viernes, 22 noviembre 2024 - 10:33

Volvió Tan Biónica. Música, sorpresa, emoción, negocios y, ¿salud?

Chano tocó en un Lollapalooza repleto y muy emocionado por su regreso, luego de estar muy mal de salud.

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El reencuentro de Tan Biónica luego de mucho tiempo en los escenarios hizo estallar en lágrimas a un público que no se lo esperaba. Con una carrera con idas y vueltas, luego de pasar dos semanas internado en terapia intensiva, Chano vuelve a los escenarios sin darse tiempo suficiente para su recuperación. El cantante y compositor constantemente habla sobre lo bien que le hace tocar y lo importante que es para él no cancelar sus shows a pesar de no sentirse en las mejores condiciones. No es novedad que constantemente tiene diferentes problemas respecto a sus adicciones, lo que afecta no sólo su salud física, sino también su salud mental.

Desde hace algunos días en las redes sociales y distintos medios se viene debatiendo qué tan bueno es que toque luego de su internación. Hay un discurso romántico que gira en torno a la música como un medio para sanar, para despejarse. La música sana y mejora la calidad de vida de las personas, de eso no hay duda. Ahora, ¿qué pasa cuando la música es un trabajo? ¿Desde cuándo sana trabajar?¿Quién cuida a los artistas cuando el arte es un producto de venta?¿Qué pasa cuando un artista se convierte en ese producto, se convierte en una mercancía que hace que empresas millonarias ganen más?

Está semana el periodista Augusto “Tartu” Tartúfoli salió en el programa A la tarde del El Siete TV a explicar por qué Chano fue obligado a tocar en el Lollapalooza. Dice de forma contundente que Chano tiene que volver porque debe mucha plata. Vos tenés dos compañías que fueron muy generosas con Chano. Sony que le dio un adelanto de cientos de miles de dólares por derechos de autor. Después tenés a Universal que le dio dinero como adelanto por Tan Biónica en su momento, por las grabaciones que iba a hacer. Cuando una compañía te ofrece plata, la agarrás y te vas corriendo. Eso hizo Chano”. A su vez explica que su familia es la única que hoy piensa en su salud: Chano tiene que parar 2 años e internarse en Suiza”, situación que a su mánager Cristian Merchot parece importarle poco, da la sensación que le parece mucho más importante la plata que la vida del cantante:El mánager tiene una posición compleja. Dicen que le dicen ‘Chano a vos te conviene tocar’, pero también le conviene que toque porque se lleva un porcentaje”, concluye “Tartu”.

El club de los 27

El arte está tan desvalorizado en la sociedad capitalista que constantemente tenemos que estar recordando que quienes hacemos arte también estamos trabajando. Y como todo trabajo, conlleva una enorme inversión de energía física e intelectual, y grandes niveles de estrés el tiempo previo y el mismo día del show. El agotamiento posterior a dar un concierto de tal magnitud es comparable al de cualquier jornada laboral en una fábrica y oficina. A eso se le suma que ciertos ambientes de la música están contaminados de sustancias que enferman. Muches de nosotres conocemos al llamado “club de los 27”, aquellos artistas que han muerto a los 27 años luego de llegar a la fama. Incluso se hablaba de un “pacto con el diablo”. Ahora, ¿cuántas veces nos pusimos a pensar que las muertes trágicas de artistas jóvenes están relacionadas a los niveles de explotación que sufren por parte de la industria musical?

Basta con ver los últimos recitales de Amy Winehouse, donde le permitían seguir tocando a pesar de estar completamente mal con sus adicciones. O sin ir más lejos Leo Mattioli, que realizaba entre 10 y 12 shows por fin de semana (dicho por él en su última entrevista en el programa de Susana Giménez). Todo esto con un clima laboral donde se rodea a les artistas de alcohol y drogas pesadas, y de viajes nocturnos en condiciones nefastas para después preguntarnos por qué tuvimos la mala suerte de que Gilda y Rodrigo hayan muerto en accidentes de tránsito.

Alcanza con ver un video del recital de Chano de ayer para notar que no estaba en buenas condiciones de salud. Y no hace falta ir muy lejos en la historia para darse cuenta que no es un caso particular, sino que es víctima de una forma de explotación cotidiana a músicos y músicas de todo el mundo, un accionar típico de las industrias musicales.

En cualquier trabajo formal -con derechos laborales- si existen problemas de adicción se otorga una licencia y se envía a la persona a hacer un tratamiento. Por el contrario, en el ámbito de la música es mejor ser adicto, porque el rocanrol es así: mejor si se trata de una estrella rebelde. Pareciera que les músiques tienen que ir a trabajar porque así se van a curar; porque es el precio que hay que pagar por dedicarse a lo que les gusta. Que les guste no significa que no sea agotador como cualquier trabajo.

Dicen que los fans de Chano son quienes lo salvan, quienes lo bancan siempre. La mejor forma de querer a un artista es estar del lado de quienes lo cuidan. Hoy quienes intentan cuidarlo están del lado de su familia, quienes apoyan la idea de descansar, de tomarse tiempo y hacer las cosas bien.

Quizás la mejor forma de cuidar a les artistas que amamos no es cuidarlos como estrellas o personajes; es cuidar a la parte humana, que al fin y al cabo es la única que importa porque es la única que hace el arte que nos conmueve. 

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