viernes, 19 abril 2024 - 15:21

El verdadero Eternauta. A 45 años del secuestro Oesterheld

Nacido un 23 de Julio de 1919 en Buenos Aires, hijo de padre alemán y madre española, fue uno de los más influyentes historietistas de la historia argentina. Su aporte a la historieta y a las letras de nuestro país, esta coronada por su máxima obra – “El Eternauta”-, pero a lo largo de su vida también fue una expresión de los vaivenes de la historia y la lucha de clases.

Del petróleo a la tinta

Todos los que lo conocieron, marcaban que Oesterheld era una persona reservada, cuyas historias eran su forma de expresar su vida y su pensamiento. Tal vez eso explique por qué hay poca información sobre su infancia y sus primeros años. Podemos encontrar alguna anécdota perdida, como que se aburría en la escuela, o que sus libros favoritos eran los de Herman Melville y Joseph Conrad, pero no mucho mas.

Una vez terminado el ciclo escolar, estudió Geología, e ingresó a trabajar en YPF en la exploración de pozos petrolíferos. El impacto de sus estudios explicaría luego la minuciosidad de los fondos de las viñetas que imaginaría más adelante. Pero su pasión estaba en la escritura y más precisamente en la historieta. Recién casado con Elsa Sánchez, prueba escribir sus primeros guiones, que se convertirían en historietas educativas de divulgación científica, “si los chicos no leen libros, pero leen historietas por lo menos que aprendan algo” seria su leit motiv de esta etapa. Quería que la historieta se convirtiera en algo popular.

Los primeros personajes seriales de Oesterheld serian Bull Rocket, un espía durante la guerra fría y el Sargento Kirk, un personaje sacado de los viejos westerns norteamericanos que estaban de moda en la época, pero con una mirada innovadora y especialmente crítica hacia la cultura estadounidense.

La editorial Frontera y los éxitos

En 1957, junto a su hermano fundan la Editorial Frontera con el objetivo de popularizar las historietas y utilizar todo el capital humano que Oesterheld había cosechado en sus inicios, dibujantes como Alberto Breccia, Francisco Solano López, o Hugo Pratt. Comienzan a editar la revista “Hora Cero” una de las piedras angulares de la época de oro de la historieta nacional.

Es en estas páginas donde aparece primero Ernie Pike, su primera gran obra, donde un corresponsal de guerra (el cual era dibujado a semejanza del Oesterheld real) contaba historias trágicas ambientadas en la segunda guerra mundial. El ilustrador de esta serie fue Hugo Pratt, quien luego la seguiría editando en Europa bajo su propio nombre. La mayoría de las historias criticaban el aspecto bélico de las sociedades de posguerra.

El gran éxito llegaría con la publicación en 1959 de El Eternauta. La historia de una Buenos Aires asolada por una invasión extraterrestre y el heroísmo de un grupo de personas comunes como las de cualquier barrio, generó una identificación instantánea y absoluta del público con la obra, convirtiéndola en un éxito. No podemos dejar de señalar el impacto que tuvo su obra en la juventud durante los 60´s -y actualmente también- por sus metáforas sobre la lucha de los trabajadores contra los invasores, algunos oprimidos también, y otros como opresores absolutos. Un claro mensaje antiimperialista, en una época donde la política se supeditaba a las grandes superpotencias.

Luego del Eternauta, su siguiente obra fue Mort Cinder, la historia de un hombre que vivió toda la existencia de la humanidad y cuenta diferentes hechos del pasado. El éxito del Eternauta empañó esta serie, que hoy es considerada de culto, pero que en su momento pasó desapercibida, bajando drásticamente los números de circulación de sus publicaciones y obligando al cierre de la editorial.

Germán se convirtió en Juan Salvo

Durante la década de los 60´s la obra de Oesterheld consistió en escribir colaboraciones para otras editoriales, al mismo tiempo que se dedicaba más a la vida familiar que la componían su Esposa Elsa, y sus cuatro hijas: Estela, Beatriz, Marina y Diana. En 1968, junto a su amigo Alberto Breccia, publicaron una biografía sobre el Che Guevara, provocando la ira de la dictadura de Onganía, que secuestró la publicación y procesó a los autores. Este sería un momento crucial de la vida de Oesterheld que profundizaría su compromiso político de izquierda y que entrados los 70, lo vería incorporándose a Montoneros, empujado por sus hijas mayores que pertenecían previamente a la agrupación.

De esta militancia surgirían sus últimas obras, especialmente la continuación de El Eternauta, donde Juan Salvo, el protagonista de la primera, abrazaría los ideales guerrilleros del autor, liderando a la humanidad en una lucha contra los invasores. Simultáneamente, Oesterheld se había convertido en uno de los referentes de prensa de Montoneros. Su obra de esta etapa es la que desata mayor polémica entre sus seguidores, por la dificultad de discernir cuánto es arte literario y cuánto propaganda. Para el autor era lo mismo.

El golpe de 1976 fue brutal para la familia Oesterheld. En cuestión de meses perdería a 2 de sus hijas. Beatriz desaparecería en junio de 1976 y aparecería unos días más tarde asesinada. Un mes después Diana seria secuestrada y desaparecida estando embarazada. Oesterheld, dejó su casa familiar de Beccar y se trasladó a La Plata, esperando que alcanzara para pasar a la clandestinidad, pero el 27 de abril de 1977 fue secuestrado por un grupo de tareas. Sus dos hijas restantes serian detenidas y desaparecidas posteriormente a su secuestro.

Oesterheld en el Continum

HGO, como firmaba en sus últimas obras, fue llevado al centro clandestino conocido como “El Vesubio” donde pasó la mayor parte de su cautiverio, con su salud deteriorándose muy rápidamente. Uno de los pocos testimonios que lo ubicaron en este lugar es el de Eduardo Arias, quien recordaba: “Uno de los recuerdos más inolvidables que conservo de Héctor se refiere a la Nochebuena del ’77. Los guardianes nos dieron permiso para sacarnos las capuchas y para fumar un cigarrillo. Y nos permitieron hablar entre nosotros cinco minutos. Entonces Héctor dijo que por ser el más viejo de todos los presos, quería saludar uno por uno a todos los presos que estábamos allí. Nunca olvidaré aquel último apretón de manos». Héctor Oesterheld tenía sesenta años cuando sucedieron estos hechos.

Su estado físico era muy, muy penoso»

El consulado alemán –nacionalidad que había heredado de su padre- inició una serie de reclamos sobre su paradero, sin suerte.
Héctor German Oesterheld, fue desaparecido físicamente por la dictadura, pero sobrevivió en su obra, que trascendió generaciones y fronteras, El Eternauta es una de las historietas argentinas más traducidas y con mayor circulación en el mundo. Pero su legado también está en la popularización de la historieta orientada a públicos juveniles y adultos, con temáticas acordes y poniendo la viñeta como un recurso literario más, como un medio para contar una historia. Su obra es uno de los pilares de la historieta argentina y universal. Como Juan Salvo, Oesterheld estará navegando en el Continum –el flujo del espacio y el tiempo- mientras siga viva su obra.

Germán Gómez

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