viernes, 22 noviembre 2024 - 12:55

Asamblea Legislativa. Alberto Fernández y su realidad autoconstruida

Sin el peso de la militancia, ya que las calles a las afuera del Congreso se encontraban vacías, con apenas algunas banderas y afiches que reflejaron las internas dentro del Frente de Todos, Alberto Fernández dio inicio a las sesiones legislativas. Secundado por Cristina Kirchner y la presidenta de Diputados, Cecilia Moreau, el presidente arrojó un discurso que, relató una realidad autoconstruida, ajena a la de los trabajadores y sectores populares.

Haciendo énfasis en que la crisis actual es motivada por factores externos, primero la pandemia y luego la invasión de Rusia a Ucrania, Alberto se exculpó como el principal responsable de la actual crisis económica.

A 40 años de la democracia, festejó un modelo que no ha servido para comer ni educar, una democracia fallida para los intereses de los trabajadores, pero exitosa para los empresarios y capitalistas. Su paralelismo con la realidad lo llevó a presentarse como un presidente que combatió y combate al Fondo y los acreedores privados, mientras las reservas se secan con el pago de la fraudulenta deuda externa.

De nuevo, el extractivismo como clave económica. El crecimiento que se queda en manos de unos pocos apunta a seguir profundizando la explotación de nuestros bienes comunes y, a la vez, destruyendo todo el ecosistema de nuestro país.

Además, en medio de los recortes y las amenazas de Tolosa Paz contra la Unidad Piquetera, Alberto Fernández mencionó que transformó programas sociales en trabajo. Una farsa que afirma sus intenciones de seguir precarizando a los trabajadores.

Cerca del final de su discurso el presidente se dedicó a polemizar con la Corte. Principalmente por la disputa que mantiene por la coparticipación, pero también agregó algunos de los hechos que motivaron el juicio político a la misma, como las reuniones privadas de los magistrados con integrantes de Juntos por el Cambio y algunos empresarios. Una maniobra para lanzarse electoralmente, polarizando con lo que más “cómodo” le queda, en medio de una grave situación social y económica.

En suma, Alberto Fernández dio un balance de su gobierno y una visión sobre la realidad que sólo cabe en el plano del Frente de Todos y se contrapone con el presente de millones. Analicemos por partes.

¿El moderado que combatió?

Al principio del discurso Alberto hizo defensa de una de sus caracterizaciones que tantas críticas le ha valido: la de moderado. Destacó que durante su gobierno, a pesar de que los grandes empresas de comunicación hayan desinformado a la gente, tuvo grandes logros por su moderación. Entre los mismos anotó el hecho de: “enfrentar a los acreedores privados y pude ponerle freno a los condicionamientos del FMI”.

Una afirmación que ni siquiera puede ser considerada como media verdad. Mientras Guzmán estuvo al mando del ministerio de Economía se encargó de entregarle todo a los acreedores privados, a tal punto de corregir su oferta en la renegociación por los bonos más de cuatro veces. Así, los grandes buitres como el fondo BlackRock se llevaron tasas de intereses inexistentes en el mundo. Si nos referimos al FMI, no hay palabras que agregar. El gobierno convalidó una deuda contraída por el macrismo, pese a haberla criticado. Firmó un acuerdo de Facilidades Extendidas que hace permanecer al organismo de crédito por largos años más en el país, aceptando cláusulas económicas, como una alta inflación, que golpea nuestros bolsillos a diario. Ni hablar de la aspiradora de dólares que significa.

La moderación de Alberto ni siquiera fue eso, fue una entrega total. Además, basado sobre el mismo principio, se encargó de decir que: “se empeñó en que la democracia se expanda y respete en toda la región”. Cuando, hasta el momento, no ha dicho nada en contra de la dictadura de Dina Boluarte en Perú, que ya lleva más de 60 asesinatos.

Un crecimiento que no es de todos

Aplaudiendo y señalando a Sergio Massa, a tal punto de dedicarle estas palabras a su ministro: “el compromiso de Sergio Massa, quien dejó la Presidencia de esta Cámara para venir a sumarse a la compleja tarea de conducir el Ministerio de Economía”, el presidente enarboló el crecimiento económico del año pasado y el que se espera, de forma más menguada, para el presente año.

Más allá de que ese crecimiento no significa más que un rebote de la caída que el PBI venía sufriendo y empeoró en pandemia, además de la posibilidad de entrar ahora en un curso recesivo, Alberto convalidó un sendero económico que profundizó la desigualdad en el país.

Los guarismos festejados son los que, a la par, también incrementaron la pobreza en el país, alcanzando a más del 43% de la población total. Y eso sólo se entiende por las grandes transferencias que se han hecho a los sectores concentrados. Como ya lo hemos indicado en este medio, entre 2016 y 2021, como lo remarcó un informe de CIFRA-CLACSO, los empresarios subieron su porción en el reparto de la torta de riqueza producida del 40,2 % en 2016 al 47 % en 2021 y la participación del salario pasó de 51,8% a 43,1%.

Este mismo fenómeno es el que también explica la superexplotación laboral que se da en nuestro país con salarios totalmente achatados. Mientras las ganancias empresariales se acrecientan de forma sideral, los trabajadores se empobrecen al mismo ritmo. En la última medición de INDEC sobre la Distribución de Ingresos, la mitad de los trabajadores registraron salarios de menos de $70.000. Monto que ni siquiera alcanza la medición de la última Canasta Básica Total de $ 163.539 ni mucho menos el salario mínimo que indica la junta interna de ATE-INDEC de $ 253.647.

Un modelo que impone las bondades del crecimiento para pocos y las penurias de la crisis para las mayorías.

El ajuste es obra del Frente de Todos, no del Fondo

Para un último repaso de lo que significó el discurso en términos económicos, Alberto dijo: “No necesitamos al FMI para saber que debemos lograr el equilibrio fiscal. No podemos persistir con políticas que generan déficit en nuestras cuentas públicas. Porque, aunque no sea factible alcanzar ese objetivo de la noche a la mañana, el equilibrio fiscal debe ser nuestro horizonte”. Un reconocimiento total de que la hoja de ruta de ajuste es obra del Frente de Todos. Los presupuestos votados en el Congreso, con lo que afirmó el presidente, en caso de no existir el co-gobierno con el Fondo, serían de igual austeridad.

Por tanto, los recortes en Salud, Educación y Asistencia Social, son una política consciente de este gobierno. Y, además, un llamado a la precarización total de los trabajadores. Ya que, durante el mismo discurso de casi dos horas, el presidente remarcó la importancia de transformar algunos programas sociales en trabajo enmarcados en la economía popular. En fin, la habilitación política por parte del gobierno nacional para que haya personas que trabajen por menos de $40.000.

Toda una afirmación que, además, se da en pleno enfrentamiento entre Tolosa Paz, la ministra de Desarrollo Social, y la Unidad Piquetera por los recortes en los programas Potenciar Trabajo.

La polémica con la Corte Suprema como política de campaña electoral

Ante tanta penuria en el frente económico, ya que este año la inflación, otra vez, puede rondar el 100%, Alberto decidió polemizar con la Corte Suprema de justicia. Tomando la discusión sobre coparticipación como punta de lanza, el presidente apuntó contra los magistrados que hoy atraviesan el proceso de un juicio político, entre otros motivos, por haber mantenido reuniones con sectores del empresariado y Juntos por el Cambio.

Estos fuegos de artificio de Alberto, con Rosatti y Rosenkrantz al lado, no son más que su bandera de campaña electoral. Si de verdad quisiera reformar la Corte o, mejor dicho, la Justicia, tendría que impulsar una reforma que democratice en serio ese poder vetusto lleno de privilegios. Ni en sus tres años de gobierno, ni cuando su fuerza política gobernó, modificaron el funcionamiento de la justicia, más bien el peronismo fue parte responsable de haber aprobado los pliegos del actual presidente de la Corte en el Senado. Ni hablar de que es un personaje político nacido en ese partido, al calor de una intendencia en Santa Fe.

La votación de los jueces y fiscales por voto popular, como terminar con los sueldos de privilegio y exigir que esos cargos sean revocables, es algo ajeno a lo que piensa el presidente. Por tanto, lo hecho en el Congreso no fue más que una forma de postularse dentro de su frente en la interna por las elecciones de este año.

Otro gobierno estafador

Promediando sus cuatro años de gobierno el Frente de Todos ha estafado a aquellos sectores a los que convenció de hacer algo distinto al macrismo. En esencia, se mantienen las políticas rectoras del neoliberalismo con el FMI a la cabeza. No queremos referirnos demasiado a la cuestión ambiental pero el gobierno que prometió en campaña la Ley de Humedales la sigue cajoneando y, hoy, volvió a hacer un llamo a la explotación de nuestros bienes comunes. Levanta sin ningún tipo de tapujos la bandera  del extractivismo.

Todo el panorama social fue descripto al pormenor y en un marco de crisis económica el presidente festeja su rumbo, obviando la realidad de las mayorías sociales.

Desde el MST en el FIT-Unidad somos tajantes. Hace falta más izquierda, ya se terminó el verso de la moderación, es una política que quedó evidenciada como perjudicial para las necesidades de los trabajadores. Es hora de gobernar para los de abajo, poniendo como prioridad la deuda interna que tiene este país y no una deuda externa ilegítima o las ganancias privadas de un grupo reducido de empresarios.

A esa pelea te invitamos desde el MST, para terminar con el verso del mal menor y la imposibilidad de forjar una alternativa que no tenga que ver con la falsa grieta de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. Con banderas anticapitalistas y socialistas, queremos dar la pelea para que se terminen los planes de ajuste y la crisis se deje de descargar sobre nuestras espaldas.

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