lunes, 23 diciembre 2024 - 02:14

Federico Engels. El segundo violín en la historia de la obra más maravillosa

Este artículo fue publicado originalmente en la edición mensual de Alternativa Socialista, editada el 10 de agosto.

Parte de la frase es robada. Luego de mucho dudar elegí este título. Había arrancado pensando en cómo enaltecer lo que ha significado Engels para el movimiento socialista, la clase trabajadora y el pensamiento humano tratando de sacarlo de la “sombra” de Marx. Al poco tiempo de andar esta idea me encontré encerrado en una utopía, una ridiculez propia de un pensamiento más bien estrecho, plagado de los vicios de una sociedad que privilegia la individualidad por sobre todas las cosas. Como verán, la descarté y la propia explicación de este tropiezo inicial ayuda a poner de relieve parte del legado de quien escribiría de sí mismo: “durante toda mi vida he cumplido mi destino: he sido el segundo violín y creo haberlo cumplido de manera aceptable”.

Una síntesis de espacio y tiempo

Frederick vivió casi 75 años. Nació en Alemania en 1820 y falleció en Londres 1895. El período de su vida y donde la desarrolló, le permitió ser testigo de importantes acontecimientos históricos. También le permitió absorber los adelantos más importantes de la ciencia y la filosofía. Contextualmente, y tomando la dimensión espacial, hay que considerar que Engels nació en una Europa central que había comenzado su desarrollo industrial tardíamente con respecto a la Europa occidental y aún tenía un sistema político contradictorio con el desarrollo de las fuerzas productivas que estaban desarrollándose en su interior y exterior.

Particularmente el Imperio Prusiano era un régimen reaccionario que mantenía segregado su territorio y ejercía un poder despótico a su interior que asfixiaba a una burguesía con la tarea pendiente de construir un Estado Nacional.

Por otro lado, Engels fue empujado a vivir en Inglaterra por los negocios familiares y eso le permitió tomar contacto directo con el desarrollo industrial más potente y la clase obrera más desarrollada del mundo en ese momento.

También vivió en París en donde se dedicó de lleno a la militancia socialista en los albores de la primavera de los pueblos (1848) que lo empujó, junto con la oleada a su tierra natal, a luchar con armas en mano. Además, años después fue contemporáneo a la Comuna de París (1871), primer ensayo revolucionario práctico que dejó infinidad de lecciones.

Fue protagonista de la Primera Internacional y participante de la Segunda y pudo ser parte de los primeros congresos de la socialdemocracia alemana que daba sus primeros pasos en constituirse en un partido obrero de masas.

Tomando la dimensión del conocimiento y las ideas. Estuvo en contacto con la prolífera filosofía alemana. Él mismo se alineó con el grupo de los jóvenes hegelianos, con los que luego rompería. En Inglaterra, tomó contacto con lo más avanzado de la economía política y en Francia con lo más avanzado de la sociología.

Como puede verse, espacio y tiempo se integraron en este hombre que tanto le dio al movimiento socialista y, sobre todo, juntos con Marx, sentaron los poderosos cimientos que después de más de 175 años permanecen indemnes por más que la burguesía con todo su poder haya tratado de destruirlos, ocultarlos, o construir edificios falsos sobre ellos.

Haciendo honor a la dialéctica

El segundo violinista nació en el seno de una familia burguesa acomodada. Su padre era fabricante. Desde muy pequeño mostró signos de talento y también de rebeldía. Su padre, de quién Engels decía que era un déspota, escribió sobre su indisciplinado hijo: “Se ha vuelto más educado, exteriormente, pero a pesar de los severos castigos, ni siquiera el miedo a ellos parece enseñarle la obediencia incondicional”. Parece que hizo justamente lo contrario (su antítesis), Engels dedicó su vida a desentrañar los fundamentos de la desobediencia al orden social clasista con la mayor entrega y disciplina para destruir la explotadora obediencia incondicional.

Esta relación con su padre, y la concepción del viejo Engels sobre su hijo, tuvo una deriva muy interesante. Apostando a alejarlo de los círculos juveniles de activismo lo empujó a formarse como comerciante en Bremer primero y luego a viajar a Inglaterra. Frederick padre (que no era ningún tonto) apostó a que el contexto social de tener que ocuparse de los negocios familiares lo asimilara. Así fue como el joven Engels tuvo que viajar a Manchester.

Sin embargo, lejos de asimilarse con la burguesía, Engels desarrolló una enorme experiencia al interior de la clase obrera y se asimiló a ella y en ese proceso eligió de compañera a Mary Burns, una obrera descendiente de irlandeses.

El segundo violinista se las ingenió para desarrollar una doble vida, como Lafargue1 cuenta en sus recuerdos personales de Engels “Los seis días de la semana, de diez a cuatro, era comerciante, que supervisaba la correspondencia, en muchos idiomas, de su firma y se dirigía a la Bolsa. Por la noche, libre de la esclavitud comercial, regresaba a su pequeña casa, donde volvía a ser un hombre libre”.

Como hombre libre dedicaba sus energías a penetrar en lo profundo de la clase obrera. De esta experiencia y estudio pormenorizado dio a luz un importante libro que tituló La situación de la clase obrera en Inglaterra. Este libro aportó una profunda crítica a las consecuencias de la industrialización y las condiciones de vida de la clase obrera. No solo cómo la jornada laboral era extremadamente larga, cómo eran las condiciones de trabajo de mujeres y niños, sino también las condiciones de urbanización insalubres y miserables. Además, el libro ya contenía en embrión, importantes ideas que desplegaron todo su potencial algunos años después, como, por ejemplo: “La única diferencia en comparación con la antigua esclavitud abierta es que el trabajador de hoy parece libre porque no es vendido de una vez por todas, sino poco a poco, por día, semana, año, y porque ningún dueño lo vende a otro, sino que se ve obligado a venderse a sí mismo”.

Una amistad forjada sobre el acero de las tareas revolucionarias

El principio de esta estrecha relación teórico-política se inició en París en el año 1944. En realidad, se habían conocido dos años antes cuando Engels se reunió con Marx en las oficinas de la Gaceta Renana (periódico dirigido por Marx), pero ese encuentro se dice que fue poco agradable a raíz de que Marx como director reprobaba ciertos artículos extremistas. En París fue donde estos grandes de la historia socialista tuvieron la posibilidad de comprobar lo mucho que tenían en común sus ideas y lo importante y productivo que sería un trabajo en conjunto. En este encuentro -que fueron varios días- Engels comparte con Marx su libro sobre la situación de la clase obrera en Inglaterra y parece este haber sido de una gran influencia para Marx. Recordemos que Marx en ese entonces no había podido tener un estrecho conocimiento sobre la clase obrera más desarrollada en directo, ya que no conocía Inglaterra donde la revolución industrial se había producido y, por ende era, por así decirlo, una ventana al futuro. Dos aspectos de este encuentro influyeron sobre Marx de manera significativa:

Primero, que viera en la clase trabajadora el sujeto fundamental del proceso de emancipación de la humanidad.

Segundo, concentrarse en el estudio de la economía política, en el cual no había incursionado en profundidad al momento ya que venía concentrado en el estudio de la filosofía y la historia.

De este encuentro Marx acuerda con Engels producir un folleto que criticara a los jóvenes hegelianos. Este trabajo terminó siendo el libro: “La Sagrada Familia” que colocó los primeros fundamentos del materialismo histórico. Este fue el primer trabajo que firmaron juntos. Detalle: se dice que Engels se había sorprendido de aparecer como coautor y primero en orden de firma cuando solo había redactado de manera conjunta el prólogo y había aportado solo algunos capítulos.

Este fue el primero de muchos que firmaron ambos, entre los cuales no se puede dejar de destacar el imprescindible para todo revolucionario que ha sido traducido a más de 200 idiomas y que más influencia ha tenido en el mundo para los socialistas: “El Manifiesto Comunista”. A Engels y Marx lo unió toda vida de trabajo conjunto sin importar las circunstancias. En la cercanía más estrecha o a la distancia, con asidua correspondencia, pero nunca dejaron de vivir en su comunidad de ideas elaborando juntos. Marx tenía una gran admiración por Engels y la opinión de él era apreciada con gran estima. En palabras de Lafargue: “Marx ponía la opinión de Engels sobre todas las demás, porque este era el hombre que Marx consideraba como el único capaz de ser su colaborador”.

Das Kapital

Por razones de espacio este solo es un subtítulo, aunque merecería ser todo un artículo. Sin darle mayor ruedo al asunto, quién mejor que Marx para poner en su justo lugar lo que Engels significó en la obra primordial del marxismo. Al terminar la revisión del primer tomo, antes de mandar a imprenta en agosto de 1867 le escribió a Engels, quien en aquél momento estaba en Manchester: “te debo solamente a ti que haya sido posible”.

En esta simple frase condensa la significación de decenas de años de colaboración, ayuda material y sacrificio personal por parte de Engels para que Marx pudiera dedicarse exclusivamente a su obra capital.

Luego de la derrota de la primavera de los pueblos europeos (1849), que Marx había seguido de primera mano, es expulsado de Prusia y Francia, con lo cual decide trasladarse a Londres. Allí planifica estudiar exhaustivamente la economía política y luego emprende la titánica tarea de desentrañar científicamente los misterios del capital.

Engels, también fue expulsado una vez derrotada la revolución en Alemania donde estuvo involucrado de manera directa como oficial voluntario. Es probable que este involucramiento lo haya empujado a estudiar la cuestión militar hasta hacerse un especialista. Tan especialista que durante la guerra Franco-Prusiana escribió artículos publicados en la prensa como “Apuntes de guerra” y que le valieron el apodo de “El General” por parte de la familia de Marx.

En 1950 el padre de Engels, quien como era de esperar no compartía para nada el curso de su involucramiento político, decide cortarle la ayuda económica obligándole a involucrarse directamente en el negocio familiar para mantenerse. De esta manera, Engels, se ve obligado a viajar a Manchester para poder mantenerse a sí mismo y a la familia de Marx. Consciente de que su aporte pasaba por liberar al genio de cualquier otra preocupación que no sea la de dedicarse a su obra central sobre la cual se asentó el marxismo. En sus palabras: “Durante los cuarenta años de mi colaboración con Marx tuve una cierta parte independiente en la fundamentación, y sobre todo en la elaboración de la teoría, es cosa que ni yo mismo puedo negar. Pero la parte más considerable de las principales ideas directrices, particularmente en el terreno económico e histórico, y en especial su formulación nítida y definitiva, corresponden a Marx. Lo que yo aporté —si se exceptúa, todo lo más, dos o tres ramas especiales— pudo haberlo aportado también Marx aun sin mí. En cambio, yo no hubiera conseguido jamás lo que Marx alcanzó. Marx tenía más talla, veía más lejos, atalayaba más y con mayor rapidez que todos nosotros juntos. Marx era un genio; nosotros, los demás, a lo sumo, hombres de talento. Sin él la teoría no sería hoy, ni con mucho, lo que es. Por eso ostenta legítimamente su nombre”.

Engels tardó 19 años en poder liberarse del tiempo de involucramiento directo para poder dedicarse exclusivamente a la lucha socialista.

Sin embargo, la historia no termina acá. Marx murió en 1883 sin publicar los siguientes tomos de “El Capital”. Engels emprende así, junto con otras tareas, la de editar los siguientes dos tomos. En 1885 logra tener para imprenta el segundo tomo del Capital que se publica con prólogo suyo. El tercer tomo le requiere muchísimo trabajo y recién logra tenerlo listo nueve años después en 1894.

Un segundo violín con melodía propia. Frederick era un verdadero erudito, con un conocimiento tan amplio que era admirado por el propio Marx. Engels decía que “tartamudeaba” veinte idiomas, lo cual constituyó una verdadera ventaja para sus tareas de secretario de varios países de la Primera Internacional.

Su contribución bibliográfica ha sido muy importante. Además de la mencionada “La situación de la clase obrera en Inglaterra” Engels fue autor de importantes libros, muchos en coautoría con Marx.

Entre las muchas publicaciones hechas por Engels se puede decir que tuvo la tarea de popularizar las ideas del marxismo y defenderlas de ataques pseudo-científicos. La síntesis de estas tareas, que incluso lo obligaron a desplegar trabajosamente un sinfín de temas, fue el “Anti Dühring”, nacido como una serie de artículos publicados en el periódico del partido socialdemócrata alemán entre 1877 y 1878. El libro debate contra Eugen Dühring quien había construido una teoría socialista propia que tenía por objeto reemplazar a la marxista y formar en torno a él otro núcleo político, al mismo tiempo de que se fusionaron las dos secciones del partido socialista alemán que se unificó. Como el mismo Engels dice “No había pues más remedio que recoger el guante que se nos lanzaba y dar la batalla, por muy poco agradable que ello nos fuese”, así que tuvo encomendada esta tarea exclusivamente, dado que Marx seguía concentrado en la finalización de “El Capital”.

De este libro años más tarde (1880) Lafargue utiliza tres capítulos para editar el famoso “Del socialismo utópico al socialismo científico” que en propia vida de Engels fue traducido en diez lenguas y fue un facilitador indiscutido de la propagación del socialismo científico.

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