado farmacéutico que tienen el manejo exclusivo de las patentes. Por eso, la medida a tomar para garantizar las vacunas para la población es la liberación total de las patentes, como lo propone el proyecto de ley presentado en el Congreso por el FIT-UNIDAD (ver aquí) y que sigue cajoneado por el Frente de Todos.
Cele Fierro, referente nacional de este espacio, explicó recientemente en C5N las medidas a tomar. (ver aquí)
En Argentina actualmente se están produciendo vacunas, sin embargo no quedan para la población del país ni Latinoamérica. La situación de emergencia necesita medidas drásticas a tomar. La expropiación de los laboratorios para garantizar un control estatal con planificación social de las vacunas que se producen en el país, es parte esencial de las medidas necesarias a tomar para atacar con fuerza a la pandemia.
Alberto Fernández mucho habla, mucho solicita a los empresarios. Hasta reconoce que hacen falta medidas más duras, pero poco actúa. Las conferencias y videollamadas no dan solución al problema real de la segunda ola. En esta cumbre, una vez más, quedó demostrado que no es mucho más que doble discurso. No puede haber medias tintas. Si no se liberan las patentes, no habrá vacunas para todxs.