jueves, 25 abril 2024 - 03:48

Nuevo “dólar soja”. Gran negocio para los sojeros, más inflación para todos

El ministro Sergio Massa acaba de lanzar en el día de ayer una nueva versión del “dólar soja” con el objetivo de recaudar U$S 3.000 millones que fortalezcan las alicaídas reservas y poder así, cumplir con las metas del programa acordado con el FMI. Reunido con los pulpos del empresariado agro exportador, el ministro fue desairado por la Mesa de Enlace, cuyos negocios no son beneficiados por la medida. Para la inmensa mayoría de la población, se trata de una nueva y costosa concesión a los empresarios del agro power, con un enorme costo fiscal que genera, además, presiones inflacionarias que se siguen devorando los ingresos populares.

Como anticipamos desde las notas de PdI, para intentar mejorar la grave situación de las reservas netas disponibles, que hoy llegan a menos de U$S 5.000 millones, después de haber sufrido un drenaje de alrededor de mil millones de dólares para intentar contener la cotización de la divisa durante noviembre y en total U$S 1.500 millones después de terminado el anterior dólar soja. En medio de una corrida que ha levantado el valor de la divisa en un 10% en el último mes y cuyo ritmo de aumento parece no detenerse, el gobierno lanzo la segunda versión del “dólar soja”. Si bien fueron cambiando las estimaciones de la posible recaudación por la liquidación de un 25% de la cosecha que se encuentra en los silo bolsas, el complejo cerealero exportador habría garantizado un piso de U$S 3.000 millones de liquidaciones de esta oleaginosa.

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El nuevo valor del “dólar soja”, que regirá entre el 28 del corriente y fin de diciembre, plantea un diferencial muy importante sobre las actuales cotizaciones. Ahora lo que obtienen los productores por cada dólar exportado es de $ 111- $ 165 del dólar oficial menos un 33% de retenciones- Con este nuevo valor, el “dólar Navidad” de $230, menos las retenciones, los sojeros contarán con $ 154 por cada dólar de exportación. Una mejora del 39%, mayor que si le sacaran las retenciones directamente. Si liquidan U$S 3.000 millones –existen versiones que tendrían acaparados entre 5 y 7.000 millones de dólares- se quedan con una diferencia adicional de $ 129.000 millones.

Para tener una idea de cuánto se embolsan en forma extra un pequeño grupo de grandes empresarios en un solo mes, sólo mencionaremos que ese monto equivale a 2.150.000 jubilaciones mínimas –con el bono de fin de año incluido-. Esta suma será mayor si las liquidaciones superan el monto esperado y garantizado por las cerealeras, como sucedió con la primera versión del dólar soja en setiembre pasado. Este importe es un costo fiscal que deberá ser absorbido por el Banco Central en forma extra. Se deberá además imprimir moneda, que luego será “esterilizada” por la emisión Leliqs, a altas tasas de interés, con el consecuente efecto inflacionario que terminan pagando los ingresos populares.

Algunas compensaciones y más concesiones

Se anuncia que existirá un régimen especial de beneficios fiscales para la cría de ganado, producción lechera y distintas actividades que cuentan a la soja, cuyo precio ahora trepa un montón, como insumo principal, con la intención de mitigar el efecto inflacionario de la medida.

También, se señala que parte de lo recaudado irá a beneficiar a las economías regionales, fundamentalmente en las producciones que tengan salida para la exportación –o sea que traigan más dólares para pagar la deuda- y que se está considerando que una parte de la recaudación puede ayudar a que salga el tan mencionado, pero todavía no concretado, bono de fin de año.

Finalmente, entre tanta concesión a los sectores del agro negocio, se fija una baja de retenciones de dos puntos –del 33% al 31%-, como premio a la industrialización de la oleaginosa, para exportar más volumen de aceites y harinas, reduciendo así, la industrialización del grano en el exterior. Con lo excusa de batir records de exportación del complejo agro industrial para ponerlo en la mesa de debate sobre seguridad alimentaria del G20, un montón de plata –calculada en U$S 400 millones anuales- es transferida a las empresas del sector empresario que más se a enriquecido en los últimos tiempos. Al bajarles las retenciones, además, el valor de su dólar de exportación, sería más alto.

Muchos economistas señalan que el dólar soja a llegado para quedarse. Que, ante la fragilidad de las cuentas de la economía, en función de las metas impuestas por el Fondo, los márgenes de ganancia de las grandes empresas y los problemas de la economía mundial, una medida que arrancó con carácter excepcional, va a tender a instalarse para siempre.

Es que, con las reservas existentes, más la recaudación del nuevo dólar soja, más la todavía poco clara utilidad de los U$S 5.000 millones de swap chinos que serían “de libre disponibilidad” -de hecho, varios economistas no los consideran así- se llegaría con la lengua afuera a febrero. En un panorama donde la dura sequía que atraviesa el país habría hecho perder la mitad de la cosecha liviana cuyos ingresos alivian la sequía de dólares de estas fechas –en el pasado ciclo 2021/2022 las exportaciones del sector fueron de U$S 4.780 millones-, y para colmo, el efecto de estas adversas condiciones climáticas pone muchas dudas sobre los volúmenes de la cosecha gruesa, cuyas divisas empiezan a cobrarse a fin de marzo y durante abril.

En un panorama altamente inestable, con pocos dólares en las reservas, con altos vencimientos de la deuda en pesos cuya renovación por parte de la los inversores privados está aminorando para refugiar muchas carteras en dólares, una deuda comercial que se estima en U$S 8.000 millones que vencen en los próximos meses y pagos de intereses al Fondo y los acreedores privados, la economía con una creciente baja del consumo y cepo para las importaciones de insumos de muchas industrias, los analistas tienen muchos reparos si el “plan aguantar” de Massa puede llegar a buen puerto y además ponen en duda su meta de llegar a un 3% de inflación mensual en marzo.

Por eso siguen las presiones para que el gobierno provoque un brusco ajuste devaluatorio- contra lo que sería su plan por el tremendo efecto inflacionario que provocaría y la reacción social en un año electoral- tanto de importantes sectores empresarios, como del propio Fondo que ha señalado que está en contra que se perpetúe en el tiempo el desdoblamiento cambiario de hecho con que el ministro Massa va maniobrando favoreciendo a tal o cual sector, de acuerdo a los vaivenes de la economía.

 El ministro acaba de anunciar que a las automotrices se le eliminarán retenciones por todo lo que exporten de más en el 2023 sobre los volúmenes anteriores. La producción automotriz sigue creciendo, aumentando sus exportaciones (aporta divisas por alrededor de U$S 7.000 millones al año), mientras que comprar un auto se ha encarecido mucho en el país, faltan unidades para el mercado interno y se atrasan las entregas, e incluso hay negocios que te entregan en forma inmediata la unidad con un 50% de recargo.

Dólar soja para ellos, bajos salarios, hambre y miseria para la mayoría

Después de que pasara el primer dólar soja, Máximo Kirchner, haciendo uso del doble discurso electoral en el cual el kirchenerismo quiere vender que son “oposición”, mientras comparten y son fundamentales en el gobierno del Frente de Todos, crítico la medida denunciando la enorme concesión a los capitales más concentrados del país. Ahora no se les conoce ninguna declaración en este sentido frente a la nueva versión de este “dólar Navidad”.

La fragilidad de una economía sometida a los mandatos de los buitres financieros internacionales, donde cualquier evento como el aumento de las tasas de interés en EEUU o un cambio climático, pueden poner la estantería al borde de caerse, con la constante especulación y maniobras para maximizar ganancias de los grandes empresarios, refleja el alto grado de dependencia en que los que subieron con un discurso Nac&Pop, diciendo que iban a transitar un camino opuesto al de Macri, nos han sumido, instalando ahora a lo peor de la derecha neo liberal al mando de la economía, con Massa y su equipo.

Mientras los economistas discuten sobre las posibilidades de superar el verano – sin evitar un shock económico- son millones los que ya están al borde del abismo, con una inflación en los alimentos que supera el 100% e ingresos cada vez más reducidos.

Hace falta romper con esta lógica. A los que están sentados sobre los silo bolsa especulando con el precio extraordinario, hay que aplicarles la ley de abastecimiento, expropiarlos e incluso meterlos presos, por jugar con el hambre de las familias trabajadoras. Otro tanto, con los que suben los precios en la cadena de producción y comercialización agro alimentaria.

Un verdadero plan de congelamiento, tiene que arrancar de ahí y de subir los salarios básicos, jubilaciones y planes sociales al nivel de la canasta familiar, rompiendo con el FMI, nacionalizando la banca y el comercio exterior. Esa es la salida que proponemos y por la que peleamos desde el MST en el FIT Unidad. Sobra derecha… hay que hacer grande la izquierda para producir un cambio total que termine con este desastre.

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