En una noche cargada de tensión, épica y nervios, Lanús volvió a inscribir su nombre en la historia grande del fútbol sudamericano. El Granate se consagró campeón de la Copa Sudamericana 2025 tras derrotar a Atlético Mineiro en una final cerrada, que se definió por penales después de un 0-0 áspero y táctico. Fue un triunfo a pura resistencia, convicción ycoraje.
El partido, disputado en el Defensores del Chaco en Asunción, estuvo colmado. Tuvo un desarrollo trabado, donde las defensas se impusieron a los ataques. Lanús, ordenado y paciente, soportó largos tramos de presión de Atlético Mineiro, que nunca pudo quebrar la estructura sólida del equipo argentino.
La historia empezó a tomar forma en los penales. Allí emergió la figura indiscutida de la noche: Nahuel Losada, el arquero granate, que atajó tres disparos y se convirtió en héroe absoluto. Cada intervención agrandó al equipo y desmoronó anímicamente al conjunto brasileño. El último penal, detenido con una volada memorable ante Vitor Hugo, desató el estallido de todo Lanús: jugadores, cuerpo técnico y miles de hinchas que viajaron para ver un capítulo histórico.
Con el triunfo por 5-4 desde los doce pasos, Lanús conquistó su segunda Sudamericana, doce años después de la primera obtenida en 2013. El logro no es solo deportivo, el club también asegura su clasificación directa a la Copa Libertadores 2026, un salto económico y competitivo fundamental para su futuro.
Esta consagración tiene un sabor especial. En un continente donde los clubes brasileños se reparten la mayoría de los títulos y los presupuestos marcan profundas desigualdades, Lanús volvió a demostrar que la organización, la disciplina táctica y la fortaleza colectiva pueden inclinar la balanza. El equipo argentino no solo venció a un gigante del fútbol brasileño, también rompió una dinámica regional que parecía cada vez más difícil derevertir.
La noche terminó con el trofeo en alto, con lágrimas, abrazos y una certeza: Lanús escribió otra página gloriosa, de esas que quedan grabadas por generaciones.
