sábado, 27 abril 2024 - 18:49

San Juan. Elección en la UNSJ: un primer balance

Ya pasaron las escandalosas elecciones en la UNSJ para renovar autoridades en distintos estamentos y aquí dejamos nuestra opinión.

Estas elecciones estuvieron, en un primer momento, afectadas por la pandemia del Covid-19 que obligó a las autoridades a suspenderla. La prórroga de los mandatos fue una unilateral, antidemocrática y autoritaria resolución del Consejo Superior, cuando es la Asamblea la que debe adoptar una resolución de tamaña dimensión. A poco tiempo se convocó a la Asamblea que ratifico la medida adoptada.

Luego de un largo periodo, se decide retomar el calendario electoral y se convoca para el día jueves 10 del corriente mes y año y, ante un recurso presentado a la Justicia federal por la violación de la Ley de Educación Superior, esta decide su suspensión. La misma Justicia no da lugar al pedido y la Junta Electoral decide llevar adelante la votación el día jueves 24 de junio.

Estas elecciones estuvieron cruzadas por distintos procesos que sin duda impactaron en el momento de votar. Uno es la pandemia, donde un número significativo de miembros de la comunidad educativa que haría uso de su derecho democrático de votar no está vacunada, y el temor al contagio es una conducta social que impacta en sus decisiones. Otro, la judicialización del proceso electoral que, en el fondo, ponía en riesgo los derechos adquiridos por la docencia y consagrados en el CCT. Finalmente, la crisis socio-económica que envuelve a la UNSJ, que no tiene el presupuesto adecuado para garantizar, entre otras cosas, una presencialidad ajustada a las exigencias de bioseguridad de la salud de la comunidad educativa. Las actuales autoridades universitarias ni siquiera pueden garantizar un ambiente óptimo de presencialidad, ni hablemos de la virtualidad, donde la tendencia al desgranamiento estudiantil alcanza valores impresionantes.

Escasa participación electoral

La combinación de estos procesos, más una campaña electoral donde ningún candidato era opción ante los graves problemas de la educación superior contribuyó, sin duda, a una pasividad que se reflejó en una creciente apatía, como evidenció el escaso número de votantes.

No tenemos los guarismos oficiales, solo los extraoficiales, que informaron sobre los resultados para Rectorado y decanatos. Lo llamativo es que, en promedio, ha votado no más del 30% del padrón, en sus distintos estamentos.

A estos escasos valores de participación se suma el hecho que las y los estudiantes no han podido elegir a las autoridades de sus organizaciones estudiantiles. Esto subraya la escasísima importancia y relevancia que le otorga la autoridad universitaria al estamento estudiantil, que, por otro lado, es la razón fundamental de la existencia de la educación superior estatal, pública y gratuita.

La preocupación de los grupos de poder: acabar con el desgobierno

Los distintos grupos de poder, inscriptos en el PJ y sus variantes, han sostenido un gobierno de la universidad funcional a los intereses del gobierno nacional, provincial y, sobre todo, a los estrechos vínculos con la minería contaminante a cielo abierto. Además, han facilitado el predominio de distintos ámbitos privados, en el contexto público; es decir, las instituciones de investigación que están estrechamente ligados a estos intereses.

La urgencia de las elecciones está estrechamente relacionada con resolver rápidamente el desgobierno de la Universidad, el actual rector, mediante la prórroga de su mandato y el fallo judicial en su contra -que suspendía momentáneamente las elecciones- profundizaba aún más el desgobierno y alimentó la pelea de grupos de poder en el seno de la Universidad, todo ello, con una dinámica que no se podía proveer.

Estos grupos necesitaban en forma perentoria “normalizar” la vida universitaria, obviamente no para resolver los problemas fundamentales de la educación pública, sino para responder a las presiones políticas nacionales, provinciales y privadas lo más rápidamente.

Lo que los guarismos muestran es que esta ha sido una verdadera elección de “camarillas” que controlan el aparato de la vida universitaria. Aquellos grupos que pudieron poner en movimiento un número creciente de docentes, alumnos y no docentes, son lo que lograron una performance electoral adecuada.

La segunda vuelta electoral no cambiará en nada la situación de la universidad. Lo que sí es seguro es que se profundizará aún más su dinámica de crisis y decadencia agravando aún más las perspectivas de la universidad estatal, pública y gratuita.

El rol de la izquierda

La izquierda -PCR, Frente Grande, PS- se han distinguido en estas elecciones, por su actitud oportunista y claudicante. Se negaron a impulsar una alternativa política autónoma para denunciar el ajuste en la universidad y enfrentar al gobierno de FdT y a los candidatos ante el ahogamiento presupuestario y la pauperización salarial en la universidad estatal, pública, laica y gratuita.

Al contrario, estas fuerzas autodenominadas de izquierda han confluido con los distintos candidatos en avalar la Ley de Educación Superior, verdadero instrumentos de privatización de la educación; el carácter antidemocrático de las elecciones; el silencio ante el brutal ajuste al presupuesto del gobierno de FdT en la universidad que se manifiesta en menos infraestructura, menos cargos, menos conectividad, menos becas para estudiantes; pues ningún programa de los distintos candidatos levantó con fuerza una alternativa válida que garantice la defensa de la educación pública.

Los distintos grupos que se reivindican de izquierda han sido fagocitados por la lógica que implica su adhesión a las listas y candidatos del poder y a negarse sistemáticamente a ofrecer una alternativa válida, anticapitalista en defensa de la educación estatal, pública, laica y gratuita.

Los gremios

En los distintos estamentos dejaron en el altar de los intereses de las camarillas universitarias, la independencia, autonomía y la combatividad. Sea electo el candidato que sea, en forma inmediata será muy difícil defender los derechos laborales y políticos de la docencia, como asimismo, bregar por la inmediata reapertura de paritarias para recuperar el salario docente. Difícil no significa imposible.

Las perspectivas

Estas elecciones han mostrado al menos dos procesos que trascienden la coyuntura. Uno de ellos, es que la crisis presupuestaria y el ahogamiento salarial está llevando a un vaciamiento a la educación universitaria. Otro, es el impresionante vacío político que nos deja; ninguna fuerza, ni el Peronismo, ni el Pro, ni Juntos por el Cambio; menos aun los que se reivindican de la izquierda y progresistas, podrán detener este impresionante deterioro.

Es urgente la emergencia de una fuerza realmente de izquierda que levante un programa anti imperialista y anticapitalista en pos de la defensa de la universidad, el único sujeto político que podrá iluminar una alternativa. Desde esta perspectiva, la agrupación docente Alternativa Universitaria, integrante de ANCLA y del MST-FITU, acepta y está dispuesta a materializar este desafío.

Jose Pepo Mini
Alternativa Universitaria

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