miércoles, 24 abril 2024 - 17:16

Córdoba. Nueva Ola, no aprendieron nada

Córdoba vuelve a subirse al podio de contagios en el país, el 28 de diciembre alcanzó los 8520 nuevos casos de COVID-19 en un día. Convirtiéndose, además, en la provincia con mayor circulación de la nueva variante Omicron.

En estos dos años de pandemia, Córdoba fue figura estrella del aperturismo irresponsable por parte del gobierno provincial, priorizando las ganancias de un sector empresarial por encima de la salud del conjunto de la sociedad, habilitando y abriendo actividades para nada esenciales en medio de picos de contagios que tenían una ocupación cercana al 90% de las camas en los hospitales y con una lentitud tremenda para avanzar en la vacunación. A pesar de ello, las y los cordobeses fuimos a vacunarnos en cuanto hubo oportunidad, teniendo un efecto contundente. Con un 84% de la población vacunada implicó que durante algunos meses promediamos apenas unos 110 casos positivos diarios en la provincia, se descongestione el sistema de salud, pasando a una ocupación ínfima de camas de emergencia.

Esto ubicó a la provincia en una situación ideal para repensar y fortalecer al sistema de salud, después de dos años de una pandemia que dejó algunas conclusiones: que la vacunación sirve para frenar el virus, que para evitar su circulación es muy efectivo realizar testeos de manera masiva, permanente, a la población en general y a quienes vuelven de zonas con circulación de nuevas variantes en particular, para así detectar rápido los contagios y aislar de manera selectiva. También quedó claro que el sistema de salud necesita urgente de personal e insumos, y que podríamos aprovechar al personal que ya tiene una buena experiencia para la capacitación de nuevos trabajadores.

Sin embargo, el gobierno de Hacemos por Córdoba parece no haber aprendido nada. A tono con el gobierno nacional, Córdoba se sumó al “fin de la pandemia” una vez más priorizando las ganancias empresariales por sobre la salud del conjunto. Se volvió a los bares, fiestas y eventos deportivos, casi sin controles y sin aforo. A los trabajadores de los vacunatorios los tratan de “voluntarios” y les demoran el pago de sus salarios, quitando seguridad laboral y manteniendo en la precarización a quienes llevan adelante una de las tareas más importantes para enfrentar al virus. Tampoco prepararon a los centros de testeos, sino que por el contrario, fueron cerrando distintos puestos y desabasteciendo los que quedaban, llegando así a la situación de hoy en donde hay largas filas de más de 10 horas de espera en algunos centros, mientras que en otros apenas tienen capacidad para hisopar entre 90 y 120 personas por día. En el mismo sentido, se procedió a desmantelar los centros de rastreo y seguimiento de contactos estrechos que funcionaban mediante convenios de cooperación con la UNC.

A este cóctel explosivo se suma que el gobernador Schiaretti cedió con gusto a la presión empresarial y, sin ningún tipo de evidencia médica o científica verificable, fue pionero en el país en definir la flexibilización de los tiempos de aislamiento a apenas 7 días y en algunos casos sólo a 5, aún sabiendo que en ese tiempo -aún sin síntomas- todavía el virus puede contagiarse.

Esta fue la tormenta perfecta que, con la llegada de la variante Omicrón a Córdoba, nos trajo a la situación actual con más de ocho mil casos en un día y una escalada de más del 1000% de los contagios en dos semanas.

¿Qué hacer?

La situación todavía se puede frenar antes de que sea muy tarde si se toman medidas contundentes como las que venimos mencionando. Priorizando enfrentar la pandemia, preservar el sistema de salud y la vida de la población y no los negocios capitalistas de espectáculos y turismo como hace el gobierno provincial. Invirtiendo en mayor cantidad de testeos y puestos por barrios y puntos céntricos de las ciudades. Aislando de manera selectiva a los casos positivos durante los 12 días recomendados. Terminando con la colocación de las segundas dosis y pasando rápidamente a aplicar al conjunto de la población la tercera dosis. Sólo partiendo de estos puntos básicos podremos plantear un plan serio para contener la ola, ya que no es gratis tener miles de infectados diarios, aunque sea más leve la enfermedad. El costo sanitario y humano puede ser muy grande.

Lautaro Allassia

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