El PO ha vuelto a sus andanzas. No sólo por plantear una política sectaria hacia el balotaje del 19, sino por hacer gala del método de la amalgama, la mentira y la tergiversación al afirmar que “IS y el MST llaman a votar por Massa”.
En una farragosa nota publicada en su web (ver acá), el PO amalgama aspectos de nuestra política con la posición oportunista de Izquierda Socialista, que llama a votar por Massa y que hemos criticado (ver acá y acá). Para ello apela al palabrerío. Primero afirma que llamamos “a votar por Massa”, luego señala que no lo hacemos “abiertamente” y termina diciendo que el MST “disimula su orientación afirmando que ‘como partido’ no vota al candidato de Unión por la Patria. Pero su consigna, claramente, es una indicación al electorado a votar por Massa”. O leen mal o directamente falsean, ya que nuestra declaración ante el balotaje dice explícitamente que “no le daremos apoyo político ni votaremos a Massa”.(ver acá).
Todo esto al servicio de intentar demostrar que habríamos abandonado “la independencia de clase de los trabajadores, la estrategia fundante del Frente de Izquierda, en función de un ‘acompañamiento’ electoral. El balotaje argentino ha sacado a relucir el carácter democratizante de una parte considerable de la izquierda argentina”. Es escandaloso este método típicamente pequeñoburgués de armar una mescolanza discursiva para tratar de demostrar una tesis falsa. No es nuevo entre algunos sectores de la izquierda y es parte de una dañina cultura heredada del estalinismo, utilizada por este para calumniar y perseguir opositores. Consiste en tomar elementos parciales de la realidad, sacarlos de contexto, distorsionarlos, mezclarlos con otros falsos y armar un relato con tal de “demostrar” una afirmación.
Lamentablemente, tampoco es un método nuevo en el PO. En realidad resurge una de sus marcas genéticas acuñadas por su fundador y ex líder. Muestran que desde su crisis y ruptura en 2019 cambiaron muy poco y no aprendieron nada en lo metodológico ni en sus análisis catastrofistas y sus políticas sectarias. A tal punto que terminan coincidiendo con Política Obrera, el grupo actual de Altamira. Y esta mala costumbre tiene implicancias políticas prácticas: tanto el sectarismo del PO, como su contracara oportunista de IS, impiden que el FIT Unidad tenga una posición correcta en común y que de ese modo se fortalezca como alternativa.
De espaldas a las masas
Como lo señaló Trotsky, el sectario es incapaz de comprender la dialéctica, porque le da la espalda a los procesos de la realidad que vive la clase trabajadora. Por eso no tiene la menor preocupación por ligar la táctica a la estrategia, por disputar las mejores franjas del movimiento de masas que tienen confusión en su conciencia para ganarlas para el programa revolucionario. Le resulta más fácil recitar el programa en abstracto. “No nos enfrentamos a los acontecimientos ni a los sentimientos de las masas con una afirmación abstracta de nuestra santidad”, polemizaba Trotsky con los sectarios[1].
PO lo dice con meridiana claridad en su nota: “La tarea de la izquierda no pasa por ‘acompañar’ a un electorado que va a votar alguno de los candidatos que representan hoy a distintas alas de la burguesía y el imperialismo, sino en explicar el contenido reaccionario de sus programas y sus estrategias”. El PO definió una táctica que coloca al mismo nivel a Massa y Milei, llamando como eje de su política a rechazarlos por igual y a votar en blanco. Una vez más, ignorando la dialéctica, pone un signo igual entre candidatos y proyectos que no son lo mismo, apuntando al voto en blanco. Con relación a su definición de clase, está muy claro que ambos candidatos son capitalistas y, en cuanto a su estrategia, gane quien gane aplicará un mayor ajuste bajo las órdenes del FMI. Pero sobre cómo aplicar esos planes y cómo tratar muchos temas que importan al movimiento de masas no plantean lo mismo. Y por eso la percepción, el sentimiento, que al respecto tienen franjas de masas no es lo mismo. Y estas particularidades y diferencias, tanto como sus similitudes, son fundamentales a la hora de elaborar una política correcta.
A la hora de definir la política, PO ignora que Milei expresa un proyecto de ultraderecha, negacionista del genocidio, rabiosamente antiderechos. Que es rechazado por las capas más avanzadas del movimiento obrero, la juventud, las mujeres. Y que hubo un sano reflejo, una reserva democrática que le puso un freno a su ascenso vertiginoso en la elección general respecto de las PASO. Y que lo hizo votando a Massa, creyendo que era un voto útil o el mal menor. ¿Cómo mejor se disputa esa franja que no sólo no confía en Massa, sino que es parte del hartazgo general y que va a salir a reclamar si éste llega al gobierno? ¿Cómo mejor se disputa a quienes están rompiendo con el peronismo y miran hacia la izquierda, si no comprendemos esa experiencia partiendo de compartir el rechazo al proyecto ultraderechista de Milei, Villarruel, Macri y Bullrich, combatiéndolo en primera fila, planteándoles que no son lo mismo y por eso no llamamos a votar en blanco y, a la vez, diciéndoles no le damos ningún apoyo político a Massa que ya gobierna y que si sigue habrá más ajuste y más FMI? Y que por eso no lo votaremos. Y que los llamamos a sumarse a la izquierda.
El PO no tiene la menor preocupación en tender un puente de diálogo político hacia esta franja, para mejor explicarle lo que se viene con Massa y la necesidad de venir con la izquierda, es decir, ganarlos para el programa y la salida de la izquierda revolucionaria. Es la contracara del oportunismo de IS, que le cede a la presión del voto útil y no disputa por el programa. Al decir de Trotsky, el PO dialoga con la pared y recita el programa en abstracto. En cambio nuestra posición es dialéctica, formulando la táctica electoral en función de la estrategia de postular el programa y fortalecer la construcción de la alternativa de izquierda revolucionaria.
¿Y la pelea por un rumbo correcto del FIT Unidad?
Durante las PASO, el PO confluyó con aspectos importantes de la política que veníamos planteando desde el MST para fortalecer y postular al Frente de Izquierda Unidad. Y en las internas presentamos una lista conjunta con una propuesta clara para que el Frente elabore colectivamente e intervenga con una política en común en la lucha de clases, abandone las posturas testimoniales y falsos hegemonismos, se postule en forma cotidiana y democratice su funcionamiento.
Lamentablemente, la táctica sectaria que definieron ahora colaboró activamente para que el FIT-U, frente al acontecimiento principal del balotaje que genera un fuerte debate en la sociedad, no pudiera tener una política en común, volviendo de hecho al freezer. Seguramente hayan influido los movidos debates internos para que el PO haya resuelto días atrás en conferencia cortar por lo sano y pararse en el árido terreno del sectarismo. Es evidente que se trata de la receta histórica de su corriente en lo político y en lo metodológico. ¿Acaso Altamira dejó una huella tan profunda? Los llamamos a recuperar un método sano, tanto para debatir como para elaborar su política.
[1] https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/35.htm