jueves, 25 abril 2024 - 05:59

Florencio Varela. Justicia para Paula Martínez

El patriarcado no solo no se terminó, sino que de la mano de la complicidad de funcionarios, comisarios, jueces y  policías nos sigue jodiendo la vida a las mujeres y en particular a las jóvenes. Así es el caso de Paula Martínez, la Pau, que una noche en 2016 cuando tenía 18 fue salvajemente violada por un grupo de vecinos de su cuadra.

Desde ese momento hizo las denuncias correspondientes y a partir de allí supo que toda la propaganda del gobierno era solo eso, propaganda. Nadie la tomaba en serio, se cansó de ver las sonrisitas de los canas. Se cansó de soportar los insultos y amenazas que le propinaban los familiares de los agresores, ahí nomás, a metros de su vivienda. Que la iban a matar, que se dejara de joder.

Ella reconoció e identificó a cinco, uno de los cuales está prófugo: Mauro Nair Goncalvez.  Los otros, Cristian Chávez, Rubén Chávez, Diego Domínguez y Gustavo Carbonel.

En diciembre del año pasado, el tío de Paula la encontró sin vida en su domicilio. Si bien es cierto que el hostigamiento fue haciendo frágil a la luchadora férrea que ella era, también a los familiares les generaron sospechas algunos elementos de la escena de muerte. Hicieron una denuncia también por esa sospecha. Nada.

Esta mañana se inició el juicio por la violación. Sandra Zapata, la mamá  junto a su hermano, su pareja y su padre asistieron a los tribunales de Irigoyen al 400, en Quilmes. Allí, como venimos haciendo desde Juntas y a la Izquierda, nos pusimos a disposición de los familiares de Paula, pero sobre todo los acompañamos en un momento tan difícil. También estaban las compañeras de Mariposas y Romina, la abogada que la asesora, de la fundación Micaela. Lo primero que detectó Sandra fue la presencia de dos parientes de los acusados, que tienen una restricción de 50 metros, la cual desobedecieron con total impunidad.

Durante más de cinco horas estuvimos avivando la jornada con canciones, intervenciones y exigencias al Poder Judicial.

Junto a la familia pedimos una sentencia ejemplar: cárcel para los violadores.

Nosotras agregamos: mucha pero mucha ESI efectiva, en cada escuela, en cada rincón barrial. Con plata, para que sea real, sistemática y se sostenga y complejice a medida que avanza. Y la intervención directa de la población en la elección de comisarios y jueces, con revocabilidad. Nada de eternidad en los sillones con sus privilegios para que les importe un bledo todo.

En el marco de una crisis económica y social recrudecida por la pandemia y ahora por la fuga de dinero por la estafa acordada con el FMI, en los barrios, la violencia en general y la de género en particular están haciendo estragos. Las carencias se multiplican, los fondos y presupuestos para el asesoramiento permanente,  la protección, el cuidado y la ayuda económica transitoria en momentos tan difíciles brillan por su ausencia. Los discursos, Secretarías y Ministerios están pintados sobre cartón.

Que sea justicia para Paula, para Sandra, para todas las pibas.

Y como cantamos, si no, que arda todo.

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