jueves, 25 abril 2024 - 23:59

Se fue Hebe. Luchadora por los derechos humanos, siempre controvertida

En la mañana del domingo 20 de noviembre, a los 93 años de edad y tras varios días de internación en el Hospital Italiano de La Plata, falleció Hebe Pastor de Bonafini. O más simplemente, Hebe. Su muerte se hace sentir fuertemente y desde nuestro partido les hacemos llegar nuestras condolencias a sus familiares y allegados.

Hebe fue una de las referentes más destacadas del movimiento de derechos humanos de la Argentina y, desde 1979, aun bajo la bota asesina de la dictadura militar, la presidente de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Como tal, por ejemplo, el 10 de diciembre de 1982 lideró la Marcha de la Resistencia, cuando por primera vez las Madres salieron de su habitual ronda de cada jueves en la plaza y fueron acompañadas por miles y miles de personas. Va entonces nuestro reconocimiento a la trayectoria de lucha de Hebe, que trascendió ampliamente las fronteras del país.

Pero ni la muerte embellece ni tampoco las diferencias empañan el alcance histórico de su figura. En 1986, por la intransigencia de Hebe a aceptar las reparaciones del Estado por las desapariciones forzadas, Madres se divide y surge la Línea Fundadora. Y cooptada por el gobierno kirchnerista, en 2006 le puso fin a las marchas de la Resistencia, que en cambio otras Madres como Norita Cortiñas, Elia Espen y Mirta Baravalle mantienen hasta hoy.

A nuestro juicio, Hebe cometió otros errores. Por caso, defendió el desmanejo de subsidios estatales para planes de vivienda con los hermanos Schoklender; varias veces criticó a las luchas sociales durante el gobierno K y, lo que fue grave para una referente de derechos humanos, hizo críticas infundadas a Julio López y hasta defendió al genocida Héctor Milani, nombrado jefe del Ejército por Cristina Fernández de Kirchner.

Con su método personalista, Hebe nunca integró ni siquiera la mesa de organismos afines al kirchnerismo. Por eso cada 24 de marzo hay dos actos masivos, el de la mesa y el nuestro del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, espacio unitario e independiente de todo gobierno… y un tercer acto, pequeño y aparte, que lidera Hebe.

Pero ninguna de estas críticas anula otras convicciones firmes de Hebe que compartimos, y que siempre hizo públicas. Ante todo, su lucha de años contra la impunidad de los genocidas, incluidas tantas marchas que compartimos con ella por el juicio y castigo, contra las leyes de Punto Final y Obediencia Debida de Alfonsín o los indultos de Menem. También su odio visceral al imperialismo yanqui y sus crímenes, al FMI y la deuda externa, al sionismo y su genocidio anti-palestino.

Este claroscuro que sintéticamente describimos forma parte de una misma personalidad, irreverente y de «mecha corta», que nunca pasó desapercibida. Hebe de Bonafini, con todas sus contradicciones, nos deja su frase «la única lucha que se pierde es la que se abandona» y hoy sin duda pasa a la historia como uno de los símbolos de la pelea por los derechos humanos.

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