La empresa Arc Energy compró la metalúrgica Impsa, y con esto se concreta la primera privatización del gobierno de Milei. Así lo dio a conocer la secretaria de Comercio el pasado miércoles 8 de enero.
En el marco de la política pro déficit cero y justificando con los números de esta empresa, el gobierno se desprendió de las acciones de la metalúrgica Impsa, que se encontraban bajo poder del sector público. Por solo US$ 27 millones, la empresa estadounidense, Arc Energy se hizo con el 85% de las acciones, quedando como accionista mayoritario de una empresa estratégica, a la hora de hablar sobre la matriz productiva del país.
En materia productiva esta empresa, con cerca de 700 empleados, se dedica a la fabricación de turbinas para centrales hidroeléctricas, grúas, reactores nucleares e insumos para parques eólicos. Lo que la convierte en uno de las principales abastecedoras de empresas en el sector de la metalurgia, de la energía y la tecnología. Y abastecedora de insumos clavesen materias de interés nacional. Hoy luego de su privatización, queda a la vista de todo el desmantelamiento puesto en marcha por este gobierno.
¿En manos de quién queda Impsa?
La venta de esta empresa, que podría cumplir un rol estratégico en la generación de energías renovables, se realizó por un precio escandaloso, por lo barato. De la manera en que se desarrolló la venta, parecería que el gobierno ya tenía el comprador desde hace tiempo. En el proceso de licitación la única empresa que se presentó fue la estadounidense Arc Energy. Y con solo U$S 27 millones se hizo la accionista mayoritaria, donde, se haría cargo de la deuda de esta metalúrgica, por $576 millones. Un monto con el que la empresa podría maniobrar para presentarlo como una inversión dentro del marco del RGI, lo que le permitiría acceder a grandes beneficios fiscales.
Arc Energy es una empresa que pertenece al consorcio IAF, una firma estrechamente relacionada al presidente electo de EEUU, Donald Trump. Una relación atada a los aportes que el CEO de esta compañía, Jason Arsenaux, junto con otros dos directores, realizaron a la campaña del futuro presidente estadounidense.
En principio, con el potencial productivo que tiene esta empresa, ahora solo quedaría produciendo grúas para puertos y mantenimiento de centrales hidroeléctricas estadunidenses. Un retrato de lo que podría avecinarse con esta reedición de relaciones tan cercanas con el país del norte.
El camino de las privatizaciones
Además de Impsa, el presidente ya tiene planeado entregar otros recursos productivos del país. Por ejemplo, para febrero o marzo, el gobierno espera que la Comisión Nacional de Valores (CNV) termine con el proceso para privatizar el 49% de ARSAT, porcentaje que quieren trasladar a la bolsa de Wall Street. Seña que podría estar relacionada a los constantes viajes de Milei y sus funcionarios a EEUU, ya que la mayoría de los negocios estarían atados a empresarios de Silicon Valley y a Donald Trump.
Pero el proceso de entrega no se quedaría ahí, ya que la gestión libertaria, también tiene planes de cerrar la empresa estatal, Corredores Viales. Acción que le otorgaría las rutas a privados para que cobren peajes y se encarguen del mantenimiento.
En principio serían más de 9000 km entre rutas y autopistas, los que Milei estaría dispuesto a entregar durante 2025. Para los próximos días se espera un decreto que daría comienzo al proceso de licitación en dos tramos por la concesión de las rutas nacionales 12 y 14, Caminos fundamentales en lo que se refiere al comercio entre Argentina, Brasil y Uruguay. La segunda etapa se dividirá en 11 tramos, donde se concesionarían 8470 Km,caminos ubicados en la RN 33 (Santa Fe), la RN 18 (Entre Ríos) y la RN 19 (Córdoba). Un recorrido más que interesante para los empresarios que apuesten por quedarse con estas rutas, sobre todo, entendiendo que en estos casi 9 mil kilómetros se contiene el 80% del tránsito nacional.
Estas privatizaciones hacen recordar a las épocas del menemismo, donde se rifaron empresas centrales de la producción del país, y hoy en 2025 el gobierno quiere reeditar un nuevo capítulo. Si bien no son las empresas monumentales en cuanto al valor que se privatizaron con el menemismo, es claro que el objetivo es el mismo. No solo Impsa, ARSAT y Corredores Viales se encuentran en la lista del desmantelamiento, sino que a esto, se le podría sumar, los constantes intentos de regalar Aerolíneas Argentinas, y por supuesto, también se puede agregar el negociado por la Hidrovía del Paraná.
La desesperación del Ejecutivo por privatizar todos estos sectores recae casi directamente en las necesidades que tiene el programa económico de esta gestión. Para el ministro Caputo, que festejó en X la privatización de Impsa, se le hace fundamental conseguir, de cualquier manera, divisas para poder enfrentar futuros desembolsos, relacionados a las obligaciones crediticias de las que el ha negociado.
Al mismo tiempo esta entrega realizada, responde a otra cuestión, la de convertir la matriz productiva del país. El andamiaje contenido por los planes de este gobierno deja a Argentina, solamente como un productor de materias primas, y con todas las consecuencias ambientales y sociales acompañadas de estas actividades. Algo que deja en evidencia esta cuestión es la resolución 10/25 firmada por Francos. La cual permite a la secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología eliminar, por motivos presupuestarios, todos los programas científicos con financiamiento público. Mientras que todos los proyectos relacionados al agro, a la minería y la energía no sufren ningún recorte.
Las intenciones del gobierno únicamente responden a los intereses de las grandes corporaciones, sin importar el daño que puede causar el saque que están realizando. Por esto es importantísimo luchar contra las privatizaciones y al mismo tiempo, se vuelve fundamental defender todos nuestros recursos y bienes comunes para poder construir una soberanía productiva, en donde la discusión productiva se de en un marco democrático y planificado por el conjunto de los trabajdores.