lunes, 14 octubre 2024 - 15:58

Córdoba. Las responsabilidades políticas y económicas detrás de los incendios

La situación es dramática, en este preciso instante hay focos activos que resultan imposibles de controlar. Las condiciones climáticas adversas con fuertes ráfagas de viento complican el trabajo de los bomberos. Hay varias rutas y autovías cortadas, entre 30 y 50 personas evacuadas y las llamas arden en Capilla del Monte (departamento Punilla), Colazo (departamento Río Segundo) y Reducción (departamento Río Cuarto). Desde el gobierno se lamentan por las inclemencias del tiempo pero nada dicen de las responsabilidades políticas y económicas que nos trajeron hasta acá

¿Por qué se incendia tanto?

Esa es una pregunta que en la provincia surge con frecuencia, no es para menos, los incendios son moneda corriente y generan enormes pérdidas materiales y ambientales a la población. Sólo en lo que va de este año se quemaron entre 30 y 35 mil hectáreas, sin contar las que están ardiendo en este momento. Y, si miramos para atrás, en los últimos 5 años perdimos más de medio millón de hectáreas devoradas por el fuego. 

Córdoba tiene condiciones climáticas y geográficas que conllevan mayor riesgo de incendio, sin embargo eso por sí solo no explica la catástrofe que vivimos. Justamente teniendo en cuenta que nuestra provincia es proclive a los incendios el Plan de Manejo del Fuego debería ser jerarquizado presupuestariamente, mucho más si, como en este año, se sabía de antemano que venía una temporada seca. Sin embargo el Plan de Manejo del Fuego viene siendo desfinanciado hace ya varios años. Por ejemplo, mientras la inflación acumulada de los últimos 5 años es de 2328% los fondos destinados al programa se incrementaron sólo en un 1800%. O lo que es lo mismo tuvieron un ajuste por arriba del 40%. Eso no sólo hace que el combate del fuego sea mucho más dificultoso sino además que se debiliten los mecanismos de prevención.

No inician solos

En algo nadie tiene dudas: más del 90% de los incendios son intencionales, sin embargo, nunca nadie va preso ni se sabe a ciencia cierta quién fue. A lo sumo agarran a algún perejil con un encendedor, pero nunca a los que de verdad están especulando con que todo se incendie para después aprovechar esa tierra arrasada. Y aunque muchos hacen mención de que la Ley 9870, conocida como Ley de Bosques, explicita que no se puede usar el fuego para el cambio de uso de suelo en zona roja y amarilla, lo cierto es que los controles no existen y que la ley es prácticamente papel mojado. El mapa que indica cuáles son las zonas rojas y amarillas es un archivo pixelado que no permite delimitar con claridad esos espacios, lo que es siempre usado en beneficio de los desarrollistas, sojeros y grandes empresarios.

Sin ir más lejos, la Autovía de la Ruta 5 en Paravachasca, una obra fuertemente resistida por su impacto ambiental en el Valle, tiene un tramo construído sobre la cicatriz del fuego del año 2020, es decir que hasta el propio gobierno hace negocios sobre las cenizas de nuestro monte, aunque supuestamente eso está prohibido.

La Calera el paradigma de la desidia

Hace pocos días atrás un foco de incendio en La Calera, una ciudad ubicada a 10km de la capital cordobesa, arrasó con más de 1500 hectáreas. Pero no fue el primero, La Calera es la zona de la provincia con mayor frecuencia de incendios, sólo en julio de este año hubo 28 focos de incendio, prácticamente uno por día. No es casual que La Calera sea también la ciudad que más creció demográficamente en los últimos 10 años y donde el desarrollismo inmobiliario viene causando estragos: desmontando todo a su paso, construyendo countries sobre zona roja de monte nativo y loteando cerros.

El caso del último foco de incendio incluye además la desidia del Ejército, quien está indicado como el iniciador del fuego por realizar prácticas de tiro en una zona donde los bomberos le habían sugerido reiteradas veces que no lo hicieran por el peligro de incendio. Esa causa está ahora en la Justicia Federal, pero las hectáreas ya están perdidas.

No es el clima, es el sistema

Así las cosas, cuando nos inundamos hablan de un tsunami que cayó del cielo, y cuando se prende fuego la provincia es porque somos muy secos. Incluso cuando aceptan que se trata de las consecuencias del cambio climático, lo hacen como quien habla de un pronóstico inapelable, de un destino fatal. Obviando que es el resultado de un sistema depredador y que el colapso puede evitarse si se toman medidas profundas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y proteger el ambiente.

Ante la urgencia obviamente lo que hace falta es un fortalecimiento real del presupuesto para el combate ya de las llamas y todo lo que haga falta en materia de infraestructura para evitar que el fuego avance. Pero sólo con eso no alcanza, porque la recurrencia de los incendios no va a terminar si no se le pone freno a la voracidad empresarial que quiere quedarse hasta con el último milímetro de nuestra tierra para explotarlo.

Viki Caldera

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