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“Debutó” un nuevo jugador en nuestro queridísimo torneo, pero no fueron las ilusiones de encontrar a un nuevo “crack” lo que hizo noticia a esta nueva polémica.
Llegar a primera…
Pasan las fechas del fútbol argentino y todo puede ser posible. El recientemente ascendido Deportivo Riestra jugaba contra el puntero de la liga y decidió colocar entre sus jugadores titulares a Ivan Buhajeruk, streamer conocido como Spreen.
A lo largo de este torneo se especulaba con el ingreso del Streamer, pero sorprendió cuando su “debut” fue como titular ante Vélez, jugando tan solo 59 segundos. El resultado fue anecdótico: empate en uno en el estadio Guillermo Laza.
Ahora, el puntero queda a un solo punto de su perseguidor, Huracán; pero los reflectores se alejaron del fútbol y se enfocaron en la fetichización de su negocio. La pelota no se mancha, ni el fútbol muere porque Spreen o quien sea la patee, pero si colabora en la ridiculización a la que es sometido el deporte que apasiona a millones de argentinos.
Al desnudo, el técnico de Deportivo Riestra declaró fechas atrás: “lo único que sé es que Iván vende latitas y a mí me paga la latita”, en referencia al rol de Stinfale y Speed en el club, ni siquiera se esconde que el negocio prevalece sobre todo y se juega con la pasión del hincha.
La latita y la pelota
Esta historia no es nueva, los Clausura y Apertura que tanto disfrutábamos años atrás fueron reemplazados por formatos inestables que vacilan entre 24 y 30 equipos. La idea que persiguió Grondona antes de su muerte nos dejó atados a estas instancias, y con complicidad de todos los engranajes dirigenciales del fútbol argentino.
Del 38 a 38 y la Superliga a hoy pasaron casi 10 años y el fútbol argentino naufraga cada día más profundo. Ahora, ante la intentona privatista de las SAD que tiene en la cabeza a Andres Fassi, presidente de Talleres, se condensa una “resistencia” dirigencial detrás del Chiqui Tapia.
“Resistencia” que esconde el gerenciamiento y las cajas negras que hay en el fútbol argentino, “resistencia” que busca defender a los negocios y que, a cambio de votos, elimina descensos y cambia formatos en medio de la competencia, sin ponerse colorado.
Ante situaciones como la vista en cancha de Riestra, surgen declaraciones como la de Juan Sebastian Verón: “esto es una falta total de respeto al fútbol y a los futbolistas“, sostiene el presidente de Estudiantes que persigue modelos “mixtos” en el fútbol argentino.
Entre los gerenciamientos que se convirtieron en moneda corriente en todas las divisiones y los modelos mixtos o de privatización plena, el fútbol argentino tiende a que valga cada vez más la “latita” y cada vez menos la pelota.
Lo que enoja al hincha es ver cómo nuestro fútbol se parece cada día más a la “Kings league” y menos a la “liga de los campeones del mundo” que nos merecemos.
¿Y los socios qué?
En el medio, millones de hinchas quedamos pintados, y los espacios de participación dentro de los clubes para los socios son fragmentados, moleculares y excepcionales.
Si el último bastión de “resistencia” a las SAD son los defensores del gerenciamiento y los formatos de juego inestables, demos por vendido nuestro fútbol. Porque basta tan solo que los éxitos deportivos de la selección se empiecen a opacar para que la influencia de Tapia comience a erosionar.
Si los hinchas y socios de los clubes del fútbol argentino no somos quienes encabezamos la resistencia a las SAD y no luchamos por la democratización de cada institución deportiva, nadie lo hará por nosotros. Es momento de organizarse para defender nuestra pasión.