jueves, 25 abril 2024 - 01:43

Otra chantada de Fernández. Terapia de grupo para frenar la inflación

Se esperaba que en la reunión del Consejo Económico Social que se realizó en el CCK el presidente revelara los términos de la reunión secreta que, junto a un nutrido cuerpo de ministros protagonizó con gran parte de la cúpula cegetista y representantes del empresariado, con el objetivo de discutir cómo enfrentar la inflación que crece a niveles records. Lo que hubo realmente fue un largo discurso de Alberto que pareció un pálido intento de relanzar la gestión, luego del acuerdo con el Fondo y la crisis generada al interior del gobierno del Frente de Todos. Pronunció una frase que desnudó que no tienen salidas ni intención de tomar las medidas necesarias para enfrentar la inflación desbocada. Fue cuando señaló que había que hacer “terapia de grupo” con gremialistas y empresarios para enfrentar los problemas que sacuden al país. Como corolario, los dichos posteriores de Béliz en torno a la intención de censurar las redes sociales terminaron por arruinar el evento.

Fernández, junto a sus ministros más importantes, entre ellos el ministro Matías Kulfas y el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz; el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; un nutrido número de dirigentes empresarios, sindicalistas adictos y dirigentes sociales oficialistas, entre otros, protagonizaron una nueva reunión del Consejo. Parece que se le están acabando las mentiras creíbles para intentar disimular la situación dramática que vive el país, con una inflación que si se proyectara anualmente alcanzaría en un 78% anual.

Hace apenas unos días el secretario de Comercio, Roberto Feletti criticó con nombre y apellido a las diez empresas que habían aumentado los precios un 14% en estas semanas. Luego, Fernández habló de los oligopolios alimenticios que manejan los precios. Los calificó de “diablos” y ambos amenazaron con aplicarles la ley de abastecimiento. Ahora el presidente, a pocas horas de tan tremendas declaraciones, los llama a hacer “terapia de grupo”.

La impotencia, o complicidad, para frenar la escalada inflacionaria lo lleva a recurrir a argumentos provenientes de la psicología, primero fue la “autoconstrucción”, ahora la “terapia de grupo”. O sea, que si usted es uno de los millones de argentinos que no puede llenar la mesa familiar con los alimentos suficientes para nutrir a su familia, o si ya no sabe qué recortar de las necesidades básicas porque no llega a fin de mes… santo remedio, pida una cita con el psicólogo y quizás tenga suerte.

En épocas de análisis psicológicos parece también que los periodistas de los medios opositores descubrieron un Alberto apocado, sin fuerza en el desarrollo de su largo y variado discurso, en el que la inflación fue uno de tantos temas abordados. Quizás debe buscarse la verdad de los intentos del gobierno en la reunión secreta del día anterior.

La reunión del lunes en la sede del gremio de la Sanidad

Acompañado por sus ministros más importantes, Juan Manzur, Matías Kulfas, Santiago Cafiero, Julián Domínguez, Claudio Moroni y con Martín Guzmán a la cabeza, Fernández se reunió con la cúpula de la UIA (Unión Industrial Argentina) y con los principales dirigentes de la CGT –menos Pablo Moyano, a quien los medios sindican como cercano al kirchnerismo-. Pese al carácter secreto de la reunión, los trascendidos periodísticos señalan que el tema central fue la escalada imparable de los precios, en particular de los alimentos y la energía, en el marco de una crisis económica mundial agravada por la invasión rusa a Ucrania.

Si bien en la reunión se habría tocado la actual crisis que soporta el Frente de Todos después del voto negativo del kirchnerismo al acuerdo con el FMI, llama la atención que al mismo tiempo que se desarrollaba este evento, la “anti imperialista” y “anti fondomonetarista” Cristina Kirchner recibía en el Senado al embajador norteamericano Marc Stanley. Entre risas y sonrisas (ver foto), le solicitaba colaboración para investigar dónde estaban los capitales fugados de la Argentina, para pagar con ellos la deuda con el FMI.

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Lo cierto es que el secretario de Comercio, Roberto Feletti, luego de responsabilizar a las grandes empresas alimenticias por el aumento de los precios- que en marzo llevarían a más del 6% el índice general- con récords, como informa esta secretaría, del 16% de aumento en productos de limpieza y almacén, alrededor del 14% en productos frescos, congelados y bebidas, y con más de 1.700 productos que aumentaron un 7% en las primeras semanas de marzo, en nueva nueva reunión Feletti se habría mostrado conciliador y acuerdista. En línea con el “diálogo” propuesto por Fernández y Massa en el Consejo Económico y Social, o del nuevo romance de Cristina con el embajador Stanley. Según el gobierno los empresarios ya estarían analizando retrotraer los precios al 10 de marzo, según muchos supermercadistas no podrían bajar si no bajan los industriales, y según los industriales tampoco se pueden bajar.

Un país al que le sobra todo

Estamos en la víspera de un nuevo acampe piquetero de las organizaciones sociales no oficialistas, previsto para durar 48 horas y tener alcance nacional, ante la decisión del ministro de Desarrollo Social de negarse al reclamo de puestos de trabajo genuino, restitución de los alimentos a los comedores populares, nuevas altas y actualización del monto de los planes sociales para enfrentar la emergencia.

Luego de atravesar en su discurso las calamidades que dejó la pandemia y ahora por las que origina la crisis mundial, al intentar demostrar logros de su gestión y hasta logros personales, ya que nuestro presidente se considera “deconstruido” (SIC); en el intento de compensar la catástrofe social que vive nuestro país y marcar un supuesto futuro de esperanza, Fernández señaló que nuestro país “es como esos grandes almacenes que había antes en donde uno iba y compraba desde la ropa hasta el arroz, todo lo tenemos, ¿qué necesitan, litio? Tenemos ¿Qué necesitan, cilicio? Tenemos. ¿Qué necesitan, hidrógeno? Tenemos. ¿Qué necesitan, gas? Tenemos. ¿Qué necesitan, petróleo? Tenemos. ¿Qué necesitan, alimentos? Tenemos. Pongámonos en orden y aprovechemos tantas oportunidades, y entendamos que todo eso que el mundo reclama y que tenemos, está muy bien que se lo vendamos al mundo…”.

Lo que va en sintonía con el ambicioso programa presentado por el ministro de Producción, Matías Kulfas, quien en la presentación del Plan Argentina Productiva 2030 planteó metas ambiciosas como sacar a 9 millones de argentinos de la pobreza y que se generen dos millones de puestos de trabajo. No por casualidad entre los objetivos del plan de Kulfas está la meta de duplicar las exportaciones.
Valdría la pena preguntarse, ¿por qué si el país tiene de todo, el principal objetivo de Fernández no es impedir que los alimentos estén a precios internacionales en las góndolas de los supermercados o en los almacenes de barrio?, ¿por qué las inmensas riquezas naturales que tiene nuestro territorio no están en función del beneficio de toda la población trabajadora y al contrario tenemos un 40% de pobreza y salarios bajísimos?

Bueno, es que como el mismo presidente señala, su interés es “que se los vendamos al mundo”, para juntar los dólares que nos exige el FMI -que adelantó su misión de auditoría un mes para ver como asegura su cobro-. Todo lo demás es un verso que ya cree cada vez menos gente. Un verso tan grande como el de nuestra defensora anti imperialista, que acaba de cerrar una cálida reunión con el embajador yanqui, para encontrar la mejor manera de pagar la estafa del crédito que contrajo Macri con el FMI.

Béliz y la censura en las redes sociales

Con la excusa de terminar con los mensajes de odio que se transmiten en las redes sociales, el secretario de Asuntos Estratégicos y presidente del Consejo Económico Social, Gustavo Beliz esbozó una iniciativa para trazar los “lineamientos centrales del uso de las redes sociales”, que estaría desarrollando con el apoyo de universidades y distintos organismos.

Lo que planteó este importante secretario gubernamental es muy grave y levantó una gran polvareda que opacó, incluso, el discurso de Fernández. Más allá de las posteriores aclaraciones, lo que blanqueó Béliz es que están estudiando cómo controlar los medios de comunicación sobre los que no tienen control absoluto, las redes sociales. Le tienen terror a la opinión independiente, a los medios por donde se cuelan las luchas y las críticas al desastre del gobierno. Las redes que enfrentan las mentiras del régimen político en su conjunto, sean de los medios oficialistas o de la derecha opositora, que acaba de votar con Fernández el verdadero plan de gobierno, el acuerdo con el FMI.

Lo de Béliz se da en el mismo día que un dirigente de Milei, el legislador Ramiro Marra, proclama la formación del Movimiento anti piquetero argentino.

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Es que los métodos fascistas y la represión no son patrimonio de la ultra derecha, ni de Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio. En el desalojo de Guernica, el gobierno nac&pop de Alberto y Cristina, con su superministro de métodos fascistas, Sergio Berni, demostraron cómo están dispuestos a utilizar la peor represión cuando les es necesaria. Las luchas que se avecinan en el país hacen que el encargado de pensar la “estrategia” ya esté preparando un camino de censura.

Con Lennon no te metas

Si entre tantas cosas que señaló Fernández -menos la central, que era qué medidas concretas que iba a tomar para combatir la inflación- una se repitió con insistencia, fue su llamado al diálogo.

Al diálogo entre los empresarios que sacan márgenes de ganancia extraordinarias; con los burócratas sindicales que apoyan el plan de hambre pactado con el FMI; con los “díscolos” de Cristina que, con el verso de que la deuda la paguen los que la fugaron, terminan reconociendo la estafa y le piden ayuda al verdugo que tanto critican, el representante de los Estados Unidos en el país. Es un claro mensaje pidiendo que todos los responsables de este desastre que estamos viviendo, incluida la oposición parlamentaria de derecha, cierren filas para que las enormes penurias que el acuerdo con el FMI y el agravamiento de la crisis mundial puedan descargarse sobre los hombros de la mayoría de la población y poder salir así airosos en las duras peleas que se avecinan.

Cuando llamó al diálogo, Fernández señaló que había que hacer como pedía Lennon: “darle una oportunidad a la paz”. Los que fuimos parte de esa generación que en los ’70 soñó y peleó por un mundo sin opresión, explotación y miseria, no se lo podemos dejar pasar. Esta otra entre tantas mentiras. Lennon fue parte de una generación que llamaba a la paz, que se movilizaba por millones para que los yanquis retiraran sus tropas de Vietnam. O sea, que era una enorme movilización anti imperialista. ¡Qué diferencia con un gobierno que acaba de firmar el pacto más entreguista de nuestra historia con los buitres del imperio!

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