jueves, 21 noviembre 2024 - 16:20

Opiniones sobre el fin del mundo. Roscas indefinidas, inestabilidad en las alturas y ¿un nuevo ciclo de luchas?

Opiniones sobre el fin del mundo es una columna que busca dar cuenta de lo que reflejan algunas de las notas de opinión dominicales de los medios masivos de comunicación y otras nuevas plataformas. Obviamente, por el medio donde se publica esta pieza, busca entender la realidad y a la vez proponer ideas para transformarla mediante políticas socialistas.

Otro domingo donde parece que la realidad política de nuestro país transcurre en un loop. Los temas no cambian, persisten, pero esta semana se van a dar definiciones claves y lo que sí ocurre son transformaciones al interior del accionar de personajes centrales del gobierno y la “oposición”. El veto a la nueva fórmula de las jubilaciones ocupará la cartelera central. En el Congreso, particularmente en la Cámara de Diputados, las negociaciones no cesan y, a raíz de esta discusión, se entremezclan otros puntos como el presupuesto universitario y uno en donde Milei pareciera estar empeñado a negociar con la casta que tanto odia para que salga: la aprobación del pliego de Ariel Lijo para que se transforme en juez de la Corte Suprema.

No sólo que el presidente busca que salga lo señalado, sino que para lograr ese resultado también se inmiscuye en el barro que antes decía odiar, la rosca política. Eduardo Van Der Kooy, al inicio de su Panorama Político, define este hecho como un signo de debilidad del oficialismo. Define: “Desde que sufrió una sucesión de traspiés parlamentarios (fondos reservados para la SIDE, compensación jubilatoria y Comisión Bicameral de Inteligencia), Javier Milei ha debido incorporarse a una escena pública que le sienta incómoda. Esa que, en los últimos días, por ejemplo, lo encontró departiendo con diputados propios y colaboracionistas del PRO. Un encuentro y una fotografía denostados por su principal asesor, Santiago Caputo. “Un tiro en los pies”, lo calificó el joven prestidigitador de las redes”[i].

Además, el columnista, luego de enumerar una serie de maniobras que utilizó el presidente para volver a enfrentar a la “casta” y retomar la iniciativa en esta semana, agrega: “El Gobierno se enfrenta a dos amenazas que exceden a “la casta”. La postura intransigente contra los jubilados, en defensa del equilibrio fiscal, acarreará, antes o después, un costo político y social. El líder libertario lo advirtió en abril cuando fue sorprendido por una marcha multitudinaria, repleta de votantes suyos, en defensa de la educación pública y los fondos universitarios. Permitió sin interferencias la catarsis y recompuso el rumbo”.

Estas consideraciones resaltadas se suman a una mutación de la fuerza de Milei. Una mutación que para los que la vimos con anterioridad, obviamente no es tal. La casta ya no es ajena. El propio Joaquín Morales Solá, en La Nación, expone al hacer una radiografía de los legisladores de La Libertad Avanza: “Son novatos que ni siquiera saben por qué luchan. Los únicos dos legisladores que demostraron cierta vocación política, el senador Francisco Paoltroni y el diputado Oscar Zago, terminaron expulsados del bloque y del cargo que tenían. Paoltroni, primer candidato a presidente provisional del Senado, segundo en la línea de sucesión presidencial, fue desplazado a último momento para poner en su lugar a un mileísta más disciplinado, Bartolomé Abdala. Resulta que Abdala acaba de aceptar que tiene presuntos asesores que solo le sirven para su campaña a gobernador de San Luis y que esos asesores le cuestan al Estado cerca de 25 millones de pesos mensuales. El Estado como filántropo de los ambiciosos”[ii].

¿Nuevos socios?

Mientras lo dicho transcurre, el gobierno también se esfuerza para no perder su postura. Debe festejar, por el momento, la paciencia de la CGT y la mayoría de la dirección del peronismo, sobre todo en la calle, para poder seguir alzando las banderas de una gestión que significa un crimen social de magnitud.

La paciencia de los mencionados no es todo, porque es paciencia activa. El peronismo, en este tiempo, está definiendo no sólo cómo ubicarse ante el gobierno sino cómo negociar con él. Martín Rodríguez Yebra en su columna de opinión analiza la nueva aparición de Cristina Fernández de Kirchner a escena y sostiene: “Como en un pacto no escrito, dieron un paso en la configuración de una nueva grieta que los ubica en polos extremos de un sistema político atomizado, donde se difuminan las lealtades partidistas y reina la desorientación. La puesta en escena de una enemistad en apariencia irreductible echa humo, además, sobre las negociaciones culposas entre los libertarios y el kirchnerismo para reconstruir el sistema judicial argentino[iii].

Por eso, al intercambio de la semana entre la ex mandataria y el actual ocupante del sillón de Rivadavia, hay que tomarlo con pinzas. Son movimientos, sostiene la mayoría de los actores, de una negociación para la conformación de la Corte Suprema. Lijo entra en este trato, pero, dicen, al costo de ampliar la institución máxima de la justicia y sumar letrados afines al kirchnerismo. Volviendo a lo publicado por Yebra, citamos lo siguiente: “Cinismo aparte, el plan Lijo se estancó por decisión de Cristina. Ya avisó, por boca del senador Mariano Recalde, que demanda una negociación más amplia. Quiere poner sobre la mesa una ampliación de la Corte (que Milei por ahora no avala), la designación del procurador general y la cobertura de más de 140 juzgados vacantes. Santiago Caputo mantiene la línea abierta con el “enemigo kirchnerista”.

Estas negociaciones, tal vez, parecen incomprobables de ser juzgadas por sólo tener el carácter de meras especulaciones. Habrá que ver qué vota, en el momento del tratamiento del pliego de Lijo, el plantel de legisladores que responde a CFK para entender la profundidad de esta nueva ¿alianza? Yendo a lo concreto, sí se puede afirmar que, en casi nueve meses de gobierno, la ex mandataria sólo se alzó con un documento de 2.800 caracteres contra el gobierno libertario. Algo raro para un referente que defiende la justicia social y más cuando el país se encuentra sumergido en la pobreza, casi el 60% de la población total está en esa condición.

Escenario de lucha: el Congreso

Volvamos al tema central de la semana. La votación en el Congreso, de este miércoles 11, que tratará el veto presidencial a la nueva fórmula de cálculo de las jubilaciones. Sobre esta cuestión, María Cafferata, escribe en Página 12: “La oposición tomó una decisión frente al veto presidencial: el miércoles, en la sesión, será a matar o morir, sin dilaciones ni atajos y, si no se consiguen los dos tercios, que Javier Milei y el PRO paguen el costo político. “Estamos en terapia intensiva”, advierte uno de los principales negociadores opositores que, como gran parte del heterogéneo cosmos opositor que busca blindar el aumento a las jubilaciones, admite que la pelea será voto a voto y que arrancan en desventaja”[iv].

Este panorama complicado para el oficialismo, aunque no hay nada dicho y se sostiene que también podría alcanzar a última hora los votos para sostener el veto, puede conducirlo a un nuevo momento. De ser derrotado, claramente le generará una crisis importante, por eso urge la rosca y Milei se entrometió a título personal en la negociación.

Pero, además de lo que pase en el Congreso, también hay que mirar y con mayor atención lo que ocurra en donde se da la madre de las batallas: la calle. Nuevas declaraciones de algunos dirigentes sindicales dan a entender que se podría abrir un nuevo proceso de luchas. El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán, manifestó: “Tenemos que dejar de ser tan mansos (…) Hay que poner lo que hay que poner, somos actores de poder. Juntémonos, salgamos a pelear, salgamos a decir basta”[v]. Algo distinto, diferente, a lo que venían sosteniendo los popes como Daer. También hay que decirlo, no se tendría que depositar confianza alguna en quienes tardaron tiempo en volver a decir que hay que retomar las calles, pero se podría abrir una nueva oportunidad donde la calle tendrá la densidad necesaria para enfrentar lo urgente: el gobierno de Milei.

Las razones por las que despiertan

Con este gobierno el marxismo parece estar más vivo que nunca. No porque Milei llame “zurdos” o “comunistas” a todo lo que camina alrededor de él y dice ser opositor, sino porque desde las demandas materiales surgen los principales problemas del gobierno. Pero también las respuestas de otros sectores políticos. Desde los cálculos de Macri al querer despegarse de alguna forma de LLA a los dichos recién retratados de algunos sindicalistas, dan cuenta de lo expuesto. ¿Qué ocurre? Lo que todos viven cuando van al supermercado o todos los meses de su vida, el dinero no alcanza para nada ni siquiera para llegar a mitad de mes.

Se puede observar lo que Alejandro Bercovich colocó en su nota de opinión, en donde también aborda la categoría de tecnofeudalismo para explicar los mecanismos por los que crece la fortuna de Galperín, las cuestiones esenciales de la situación económica: “La economía real, mientras tanto, desafía el triunfalismo que pretenden contagiar Caputo y Milei a caballo de la baja del dólar paralelo y la compresión de la brecha con el oficial (…) No hay rebote en “V” ni “pedo de buzo”[vi]. Y argumenta lo sostenido del siguiente modo: “La inflación misma parece volver a empinarse, pese a que el desplome de la actividad y especialmente del consumo la mantienen a raya. La consultora Equilibra midió 1,2% en la primera semana de septiembre, la mayor en cuatro semanas. Otra que releva precios semanalmente, LCG, contabilizó 0,6% de suba de alimentos y bebidas pero aclaró que sin carne ni leche (que bajaron), el número habría sido 1,6%. El gigante Arcor aprovechó para remarcar 9% en galletitas, 15% en mermeladas y 3% en chocolates y golosinas. Todos aumentos por encima del 2% que, en el caso de los salarios, la Secretaría de Trabajo ya avisó que dejará de homologar desde octubre, incluso aunque lo pacten libremente cámaras y sindicatos”[vii].

Teniendo en cuenta estos datos señalados, Leandro Renou, describe en su artículo dominical que esta cuestión genera un epifenómeno, la destrucción total de la clase media y algo propio de la recesión: el miedo a comprar. El periodista económico destaca: “En este marco, los proveedores de alimentos explican que “hay un terror a gastar pocas veces visto”. El asunto es que entre los segmentos bajo, medio bajo y medio se llevan el 80 por ciento del total del consumo nacional, por eso la foto de la calle es diametralmente opuesta a la que vende el gobierno de Milei. Esta semana, en una encuesta que molestó mucho al oficialismo, la consultora Analogías encuestó sobre principales preocupaciones: la primera, con el 47 por ciento, fue el desempleo, la segunda, sólo tres puntos abajo, la inflación. Por eso el discurso de la calle es que mientras el Gobierno dice que la inflación baja, la plata sigue sin alcanzar. La culpa, de la desregulación total de los precios y el intento oficial de planchar los ingresos”[viii].

A todo esto, el gobierno sólo responde con dos expectativas exageradas para poder salir de este cuello de botella. Por un lado, en un plano más alejado en tiempo y espacio, la victoria de Donald Trump en las elecciones de EEUU para renegociar toda la deuda externa. Y, en segundo lugar, el blanqueo de dólares, es decir la vuelta al país de los dólares fugados para juntar billetes verdes en unas pobres reservas del BCRA. Como diría CFK, el problema madre de todo los descripto se encuentra en la economía bimonetaria, algo que Sergio García, director de Periodismo de Izquierda, también analiza, pero no sólo eso, sino que va más allá y propone salidas, políticas concretas para enfrentar el flagelo que provoca en ese país este fenómeno.

Con los jubilados a la calle

Como se está volviendo costumbre, pero en un marco definitorio, como ya mencionamos, será central volver a rodear el Congreso este miércoles 11 de septiembre. Los jubilados irán en defensa de la vida digna que se merecen luego de haber dedicado toda una vida a trabajar. Estarán allí diferentes sectores en lucha y combativos, que ya se hacen presentes en todas las jornadas, entre ellos el Frente de Izquierda, el MST y la agrupación Jubilados de Izquierda.

En esta oportunidad, además, se conjugarán otras luchas, como la de los trabajadores del SUTNA que resisten a despidos de las patronales en Bridgestone y otras plantas. También convocan algunos sectores que integran la CGT y otros cercanos al peronismo. La unidad en la calle, como repasamos en las columnas pasadas, será central para enfrentar a un gobierno que quiere extirpar el derecho a la protesta, como explica Andrea Lanzette en esta nota, y que también avanza en otros derechos democráticos como con el cercenamiento a la información. Será allí, en esa arena, en la calle, donde se dirimirá la claridad de un tiempo donde la visión se vuelve borrosa para los derechos de las mayorías socia


[i] Señales de alarma para preocuparse. Eduardo van der Kooy – Clarín (8-9-2024).

[ii] La casta que rodea al Presidente. Joaquín Morales Solá – La Nación (8-9-2024).

[iii] El pacto no escrito entre Javier Milei y Cristina Kirchner. Martín Rodríguez Yebra (8-9-2024).

[iv] Reforma jubilatoria: Negociaciones hasta último minuto por el veto de Javier Milei. María Cafferata – Página 12 (8-9-20240).

[v] Discurso del encuentro denominado: En defensa de la Industria Nacional.

[vi] Benefactores sociales, ladrones de campos y señores tecnofeudales. Alejandro Bercovich – elDiarioAr (9-8-2024).

[vii] Ídem.

[viii] Adios al sueño de la clase media argentina. Leandro Renou – Página 12 (9-8-2024).

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