domingo, 9 febrero 2025 - 02:08

Emilia Pérez. La polémica detrás de la película

Desde las nominaciones, la gala de los Oscars de este año se vio atravesada por varias polémicas ligadas a la marcada ausencia de ciertas películas como “Dune: Parte 2”, “Challengers”, “A Different Man”, entre muchas otras, en categorías clave. Esta ausencia de obras que en un primer momento se podrían considerar claras candidatas a categorías como mejor edición, mejor dirección o incluso mejor película, debe su omisión en los premios a una película en particular: “Emilia Pérez”.

La ganadora del Globo de Oro y nominada a 13 Oscars, “Emilia Pérez”, narra la historia del narcotraficante mexicano ficticio Manitas, quien contrata a una abogada, Rita (Zoe Saldaña), para que lo ayude a realizar su proceso de cambio de género. Luego de este procedimiento, Manitas, ahora Emilia Pérez (Karla Sofía Gascón), se aleja del mundo de la droga y el delito, fingiendo su muerte, y deja a la deriva a su esposa Jessica (Selena Gomez) y a sus dos hijos. El conflicto inicia cuando Emilia se arrepiente de su accionar como narcotraficante e intenta enmendarlo haciendo una asociación para colaborar con las familias de los desaparecidos por los cárteles.

Si bien en principio la trama suena bien, la película estuvo envuelta en múltiples polémicas, ligadas principalmente a su director, el francés Jacques Audiard. La idea de que un europeo realice una película sobre la tragedia que significa la perpetración de los crímenes ejecutados por el narco mexicano, teniendo en cuenta que son situaciones que a día de hoy continúan sucediendo, suena, cuanto menos, irrespetuosa. Sin embargo, hay dos puntos que hacen aún más irrespetuosa la sola idea de la concepción de “Emilia Pérez”: las declaraciones de el propio Audiard, quien admitió no haber realizado ninguna investigación sobre la cultura mexicana ni sobre el tema tan serio y grave que toca la película y mencionó que “el español es un idioma modesto, de pobres”, y el hecho de que la película es un musical.

Por un lado, la falta de investigación desembocó en una película repleta de diálogos con estereotipos lingüísticos mexicanos y de escenarios basados también en estereotipos del país, mostrando un desinterés genuino por parte de las personas detrás de su realización. Esta dejadez queda aún más en evidencia cuando descubrimos que el film ni siquiera fue rodado en México y que ninguna de las personas involucradas en él es mexicana. Por otro lado, las canciones no tienen gracia y muchas veces se sienten simplemente diálogos a los que se les agregó una base musical de fondo. Además, las letras de la música se sienten, en muchos casos, una burla a situaciones que, se supone, son graves, por lo que por momentos se siente que la búsqueda es más la de una comedia que la de un drama.

Ahora bien, si la película es tan mala, ¿por qué es tan tenida en cuenta por los premios? Esto es simple: porque a ese sistema le sirve que haya películas que simulan hablar de minorías en la mirada del público, y que sea ese mismo sistema el que las hace ver, da a entender que se solidarizan con la causa, cuando en realidad solo la usan como herramienta de lucro.

Pensémoslo un segundo. La película está protagonizada por tres mujeres, y habla sobre un tema que a los estadounidenses les encanta: el narcotráfico mexicano. Este conjunto de temas (que parece puesto a propósito por sus realizadores con el fin de ganar premios) hace que sea más elegida que otras películas mejores, solo porque toca temas que a los estadounidenses les hace sentir bien premiar. Para ellos, darle entidad a películas que tocan estas temáticas, sin importar lo buenas que sean, significa darle entidad a los grupos sociales que las promulgan, cuando en realidad, en el fondo, lo único que logran es estigmatizar este tipo de películas, haciendo ver que no es necesario realmente hacerlas bien, sino que solo es importante hacerlas y ya para conseguir una escandalosa cantidad de nominaciones al Oscar y, probablemente, ganar unos cuantos.

De este modo, se opacan películas que tocan estos temas de forma respetuosa y con buenas narrativas, como “Close”, “Portrait of a Lady on Fire”, “Secreto en la Montaña” o “Queer” (del año pasado e ignorada por la Academia en estas nominaciones), entre muchas otras que se encargaron de poner en lo alto estas problemáticas sin estigmatizarlas ni estereotiparlas. Únicamente con buen cine.

Es por esto que estas premiaciones no significan nada, y está en nosotros, como espectadores, premiar las historias que no ven las problemáticas sociales como herramientas para conseguir reconocimientos y maximizar ganancias, sino que las ven como parte de una realidad que merece ser retratada a través del cine.

Bautista Armenio

Noticias Relacionadas