jueves, 21 noviembre 2024 - 13:26

Israel. Rehenes, huelga general y crisis política

Esta nota fue publicada originalmente en el sitio web de la Liga Internacional Socialista.

En la semana previa al primer aniversario del conflicto, la muerte de seis rehenes israelíes retenidos por la resistencia palestina abrió un nuevo capítulo de la crisis política en el Estado sionista de Israel. Los cuerpos los encontraron el sábado 31 a la noche militares israelíes en un túnel de Rafah, al sur de Gaza, cerca de la frontera con Egipto. Según Israel, los asesinó Hamas. Según Hamas, murieron por un bombardeo israelí. Apenas se supo la noticia, el Foro de Familiares de Rehenes emitió un duro comunicado contra el primer ministro: «¡Netanyahu abandonó a los rehenes! Esto ya es un hecho. A partir de mañana el país temblará. Pedimos al público que se prepare. Detendremos el país» . En efecto, el domingo 1° en Tel Aviv hubo una marcha de más de 200.000 personas. Allí se le exigió al gobierno un inmediato acuerdo con Hamas para intercambiar prisioneros de ambas partes.

Asimismo, se reclamó la renuncia de Benjamín Netanyahu -al que acusan de dilatar las negociaciones- y la convocatoria a nuevas elecciones. Hubo una fuerte represión policial con carros hidrantes y también se hicieron concentraciones en Rehovot, Beer Sheva y otras ciudades. El mismo domingo, la central sindical israelí Histadrut llamó a un paro general. A través de una fiscal general, el gobierno ultraderechista logró que un tribunal de Tel Aviv ordenara cesar la huelga luego del mediodía por considerarla “ilegal”. La burocracia sindical acató el fallo. Aun así, en la mañana no funcionaron bancos, paró el puerto de Haifa, no entraron vuelos, pararon algunas líneas de autobús y tren, escuelas y hospitales.

Abajo el Estado genocida de Israel

A pesar de esta crisis política, Netanyahu mantiene su ofensiva gracias al respaldo de varios partidos ultra-ortodoxos, que rechazan cualquier entendimiento con los palestinos. Por caso, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, líder del partido ultraderechista Poder Judío, afirmó: “No me avergüenza decir que estamos usando nuestro poder para evitar un acuerdo imprudente y detener cualquier negociación por completo”. Incluso Israel ha multiplicado sus acciones militares en Cisjordania y el sur del Líbano. En las negociaciones con Hamas, con mediación de EE.UU., Egipto y Qatar, Netanyahu elevó las condiciones para un acuerdo sólo provisorio. Por ejemplo, ahora sumó mantener el control israelí del Corredor Filadelfia (o Saladino), o sea la estrecha y estratégica ruta fronteriza entre Gaza y Egipto.

Por su parte, Hamas propone un acuerdo permanente, con canje de rehenes por presos políticos y retiro de las tropas sionistas de Gaza. A su vez el imperialismo norteamericano, por boca de Biden, se distanció de Netanyahu. Aunque le provee armas y apoyo político, criticó sus “insuficientes esfuerzos” para lograr un acuerdo. Y la candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, declaró hace poco su apoyo al “derecho de autodeterminación palestino”. Son gestos oportunistas ante el descontento popular en EE.UU. por el sostén de ese país al genocidio israelí, como se expresó en los masivos acampes universitarios y las acciones de los judíos antisionistas: “No en nuestro nombre”. A casi un año de iniciada esta fase del conflicto, reafirmamos la necesidad de redoblar la solidaridad internacional con la justa causa del pueblo palestino. No habrá paz en Medio Oriente sin el derecho al retorno de los refugiados palestinos a sus tierras originarias y sin desmantelar ese engendro racista, terrorista y pro-imperialista que es el Estado sionista de Israel. La única salida es reemplazarlo por una Palestina única, laica, democrática y socialista, como parte del proceso revolucionario en toda la región.

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