jueves, 19 diciembre 2024 - 12:54

Milei vs migrantes. La xenofobia como política de gobierno

¡Alerta, migrantes! El martes a la mañana el gobierno anunció una serie de cambios en el régimen migratorio, entre ellos el arancelamiento a la salud y a la educación de la población migrante no residente y la facilitación de los mecanismos de deportación. Según el vocero presidencial Adorni, las medidas tienen el objetivo de avanzar hacia un país que “proteja a los ciudadanos argentinos” y el arancelamiento a las y los migrantes servirá como “una fuente de financiamiento para las casas de estudio”. Montado en argumentos falsos, el gobierno esconde su verdadera intención: instalar la xenofobia para justificar un plan de privatización de las universidades nacionales y ajuste a las mayorías sociales.

Por Julia Vendramini1

Las mentiras de Adorni

Adorni mintió al decir que con el aporte de los migrantes van a financiar a las universidades. Esto es falso por varias razones:

Para estudiar en la UBA, necesitas tener residencia. Aunque los trámites para la obtención del DNI suelen tardarse y podría significar el cobro de los primeros años de la carrera, sería una minoría de estudiantes migrantes a quienes les cobraría.

Eligen sesgadamente mencionar como ejemplo la Facultad con más migrantes de la UBA y aun así tienen que inventarse los números. Los datos oficiales muestran que los estudiantes internacionales representan solo el 23% en Medicina, el 4,3% de la matrícula total en las universidades públicas y apenas el 3,9% en las carreras de grado. Es decir, nuestro número es insignificante y dicho arancel no alcanzaría ni para cubrir el costo de los tarifazos de luz de una universidad.

Como todo ciudadano argentino, los estudiantes migrantes también aportamos a través de los impuestos. Pagamos el IVA, que es el impuesto de mayor recaudación del país en todo lo que consumimos e incluso aportamos a las jubilaciones, aunque lo más probable es que no lleguemos a jubilarnos en el país.

En última instancia, si el gobierno realmente tiene intenciones de financiar la educación y la salud pública, ¿dónde está el plan de aumento salarial para los docentes o para los trabajadores del Hospital Garrahan, que llevan meses luchando? ¿Van a contratar más becarios en el CONICET? No parece ser el caso; sino que la intención del gobierno, lejos de financiar a lo público es atacarlo, arrancando por el eslabón más débil que somos las y los migrantes.

“Vienen, se aprovechan de la educación Argentina y se vuelven a sus países de origen”

El argumento clásico de las derechas que defienden el arancelamiento a los migrantes es que venimos a aprovechar de las universidades nacionales para luego irnos a nuestros países. Nuevamente, no se apoyan en datos concretos. La realidad es que cuando uno emigra reconstruye su vida en este país, alrededor de un trabajo, de una nueva cultura que también la hace suya y de nuevos lazos sociales que se vuelven una segunda familia. La sensación del migrante es un internacionalismo profundo, porque sentimos que no somos ni de un país ni del otro y es una minoría la población migrante que estudia y se va sin al menos intentar conseguir un trabajo en el país. En todo caso deberíamos preguntarnos, ¿por qué una parte de las nuevas generaciones, tanto de argentinos como de migrantes, terminan sus carreras y no quieren quedarse en Argentina? La respuesta está en los trabajos cada vez más precarios, un país en crisis en pleno proceso de reprimarización de la economía, el crecimiento del costo de vida y el desfinanciamiento del sistema científico nacional que amenaza con la fuga de cerebros al extranjero.

Un muro entre Argentina y el resto de Latinoamérica

Se van a quedar del otro lado de la frontera quienes intenten entrar con documentación apócrifa o que se sospeche que el motivo de su ingreso es diferente al que efectivamente manifiestan cuando pasan por o hacen el trámite migratorio”, dijo Adorni. Así buscan institucionalizar algo que está ocurriendo desde que asumió Milei: sobre la cláusula de “falsos turistas” (proveniente de la dictadura) deportan a jóvenes de diferentes países de la región que vienen a estudiar en Argentina, pasando por encima de tratados internacionales, organismos como el Mercosur y acuerdos bilaterales. Lo que pasa es que la forma que tenemos de migrar al país es entrando como turistas para luego de forma presencial iniciar los trámites de migraciones e inscribirnos en la universidad. En ese sentido, lo que hace el gobierno es impedir el ingreso de jóvenes que vienen a estudiar, como si migrar fuese un delito, no un derecho.

Los migrantes como delincuentes

Como si el arancelamiento no fuese suficiente, el vocero presidencial anunció que va a incorporar nuevos delitos para justificar la expulsión de migrantes del país. “Lo cierto es que los malandras, los ocupas y los oportunistas deben quedarse en sus casas del otro lado de la frontera y no venir a la Argentina a hacer daño a los ciudadanos que residen en el territorio nacional”, dijo Adorni asociando explícitamente a la población migrante con delincuentes y dando un salto de calidad en su xenofobia.

Lo cierto es que no hay ninguna investigación científica seria que asocie a los migrantes con el aumento de los delitos. Lo que sí vemos es el crecimiento de la pobreza a un 52,9% de la población yla tremenda marginación de los jóvenes que ni trabajan ni estudian,situación que empuja a una parte de ellos a terminar en bandas narco, las que funcionan en complicidad con la policía, intendentes, jueces y funcionarios políticos. En definitiva, la violencia y la delincuencia no son efectos de la migración, sino del crecimiento de la desigualdad social, la cual es producida por la política del gobierno.

En cuanto a qué sería un delito, Adorni da el ejemplo de “violentar el sistema democrático, atacando las instituciones” y así hace un guiño claro a la criminalización de la protesta social, amenazando con expulsar a quienes salgan a movilizarse contra sus medidas de ajuste. Una vez más, el gobierno muestra su tinte autoritario, de mano dura, con políticas que recuerdan a la última dictadura. Porque para avanzar con su plan privatista y garantizar la ganancia a un puñado de ricos, necesita acompañar su ideología xenófoba y antipobre de políticas autoritarias con el fortalecimiento de los aparatos represivos del Estado.

Que la crisis la paguen los ricos

Por un lado, estamos los migrantes que somos uno de los sectores más vulnerables de la sociedad. Enfrentamos discriminación sistemática y somos tratados como ciudadanos de segunda, ya sea en los barrios con la “portacion de rostro” y el gatillo fácil; en el campo laboral con la precarización y el maltrato; y en el sistema educativo con las restricciones, los negociados y la discriminación, que son anteriores al gobierno de Milei.

Al otro lado de la vereda está el uno por ciento más rico de la sociedad, quienes viven en burbujas millonarias sin jamás pisar un hospital público en sus vidas. Hace pocos días se publicó la lista de las 50 personas más ricas de la Argentina, con personajes como Marcos Galperín quien duplicó su fortuna en los últimos 4 años. En conjunto la riqueza de este pequeño grupo equivale a 78 mil millones, casi el doble de la estafa de la deuda externa que contrajeron Macri y el PJ y un 12% del PBI argentino. Esas fortunas no se construyeron solas: fueron amasadas con la complicidad del Estado, que las benefició con subsidios millonarios, exenciones impositivas, y permitiendo la súper explotación de trabajadores, tanto argentinos como migrantes.

A esos ricos no se les toca un pelo. Al contrario, se les permite seguir acumulando más riqueza a costa de ajustar de manera criminal a los jubilados, precarizar a los trabajadores y saquear nuestros recursos naturales.

Soluciones simples para problemas estructurales

La utilización xenófoba de los migrantes como chivo expiatorio no es ningún invento de Milei. Es una copia barata de lo que hacen Trump y toda la ultraderecha internacional: echan la culpa de los grandes problemas estructurales a los migrantes, mientras protegen a los verdaderos responsables. Es decir, ofrecen una solución simple a problemas complejos: como si para salir de la profunda crisis que vive el país desde que estalló la crisis mundial del 2008 bastara con echar a los migrantes, recurriendo al racismo más retrógrado de la sociedad. Lo hacen con la intención de dividir a los trabajadores y estudiantes entre argentinos y no – argentinos, siendo los segundos un enemigo interno a quien el Estado no debe conceder los mismos derechos. Tal ideología le da impunidad a la casta política tradicional para decidir deliberadamente, ya sea por participar del oficialismo, ya sea por no actuar como oposición, profundizar el plan de ajuste y saqueo ambiental que beneficia a nada menos que corporaciones extranjeras.

Supongamos que fuese una preocupación del gobierno que extranjeros se beneficien del trabajo de los argentinos, ¿por qué no le molesta el magnate inglés Joe Lewis, que usurpa un lago entero en la Patagonia? ¿Por qué sigue adelante con el RIGI, que otorga exenciones impositivas a multinacionales extranjeras para que saqueen nuestros recursos naturales y se aprovechen de la mano de obra barata argentina sin tener que dejar un peso en el país?

La educación pública como parte del ADN argentino

Los migrantes no solamente aportan al país en la actualidad, sino que Argentina fue construída por manos migrantes. Solo entre 1860 y 1930 arribaron al país alrededor de seis millones de europeos. En ese sentido, la cultura nacional es una confluencia de lo indígena con los esclavos africanos y los millones de migrantes europeos que vinieron al país buscando oportunidades que no tenían en su tierra natal. Para ellos, la educación pública y gratuita fue una herramienta fundamental para que puedan cumplir su sueño. Ahora bien, los migrantes que estudiamos aquí no solo nos formamos, sino que también venimos en búsqueda de mejores oportunidades. ¿Va a ser Argentina el país que nos cierre las puertas a esos sueños?

La educación gratuita no es solo una política, es parte del ADN argentino. Es un compromiso con el ideal de que todos, sin importar su origen, tienen el derecho a estudiar.  Arancelar a la educación para migrantes atenta contra la Ley de Migraciones, el Art. 16 de la Constitución Nacional que establece el principio de igualdad de todos los habitantes y distintos tratados internacionales. Sobre todo, atenta contra la propia argentinidad.

Organizarse en defensa propia

El ataque a la educación de las y los migrantes es parte de un ataque global al conjunto de la masa de trabajadores y estudiantes. Deberíamos estar todos y todas en alerta porque si Milei logra arancelar la educación para las personas no residentes, luego querrá ir por el resto. En ese escenario distópico, nadie se salva solo. Entendiendo la necesidad de construir una red de apoyo y de solidaridad y sobre todo que las y los migrantes se reconozcan como sujetos políticos, a principio del año construimos el colectivo Migrantes Sin Fronteras. Ante los diversos ataques del gobierno hemos impulsado encuentros culturales y asambleas, donde votamos estar en estado de alerta y de movilización para defender la idea tan básica de que el conocimiento es un derecho y que migrar no es un delito. Organizados y en las calles vamos a enfrentar cada una de las medidas reaccionarias de este gobierno y luchar por un mundo sin fronteras, porque no importa cuántas soluciones simples nos quieran vender, la respuesta no está en los marcos de este sistema.

  1. Estudiante brasilera migrante (Comunicación Social UBA), militante de la Marea Sociales UBA y Migrantes sin fronteras ↩︎

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