domingo, 5 mayo 2024 - 11:07

Izquierda Socialista vota a Massa. Una política oportunista

Luego de un prolongado silencio, mucha discusión interna y siendo la última de las fuerzas del Frente de Izquierda Unidad en pronunciarse, Izquierda Socialista (IS) decidió darle el voto a Massa en el balotaje presidencial. Una política oportunista, que capitula a quien nos gobierna y se postula para seguir gobernando y profundizar el ajuste a la sombra del FMI.

Con el argumento de ser una táctica que acompaña la decisión de una franja de masas, abona en sentido opuesto a la estrategia de construir la alternativa revolucionaria de izquierda que necesita nuestra clase y por la que venimos peleando desde nuestro partido e impulsando una política correcta en el FIT Unidad.

Partimos de coincidir en que los proyectos de Massa y Milei no son lo mismo y que es equivocada la postura de quienes ponen un signo igual entre ambos, llamando activamente al voto en blanco. Y coincidimos también en que toda táctica debe partir de denunciar a Milei, rechazar su proyecto y llamar a no votarlo. Además, como lo hemos planteado, compartimos que es fundamental “comprender” a los amplios sectores de masas que votaron y consideran votar a Massa no por entusiasmo; sino críticamente, como el supuesto “voto útil” o el “mal menor” para evitar que el liberfacho se entronice en la Rosada.

Por eso no llamamos a votar en blanco porque no son lo mismo ni la situación lo es respecto al 2015. Pero consideramos que acompañar en su experiencia a ese sector, peleando juntos contra Milei, no puede ser fomentando el “malmenorismo”, sino delimitándonos y marcando nuestro alerta a lo que significa el proyecto Massa.

Señalar con claridad que efectivamente, desde la izquierda, no le brindamos ningún apoyo político y que hay que seguir, no solo en la calle enfrentando el ajuste, sino construyendo una alternativa revolucionaria como la que pretendemos para el FIT Unidad.

Analogías equivocadas para justificar una posición oportunista

¿Se viene el fascismo? Apenas definida esta postura de la dirección de IS, tanto en comunicados como en las expresiones de sus voceros Sobrero y Giordano, comenzaron a hablar de Milei como “fascista”: “No voy a permitir que un fascista suba al gobierno (…) al fascismo no se lo discute….”. Es importante no equivocar la caracterización de este fenómeno reaccionario y la dinámica a la que se encamina nuestro país o utilizar definiciones de apuro, tendientes a encubrir su voto al ministro de Economía, que terminen justificando a los propios dirigentes peronistas que fomentan el voto a la Unión por la Patria, agitando el fantasma “democracia o dictadura”.

Es que pese a ser un armado político reaccionario y de ultraderecha, aun con elementos proto-fascistas que no hay que minimizar en absoluto y combatir a fondo, nos parece equivocado caracterizarlo de fascista, lo cual ameritaría otra política. Ni la situación objetiva ni de la clase obrera ni el marco general e internacional son similares al del surgimiento del fascismo. El marco mundial es de polarización, con surgimiento de expresiones tanto a derecha como a izquierda, con una dinámica a grandes confrontaciones sociales ante los intentos de quitar derechos. Y la tarea central con la que nos tenemos que armar los revolucionarios en esa hipótesis, no solamente es la de unidad de acción en la movilización para derrotar los ajustes y sus mentores, sino la de construir la alternativa de izquierda que se necesita.

¿La situación de Argentina es la misma que se dio en Brasil? La otra afirmación que deslizan los compañeros de IS para justificar su voto a Massa es asimilar la situación del balotaje del domingo 19 con el que se dio en Brasil entre Lula y Bolsonaro. Tomando el hecho que, desde sectores de izquierda, llamamos en esa oportunidad al voto crítico a Lula. Sin embargo, las situaciones son diferentes. Bolsonaro, con apoyo orgánico de las fuerzas armadas y manejando el aparato del Estado, venía gobernando e iba por su reelección, se venía de movilizaciones callejeras contra su política anti obrera y antipopular y Lula arrancó su campaña desde la cárcel.

Tampoco es una situación similar a la de Chile, en ocasión del balotaje entre el pinochetista Kast y el centroizquierdista Boric, un centroizquierdista candidato de organizaciones emergentes de la movilización popular. En ese caso, nuestra política fue la de llamar a derrotar a la ultraderecha de Kast y sus aliados en las calles y como parte de esa pelea impedir que gane (había sacado ventaja en las generales) mediante el voto crítico a Boric sin depositar ninguna confianza en quien vendría a gestionar la recomposición capitalista.

A diferencia de Massa que hoy es el superministro del gobierno y, de hecho, una suerte de presidente en funciones, ni Lula ni Boric gobernaban en los casos que analizamos.

Táctica y estrategia

Acompañar la experiencia de una franja de masas, sin marcar la salida programática, embelleciendo la alternativa tramposa de Massa, es capitular a las direcciones que llaman al “voto útil” para poner un dique de contención a la ruptura con el PJ y evitar que miles emigren a la izquierda. Acompañar la experiencia, sin una posición integral programática de transición, es oportunismo sin ninguna duda. Votar a Massa debilita esa estrategia y no siembra una posición de independencia de clase, del programa y la tarea de construir esa alternativa. Votar a Massa es apoyar al actual gobierno, al hombre de la embajada de Estados Unidos, quien ratificó seguir en los marcos del FMI, quien defendió al Estado sionista de Israel contra el pueblo palestino, que promueve un “gobierno de unidad” con la oposición de derecha y propone bajarle las retenciones a los líderes del agronegocio y los grandes sojeros en Córdoba, para captar los votos de Schiaretti.

Los voceros públicos de IS van más allá en sus declaraciones. El Pollo Sobrero, en su mimetización con el “malmenorismo” del PJ, llega a hacer una alquimia matemática, deslizando que Milei puede ganar si no le sumamos a Massa los votos del FIT Unidad. Reproduciendo así la remanida y mentirosa argumentación de los sectores del PJ que responsabilizan a la izquierda del crecimiento de estos sectores ultrarreaccionarios. Cuando, quienes le abrieron la puerta, han sido estos gobiernos que, como el de Alberto Fernández, Cristina y Massa, defraudaron a millones con sus políticas, al no revertir sino profundizar las aplicadas por el macrismo.

Como buenos oportunistas, dicen una cosa en un lado y otra en otro. Así, vemos en otras referencias de Izquierda Socialista ni siquiera poder sostener el llamado votar por Massa que hacen desde su propio espacio, como Angélica Lagunas en docentes de ATEN en Neuquén o en la CICOP, al plantear que se debe tener independencia política y por eso plantean “ni Massa ni Milei” de forma categórica.En ese marco, son también equivocadas las posiciones del PO por sectarias, al renunciar a la disputa y cerrar todo diálogo con los trabajadores y sectores populares que, equivocadamente, quieren frenar a Milei votando a Massa. Como lo son también las posturas oportunistas como las de IS que siembran expectativas en Massa y agregan escollos para la evolución hacia la izquierda de estos sectores. Son dos caras de la misma moneda, que renuncian a disputar en los sectores que han reaccionado con una enorme reserva democrática contra el liberfacho, pero que también están hartos del doble discurso peronista y olfatean que se viene más ajuste de la mano del FMI.Estas posiciones son las que han evitado que el FIT Unidad salga con una postura común y correcta, lo cual hubiera potenciado la postulación del Frente, de cara al país que se viene (ver acá). Lo que confirma, como venimos señalando desde el MST, los límites del FIT-U, al no tener un método de decisiones con debate colectivo, abierto a la participación de miles y miles, lo que no permite que se elabore y aplique la mejor política.

Nuestra política, que planteamos también para que la tome el FIT Unidad, es diferente. Como lo hemos desarrollado en la resolución del 27 de octubre (ver acá) y en textos posteriores (ver acá y acá), se trata de una política integral, no unilateral. La misma parte de convocar a los trabajadores, la juventud, las mujeres, los barrios, a no votar a Milei. Rechazando activamente el proyecto de los liberfachos aliados ahora con Macri y Bullrich. Desplegando una dura crítica a ese proyecto de ultraderecha y reaccionario como parte del llamado a que no se los vote. Y comprendiendo a quienes votarán a Massa “con la nariz tapada” para que no gane Milei, salimos a explicar que no son lo mismo y por ello no hacemos campaña ni llamamos al voto en blanco. Pero desde esta ubicación política planteamos que no hay que darle apoyo político a Massa y a su proyecto ni votarlo.

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