Una historia llena de lugares comunes
Ya es un lugar común decir que el 11 de diciembre es el Día del Tango porque se celebra el natalicio -en la misma jornada- de Carlos Gardel y Julio de Caro, dos de las figuras más prominentes de la historia de esta música e ídolos indiscutibles del tango clásico. Y otro lugar común es el señalamiento de que el tango fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2009 por la UNESCO. Más lugar común aún lo representa la afirmación -pocas veces documentada y en extremo difundida y aceptada- de que el tango fue en sus orígenes una música “orillera”, surgida entre los cuchilleros y en los prostíbulos entre “bataclanas” (prostitutas) y “cafiolos” (proxenetas). Mucho se habla de todas estas figuras míticas de un Buenos Aires soñado en la narrativa del joven Borges en sus textos de los años 20 del siglo XX y que sobrevivió a través de la mitología que los propios autores de la música de tango crearon especialmente en los años 40 y 50, cuando ya se habían olvidado esas fábulas y las imágenes cotidianas de la gran metrópoli contrastaban con las del “arrabal amargo”[1] y las “chatas entrando al corralón”[2] que eran un escenario pictórico épico de un relato, continuidad en la literatura y las canciones de los relatos del siglo XIX de José Hernández e Hilario Ascasubi[3] adaptados a la gran aldea poscolonial y a sus usos y costumbres inaugurados cuando, por un lado se derrumbó la cultura rosista en 1852[4] y por otro lado explotó la inmigración europea en 1870 a causa del brutal ascenso capitalista de ese continente que obraba como fenómeno expulsivo de masas obreras y populares que poblaron Estados Unidos, México, Brasil, Colombia, Uruguay, Argentina, etc.
Precisamente de este fenómeno y para desmitificar la leyenda del arrabal tan arraigada en el folklore urbano porteño es que vamos a homenajear al tango desde otro lugar: desde una perspectiva internacionalista, marxista, feminista y sociológica radicalmente distinta, quizás y valga también como homenaje al más grande de los revolucionarios del tango Astor Piazzolla, siguiendo su propia perspectiva: analizar al tango desde su transformación, su subversión, su revolución.
De los orígenes
Lo primero que vamos a decir es que es falso que el tango nació exclusivamente en los arrabales y sobre todo que es fruto de los lupanares[5] y bajofondos, de lúmpenes y cuchilleros, de gauchos urbanizados, especies de Juan Moreyra[6] que dominaron las orillas del primitivo Buenos Aires en 1880. La raíz del tango deviene de un proceso de fusión musical compleja que a la vez fue sedimentando paralelamente una cultura multiétnica hacia fines del siglo XIX de la cual y en el plano sociológico surge también la primitiva clase obrera organizada, sus primeras organizaciones políticas y sindicales (constituidas por socialistas, anarquistas, reformistas, etc.). En sus comienzos el tango era una cierta prolongación de la milonga campera -traída por gauchos y payadores como Gabino Ezeiza- combinada en los barrios de San Telmo, Monserrat, La Boca, Barracas, Nueva Pompeya y Parque Patricios, Barracas al sud (hoy Avellaneda) y Palermo con ritmos afroamericanos como el candombe y la habanera, esta última traída desde el Caribe por los marineros que arribaban al antiguo puerto (erigido donde hoy se encuentran los modernos y coquetos barrios de Catalinas y Puerto Madero). Era música popular pura ya que en general se tocaba “a la parrilla”, o sea sin partituras. Pero ya hacia 1880 estos ritmos combinados recibieron la influencia de las música provenientes de Europa= polca, tarantella, canzonetta, pasodoble, zarzuela, minué, vals, tango andaluz, etc. Sus precursores además de G. Ezeiza contaban entre otros al Mulato Sinoforoso, Ernesto Ponzio, Arturo Hargreaves, Juan Filiberto (padre del célebre Juan de Dios) y Rosendo Mendizabal.
En el proceso de expansión urbana el centro político y cultural que estaba entre Monserrat y Retiro se extendió y se fue perdiendo paulatinamente la distinción entre arrabal y ciudad. En ese proceso la música primitiva comienza recibir una influencia creciente de la academia. Hacia 1900 el tango ya era cosa de músicos profesionales muchos de los cuales se formaban en conservatorios musicales y muchos aun lo hacían en las antiguas “academias”, como se denominaban a los locales donde se bailaba el tango primitivo. Por lo tanto, el origen “orillero” está cuestionado. Como lo señala Héctor Benedetti[7], no hay un único punto de partida como si de un Big Bang se tratara sino una sedimentación compleja y dialéctica que llevó a constituir una música sui generis que a la postre igual que el Jazz, el Blues y el Rock se haría internacional. El tango nace internacional, se hace nacional y deviene finalmente internacional.
Otro mito importante es que, relacionado con el anterior, se sindica el origen del tango ligado a las “clase bajas” lo cual es una verdad a medias porque posiblemente haya sido adoptado por la naciente clase media porteña, ligada a los servicios y comercios en una ciudad que ascendía rápidamente de aldea virreinal a metrópoli en los comienzos del siglo XX y más temprano que tarde fue incorporada a los conservatorios de música coexistiendo con la música clásica. Grandes músicos de tango de enorme talento de los primeros tiempos, la Guardia Vieja, se forjaron en el estudio musical y técnico como es el caso de J.C. Cobián, de Juan de Dios Filiberto y el propio Arolas -quizás el más grande transformador del tango de esos tiempos- comenzó tocando “a la parrilla” y luego se formó en la Academia musical. Por eso la convivencia de música clásica y tango en los años 10 y 20 del siglo XX indican que a muy poco de surgir el tango fue adoptado por la propia burguesía vernácula y en los años 20 y 30 fue adoptado masivamente por la poderosa clase obrera de Buenos Aires que era en ese momento esencialmente euro-descendiente o directamente europea.
De Buenos Aires al mundo
Los años de la Guardia Vieja entre 1895 y 1920 produjeron en el tango un despliegue inédito de creatividad y producción musical como sólo había ocurrido entonces en América con el jazz en EEUU. En los artículos de PDI sobre el día del tango de 2020, 2021, 2023[8] se remarca con fuerza la identidad y similitudes entre el jazz y el tango, similitud que Astor Piazzolla entendió a la perfección llevando la fusión de estas músicas a un plano sinfónico más elevado en los años 70, porque esta semejanza permite justamente al tango tener el vuelo internacional que tuvo y tiene actualmente. Fue esta capacidad que ya denota precozmente el tango la que dio la proyección internacional que se inauguró a comienzos del siglo XX. Ya en 1908 Samuel Castriota (autor de Mi noche triste que hizo popular Gardel) migró a París y luego siguieron Francisco Canaro, Osvaldo Fresedo, Eduardo Arolas y el propio Carlos Gardel (estos dos últimos de sangre francesa: Arolas de descendencia y Gardel de nacimiento) entre una multitud de músicos, decenas de ellos, que se instalaron en la ciudad-luz entre 1910 y 1930. De este periodo surgieron todos los temas de corte francés del tango: Madame Ivonne, Griseta, Araca París, Francesita, Anclao en París, Noches de Montmartre,etc. El furor parisino por el tango fue acompañado de un éxito mundial que se reflejó muy pronto en Hollywood y que convirtió a Rodolfo Valentino, el actor italo-norteamericano, en una figura icónica del baile de tango en una de sus películas y luego llevó al éxito a Gardel quien filmó 4 películas en la empresa Paramount que quedaron grabadas en la historia.
La temprana fama mundial del tango hizo que esta música se hiciera masiva en Argentina. En la denominada “época de oro” de 1940 a 1955 hubo más de 200 orquestas típicas y algunas de ellas realizaron giras latinoamericanas y mundiales. En la posguerra el tango fue adoptado masivamente en Japón. Ya lo había sido en Colombia en los años 30, luego de la muerte de Gardel en Medellín. Sin duda esto, sumado al uso del tango en muchos filmes emblemáticos (El último tango en París, Perfume de mujer, etc.) de éxito internacional fue lo que facilitó la declaración en 2009 por parte de la UNESCO.
No hay tango sin transformación
En la historia del tango hubo una polémica intensa alrededor de un aspecto central en los años 40: ¿El tango debe o no cambiar? Algo que en otros géneros musicales sonaría ridículo aquí en Argentina llegó a ser la discusión fundamental. ¿Quién acaso dudaría de que cambiara el jazz, el rock, el blues y hasta la música pop melódica? Pero como bien dijo Piazzolla: “En Argentina se puede cambiar todo: cambiar de presidente, de partido político, de religión, etc., pero no se puede cambiar el tango”. Piazzolla se quejaba con razón de este conservadurismo tremendo que había impregnado a la música porteña en los años 40 y 50 y que llevó justamente a la decadencia al tango en 1960 pasando de ser una música de masas a un género destinado a una elite, a un sector limitado a ciertos grupos etarios, lejos de la juventud y de la clase trabajadora. Si bien en 1983 con la caída de la dictadura el tango comenzó a renovarse y a reverdecer nunca logró -hasta hoy- recuperar la masividad y popularidad que gozaba en la década de 1940. Esta situación deja una profunda lección: ninguna música puede estancarse aun las más populares y masivas. Las modas pasan. La gente -consciente o inconscientemente- busca novedades musicales y las juventudes se renuevan, generación tras generación; lo que ayer era novedoso y reflejaba un tiempo y una época hoy no lo refleja y por tanto debe modernizarse, adaptarse a los nuevos fenómenos sociales y culturales, aggiornarse.
Pero para ser fiel a la verdad tenemos que decir que esto no fue siempre así. El tango siempre cambió. Tuvo una vitalidad enorme y esos cambios fueron progresivos y radicales tanto en los estilos, las técnicas musicales aplicadas, la estética y la poética tanto de la música en sí como de las letras de las canciones. El prototango devino por el fenómeno de la profesionalización y la extensión urbana del género en la Vieja Guardia (ver Un escenario de duros combates artísticos, políticos y culturales la metamorfosis del tango en 11D. Día nacional del Tango en PDI 11/12/2021) . La Nueva Guardia con personajes como J. de Caro, Vardaro, Fresedo, Canaro, Maffia, Laurenz, Francisco Pugliese (hermano de Osvaldo) y el propio Gardel (que inició su carrera en la Vieja Guardia) representó la primera gran renovación de estilos, ritmos y técnicas musicales con un sonido más acorde al Bs. As. de los nuevos tiempos. La mal denominada “Edad de oro” entre 1940/55 se destacó por la enorme masividad del género en el área metropolitana y en todo el país con la difusión intensa y constante en la radios, luego en la TV (desde 1951) y sobre todo con el fenómeno de los bailes de carnaval en las que miles y miles de hombres y mujeres jóvenes se volcaron masivamente a bailar en clubes deportivos, sociedades de fomento y otros escenarios (plazas, corsos, etc.). El tango se hizo más bailable, más rítmico y atrapó a toda la juventud. Sus protagonistas: Troilo, Pugliese, Basso, Caló, Tanturi, Clausi, Piana, Salgán, Maderna, etc.
Entre 1960 y 1983 una vanguardia de resistencia genera un tango moderno y técnicamente perfecto que aunque no llega a la juventud es objeto de culto y reconocimiento en Latinoamérica. Lo sustentaron Baffa, Berlingieri, Salgán-De Lío, Julián Plaza, el Sexteto mayor (Stazo-Libertella) y el Sexteto Tango (Plaza), el Cuarteto Colangelo, Osvaldo Piro, Ruben Juarez, etc. La dictadura se ensaña con el tango renovador y eleva como prototipo tanguero el programa de TV Grandes Valores del Tango con Silvio Soldán representando un modelo de tango cristalizado, osificado que aunque tiene gran rating no llega a las masas juveniles completamente volcadas al rock nacional y mundial, el pop y la música disco, también a cumbias y cuartetos. En este periodo transcurre la revolución piazzolliana[9].
El tango resurge en 1983 pero se aunque goza de un poco más de popularidad entre 1983 y la actualidad, se genera el fenómeno del tango for export (también denominado tango-disney): un tango edulcorado y coreográfico de puro corte comercial destinado al turismo. No obstante grandes talentos como Raúl Garello, Daniel Binelli, Néstor Marconi, Emilio Balcarce sembraron un camino de reconstrucción muy valorable. Entre 2000 y 2020 nace un nuevo tango, el tango contemporáneo (a falta de mejor nombre) con orquestas, grupos y bandas que incorporan jazz y rock y todo tipo de instrumentos no tradicionales con una gran diversidad de estilos y formas desde tango clásico remixado hasta formas de tango-rock o tango electrónico. Entre sus protagonistas figuran Julián Peralta de Astillero, la Orquesta Típica Fernández Fierro, Ciudad Baigón, Orquesta Típica Di Pasquale, entre decenas y decenas de formaciones, todas de gran calidad. Estos grupos recorren locales, teatros independientes y otros escenarios más de vanguardia o underground pero se han hecho muy numerosos igual que su público fiel.
El tango en el mundo hoy
El tango nació internacional al resultar de la fusión de músicas vernáculas y géneros musicales extranjeros muy diversos. Tuvo su etapa de crecimiento y consolidación nacional hasta los años 80 del siglo XX y volvió con el espectáculo Tango Argentino[10] al escenario mundial a partir de 1983. Hoy existen grupos y orquesta de tango en multitud de países en los 5 continentes. En Brasil, Alemania, Finlandia, Italia, España y desde luego Japón donde se instaló como parte las músicas preferidas de los nipones ya desde 1948. En esos y otros países las formaciones musicales practican desde tango clásico hasta Piazzolla pero también unas formas de tango que difieren de la Argentina. Como el rock nacional difiere del anglo-sajón también los tangos en Europa y Estados Unidos difiere algo del nuestro, del origen. Es un fenómeno promisorio. Esperemos que esta difusión mundial genere un nuevo ciclo progresivo en el tango como lo fue en 1910 y 1920 el ciclo parisino y se fortalezca nuestro tango contemporáneo para que siga vigente la epopeya. Dependerá de los músicos y del juicio del público. El tango fue, es y será internacional.
[1] Arrabal amargo es un tango de Gardel y Lepera.
[2] Frases del tango Barrio de tango de Troilo y Homero Manzi.
[3] José Hernandez autor del Martin Fierro e Hilario Ascasubi de Santos Vega obras emblemáticas de la literatura gauchesca del siglo XIX.
[4] Juan Manuel de Rosas, gobernador de Bs As y tirano, oligarca terrateniente pro-británico, fue derrocado por una guerra civil dirigida, entre otros, por Urquiza que culminó en la batalla de Caseros en 1852.
[5] Se denominaba lupanar a los prostíbulos.
[6] Juan Moreyra personaje central de la novela de Eduardo Gutierrez publicada en 1889.
[7] Héctor Benedetti. Nueva historia del tango. Bs. As. Siglo XXI editores. 2015
[8] Se refiere a los artículos de PDI https://bit.ly/3D5HpyO, https://bit.ly/3Vuppo2 y https://bit.ly/49wk6uj.
[9] Ver PDI https://periodismodeizquierda.com/aniversarios-cien-anos-con-piazzolla/
[10] Tango Argentino es un espectáculo coreográfico-musical de tango, creado y dirigido por Claudio Segovia y Héctor Orezzoli, con asesoramiento de Juan Carlos Copes, y coreografía diseñada por los propios bailarines que integraron los elencos. Fue estrenado en 1983 en París y en 1985 en Broadway (Nueva York), alcanzando un enorme éxito de alcance mundial, manteniéndose en cartel por más de una década. Se le atribuye una influencia decisiva en el renacimiento mundial del tango, como danza y como género musical. (Wikipedia).