lunes, 2 diciembre 2024 - 19:47

Causa vialidad. Rechazamos la condena a CFK de la Justicia cómplice al poder de turno

Este miércoles, los jueces Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Diego Barroetaveña de la Cámara de Casación confirmaron el fallo condenatorio contra la expresidenta.

Una definición anunciada

La decisión de los jueces condena a Cristina a 6 años de prisión y la inhabilitación permanente para ocupar cargos públicos. Además, el fallo sostiene las penas a seis años de prisión al exsecretario de Obras Públicas, José López; el ex titular de Vialidad Nacional, Nelson Periotti y a Lázaro Báez. También las condenas a Juan Carlos Villafañe a 5 años y Raúl Pavesi a 4 años y 6 meses de prisión, a José Santibáñez a 4 años y Raúl Daruich a 3 años de prisión, todos exfuncionarios de Vialidad.

Por otra parte dicta la absolución del exministro de Planificación Federal, Julio De Vido y las absoluciones de Abel Fatala y Héctor René Garro.

El fallo por malversación de fondos de obra pública en Santa Cruz fue festejado por el presidente Milei en sus redes, declarando que “hoy podemos afirmar sin ninguna duda que Cristina Fernández de Kirchner es culpable de actos de corrupción“. El león, a quien le aparecen cuentas en dólares sin explicación, hace gala de la corrupción ajena y festeja un “hueso” para consolidar a su base social.

Nosotros rechazamos categóricamente el fallo de una Justicia que nada tiene de independiente, y que en este caso posa su lupa sobre los hechos de corrupción que rodean a Cristina Fernández de Kirchner, mientras mira para otro lado cuando se trata de sectores burgueses de mayor afinidad.

Asimismo la utilización del modelo “ficha limpia” es solo un mecanismo por el cual el poder de turno pretende proscribir a los opositores. Poco creíble que el mismo sistema que habilita a Mauricio Macri -que no tiene nada de limpio- a presentarse como candidato, le invalide la candidatura a otro.

Corrupción sistémica

Del mismo modo que señalamos el nefasto rol de la Justicia, podemos señalar a la corrupción como un hecho inherente a la propia política capitalista y del peronismo en particular. Sin ir muy lejos, en nuestro país no solo se evidencia la corrupción en malversación de fondos por parte del peronismo, podríamos hablar también de los negocios con las cementeras que tiene el PRO hace años en la Capital Federal.

Por fuera de la obra pública, hubo un manto de corrupción impune con el endeudamiento ilegal de Macri y la bicicleta financiera con la que se la fugaron; y también la hay cuando al presidente Milei le aparecen cuentas en dólares sin ninguna explicación o se desespera por privatizar y vender a precio regalado los bienes del Estado a alguno de sus amigos.

No es microscópico ni tampoco un fenómeno cultural, la corrupción es una de las bases de la subsistencia de la casta capitalista, y en todas las fuerzas tradicionales sobran ejemplos de ello.

El partido o la institución judicial

El discurso del peronismo moderno contiene debates acerca de la Justicia encapsulado como “partido judicial” y la utilización del lawfare. En el mismo, recurrentemente, analizan como este “partido” cuida sus privilegios y juega un rol parcial en el juego democrático.

Es innegable la intervención política, direccional y parcial de la Justicia en el fragmentado sistema republicano que poseemos. No puede haber un ápice de confianza en jueces privilegiados que actúan para los amigos de turno.

No obstante, mas que “partido judicial”, deberíamos hablar profundamente de la justicia como institución. Como pilar del sistema democrático burgués, se vende a la sociedad como un faro moral y legal, que actúa imparcialmente, sin ningún interés de por medio. Nada más alejado de la realidad.

Siempre la Justicia fue un órgano de los poderosos, actuando con mayor o menor vehemencia y con mayor o menor intervención sobre los partidos patronales.

Durante los años de gestión peronista, no se avanzó ni medio centímetro en transformar este modelo de régimen judicial, solamente se lo edulcoró cosméticamente, pero en momentos de tensión política, el haber aprovechado las bonanzas de una Justicia afín, también trae sus consecuencias.

Si de verdad queremos Justicia…

Este tipo de fallos, viciados de todo tipo de irregularidades e intereses, lejos de hacer justicia son parte de un burdo show mediático para alimentar la polarización que Milei necesita.

A su vez, reactualiza un debate necesario sobre el rol de la Justicia. En primer lugar, nunca funcionará imparcialmente mientras sea controlada por una casta de jueces que se mantienen de por vida en el poder. Por lo tanto, la elección de jueces y fiscales bajo voto popular es clave, como así también que sus mandatos estén limitados y que sean revocables en caso de no cumplir con sus funciones.

Por otro lado, para investigar los hechos de corrupción que envuelven a CFK, como también a Macri y Milei, es necesario una comisión investigadora independiente, conformada por personalidades intachables, referentes de derechos humanos, intelectuales y otros sectores que no tengan ningún compromiso con el poder político, y con plenos poderes para acceder a todo tipo de archivos, documentos y pruebas en cuestión. Sin avanzar en eso, seguiremos presenciando una injusta “Justicia”.

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