lunes, 20 mayo 2024 - 09:40

Tres años de gobierno. En Casa Rosada Alberto Fernández, sin presencia K, rememoró su gestión de cara a 2023

Entre amigos, sin presencia del espacio liderado por Cristina Fernández de Kirchner, con la compañía de algunos gobernadores, Alberto Fernández dio un discurso en Casa Rosada donde rememoró sus tres años de gestión. Este acto oficialista del Frente de Todos, que también tuvo la participación de un grupo pequeño de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo -Línea Fundadora-, algunos ministros, intendentes y parte de la burocracia sindical afín al presidente, contó con un aire triunfalista inexistente en la fuerza que gobierna.

“¡Vamos a ganar!”, vociferó el presidente en relación a las elecciones que se avecinan en el próximo 2023. Una afirmación que más allá de lo que pueda ocurrir con los resultados electorales poco tiene que ver con la realidad, marcada principalmente por un hastío social a las políticas de ajuste que tienen como responsable a los tres socios mayoritarios de la coalición: Cristina Fernández, Alberto Fernández y el delegado del FMI, Sergio Massa.

La pantomima oficial contó con la presencia de aquellos ciudadanos “alcanzados por diferentes políticas públicas implementadas por la administración nacional”. Para la presidencia y los presentadores del acto, estos sectores formaban parte de los “millones de personas que han cambiado su destino y viven mejor que antes”. Un discurso de una Argentina paralela que no se haya en los estudios estadísticos, como el del Observatorio de la Deuda Social que comanda la UCA, que arrojó la cifra de 43% de pobreza para la totalidad de la población.

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Más allá de los supuestos logros dados por este gobierno, a las calamidades inocultables Alberto las quiso tapar con dos hechos mundiales (la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania) que efectivamente trastocaron el mundo: “Hemos atravesado tormentas de las peores y hemos podido superarlas”. Sin embargo, estas tormentas no han cambiado la suerte de los empresarios locales y extranjeros, que a pesar de años donde el salario se ha degrado de forma continua desde el macrismo han acumulado más riqueza en el reparto de la renta nacional.

Aprovechando la asonada derechista del PRO, el ala más radical de Juntos por el Cambio, en referencia a las reuniones que mantuvieron con jueces y fiscales en Lago Escondido, el presidente esgrimió: “Es hora de que pongamos en valor esos logros y no nos confundan”, ya que “hace una semana vemos cómo el sistema de medios puede tapar una noticia pero en realidad hace tres años vemos cómo se tapan las noticias que hacen el desarrollo del país”. Más allá del accionar del Grupo Clarín liderado por Héctor Magneto o el multimedios de La Nación de los Mitre, quienes utilizan todos sus dispositivo comunicacionales en favor de la corporación judicial y el mencionado espacio político que se referencia con el macrismo, la realidad en términos económicos y sociales es inocultable. Así como es sumamente repudiable el accionar de la derecha vernácula, también es repudiable la gestión del gobierno pejotista. Es este gobierno del Frente de Todos el que encargó de revalidar la deuda ilegítima que Cambiemos tomó con el FMI, y ahora respeta el acuerdo firmado con ese organismo imperialista que nos somete a una espiral inflacionaria de nunca acabar, como vivir al borde del default.

El acto del presidente también se desarrolló en un marco de constante movimiento dentro de su propia coalición. La renuncia de su vice para participar de las próximas elecciones, ha generado diferentes trastocamientos al interior del peronismo, que está terminando de definir su estrategia para 2023. Sin embargo, más allá de la rosca de las diferentes tribus que ocupaba las primeras planas en tiempos no mundialistas, hay consensos en puntos centrales. Uno de ellos no romper la estructura económica dependiente, que profundiza la matriz extractivista, Massa lo demostró en reuniones con petroleras en Estados Unidos, y un apoyo incondicional al pago de la deuda externa.

Mientras Alberto pide compañía a su proyecto, estamos a días de entrar a un 2023 donde las mayorías trabajadoras y populares otra vez son el punto de ajuste según la ley de Presupuesto votada. Diferentes luchas obreras se han desarrollado este año, conjuntamente las organizaciones piqueteras agrupadas en la Unidad Piquetera, también se disponen a salir a la calle para rechazar el ajuste en el área de Desarrollo Social.

“¡Vamos a ganar!”, una frase triunfalista que de no mediar cambio alguno puede quedar para el recuerdo si la realidad confirma los guarismos de las encuestas que circulan por estos días. Números que reflejan una derrota estrepitosa del oficialismo. Es tarea de la izquierda, del FIT-Unidad, ocupar un rol de dirección ante la bronca creciente, para darle una salida clasista a la crisis permanente que vive el país.

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