viernes, 19 abril 2024 - 20:27

La pandemia no da tregua. Cómo evitar el colapso

A casi un año y medio del primer caso de Covid-19 en el mundo, la pandemia sigue avanzando con su secuela de contagios, muertes y mayor crisis económica. En nuestro país el ingreso con todo de la segunda ola amenaza con el colapso del sistema de salud. Las restricciones impuestas por del gobierno de Alberto Fernández no alcanzan. Peor aún en CABA y provincias gobernadas por la derecha, que no quieren aplicar casi ninguna restricción. Aunque se peleen, en el fondo ambos priorizan los intereses capitalistas de mantener abierta la economía aún a costa de la vida de millones.

Pasó casi un año y medio desde diciembre de 2019 en que se detectó el primer caso de Coronavirus en Wuhan, China. Desde entonces la pandemia no ha dado tregua, una primera ola que devastó a Europa, para luego centrarse en los EEUU y después Brasil, dos países donde el accionar criminal de sus presidentes elevó el número de contagios y muertes mucho más allá de lo previsible. Hoy el epicentro mundial está en India con más de 300 mil casos en un día y su salud colapsada.

Los datos contradicen las previsiones falsamente optimistas salidas de las usinas de información capitalistas, que auguraban allá por fines del 2020 una relativa pronta solución a la pandemia por la vía de la vacunación, lo que permitiría a su vez la recuperación de la actividad económica y salir de la crisis en que el Coronavirus los había metido. La realidad no verifica esos pronósticos, la aparición de nuevas variantes más contagiosas (la de la India entre ellas), la escasez casi absoluta de vacunas acaparadas por los países más ricos y la política de todos los gobiernos del mundo, en mayor o menor medida, de forzar la libre circulación y el normal desenvolvimiento de “la economía” han llevado a que la pandemia hoy siga desarrollándose y amenazando al mundo entero.

Es el propio sistema capitalista, con su lógica centrada únicamente en la ganancia de unos pocos lo que, paradójicamente, ha perpetuado los efectos de la pandemia y amenaza a la humanidad. Dejando de lado el peligro de la producción capitalista de alimentos que estaría a la base de su inicio, la pandemia se renueva periódicamente a través de segundas y terceras olas por los intentos de volver a permitir una circulación normal de gente y abrir la economía.

Estas aperturas encuentran a miles de millones sin ser vacunados porque las escasas vacunas son producidas en escasa cantidad por 8-10 laboratorios a los que el sistema les protege enormes ganancias a través de las patentes. Para cerrar este perverso ciclo las pocas vacunas que se producen son acaparadas por un 10-20% de los países más poderosos, mientras el resto sufre de una escasez casi absoluta, lo que a su vez promueve la aparición de nuevas cepas mutantes, muchas de las cuales ponen en discusión la eficacia de las vacunas actuales.

La Argentina no es la excepción

Con la multiplicación de casos verificada desde finales de marzo, exponencial en este mes de abril, Argentina entró de lleno en una segunda ola que amenaza con ser peor que la primera y hace peligrar a todo el sistema de Salud. Los contagios superan los 20 mil diarios, la mortalidad ha alcanzado picos superiores a 500 por día y nadie se atreve a arriesgar hasta dónde pueden llegar ni en qué momento empezarían a bajar.

Como pasó en el 2020 esta segunda ola comenzó principalmente en el AMBA, para rápidamente ir comprometiendo las principales ciudades y provincias y cada vez son más los distritos considerados de alto riesgo, donde los contagios se multiplican día a día y las consultas en guardias y las internaciones están desbordando la capacidad de los hospitales. En las unidades de terapia intensiva la ocupación llega al 90-95 y hasta el 100 en muchos casos Lo que, de no tomarse medidas drásticas, nos pone al borde del colapso del sistema, y que se tenga que optar por la atención de uno u otro paciente porque no hay capacidad para la atención de todos.

El riesgo de colapso se incrementa por las características que adquirió esta segunda ola afectando a gente más joven que la anterior, con menor mortalidad, pero mayor tiempo de estada en Terapia, lo que sobresatura aún más las camas. La posibilidad de circulación comunitaria de las nuevas cepas más contagiosas y probablemente más virulentas o de mayor severidad también hacen prever un mayor estrés del sistema. Al contrario de lo que dijo el presidente que habló de “relajamiento del sistema de salud”, lo que hay es sobrecarga de trabajo, ya que a los enfermos de Covid se le suma ahora toda la patología cuya demanda estuvo contenida el año pasado y ya no puede esperar más, ésa y no otra es la situación que enfrentamos hoy todo el equipo de salud.

Frente a la catástrofe que se avecina, el gobierno nacional tomó algunas medidas restrictivas tardías y absolutamente insuficientes para frenarla, con restricciones horarias para juntadas en ambientes privados, y un tardío cierre de las escuelas que ni siquiera tiene alcance nacional, ya que no se cumple en muchos de los distritos de alto riesgo. Ni hablar de la política de la derecha asociada a Cambiemos, que sigue siendo tan criminal como al principio de la pandemia cuando primero militaron la anticuarentena y luego se transformaron en antivacunas, para hoy pretender ser los líderes del cuidado de la educación de los niños exigiendo una presencialidad, de la que no pueden garantizar los más mínimos protocolos. Más allá de los fines electorales de las peleas entre Gobierno y oposición, ambos tienen en común la defensa de los intereses y la ganancia de los empresarios a costa de la vida de la gente, aunque tengan matices en cómo aplicar las medidas.

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