En una reunión realizada esta mañana en Washington, el directorio del FMI aprobó el acuerdo con el gobierno argentino para que este pueda cumplir con los vencimientos del fraudulento crédito Stand By contraído por Macri en 2018. El acuerdo no tiene nada de “light” ni “amigable”, al contrario, según ya han señalado distintos funcionarios del Fondo, deberá ser renegociado rápidamente para exigir que Argentina cumpla las pautas de ajuste planteadas en forma previa a la guerra de Ucrania. La enorme movilización convocada por el EMVyJ este 24 de marzo, a la que el FIT-U aportó gruesas columnas se pronunció claramente contra el acuerdo y la resistencia de los trabajadores y el pueblo lo puede derrotar.
Convocada por los representantes técnicos del FMI, Julie Kozack, vicedirectora para el Hemisferio Occidental y Luis Cubeddu, jefe de la misión para Argentina, con el aval de la directora del Fondo, Kristalina Georgieva y el Board del FMI, consideraron el staff report, que contiene los datos de la economía de Argentina y el programa acordado con Guzmán. Finalmente, el directorio lo aprobó, despejando así algunas las contradicciones que habrían surgido entre el Tesoro de Estados Unidos y el asesor de seguridad de Biden, Jake Sullivan, que refleja un editorial de Marcelo Bonelli en el día de la fecha.
El acuerdo aprobado consiste en el desembolso de un nuevo crédito por U$S 45.000 millones, para cubrir los pagos pendientes del contraído por Macri por una cifra similar, con revisiones del FMI trimestrales que habilitarán los desembolsos para pagar los vencimientos, si se cumplen los objetivos de ajuste pautados en el acuerdo, durante dos años y medio. Una vez terminados estos pagos, a partir del 2026 y hasta el 2034, la Argentina deberá pagar este nuevo crédito llamado de Facilidades Extendidas.
Entre las exigencias y objetivos planeados en el acuerdo se plantea una reducción al 2,5% del PBI del déficit fiscal, cuyo rojo deberá reducirse a 1,9% en el 2023, a 0,9% en el 2024 y a partir de ese año, debe generarse superávit fiscal. Asimismo, una reducción paulatina de la emisión monetaria, que este 2022 no debe superar el 1% del PBI, contra el 3,7% en que se ubicó en el 2021, exigiendo su eliminación total en los próximos años. También avanzar en la acumulación de reservas en dólares del Banco Central, que actualmente se encuentran en cifras bajísimas, hasta los U$S 5.800 millones este año.
Entre los objetivos trazados, se plantea una reducción significativa de los subsidios a la energía del orden del 0,6% del PBI, una inflación anual del 38% al 48% y un crecimiento de la economía de entre un 3,5% y un 4,5% para este año. Todas metas que ya eran muy difíciles de cumplir cuando se negociaban los términos de este acuerdo; pero que ahora en medio de la crisis mundial que genera la invasión rusa a Ucrania, son prácticamente imposibles. De allí las declaraciones de los funcionarios del Fondo en torno a la necesidad de ajustar los términos del acuerdo. O sea, ver que más ajustan de nuestros salarios, jubilaciones, planes sociales; qué pedazo de nuestros recursos naturales más se llevan para juntar los dólares necesarios para cumplir con el Fondo y con todos los acreedores buitres internacionales, a quienes el acuerdo con el FMI ampara y garantiza su defensa, exigiendo que el país cumpla con ellos.
La mayoría de los medios periodísticos centrales -favorables al acuerdo- sostienen que el mismo no contempla reformas estructurales, señalando que esto lo haría un acuerdo “light”. Sintonizan así con el discurso de la derecha de Juntos por el Cambio o de Milei, que exigen todavía más ajuste que el que este acuerdo plantea. En realidad, la letra del acuerdo es muy clara en torno a la necesidad de “estudiar” el sistema jubilatorio argentino para cambiarlo. Esto es para ajustar aún más nuestro sistema previsional. Todo el esquema económico que plantea sigue favoreciendo un ajuste tremendo en los ingresos de la población y la precarización del trabajo.
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Ya estamos viviendo las consecuencias de las exigencias del FMI
Lejos de reducir la inflación, los tres primeros meses de este año ya hemos vuelto a una inflación récord. En particular en los alimentos, que representan el mayor consumo de la población pobre , los economistas hablan de una proyección anual del 65%. Se trata de la forma privilegiada para reducir jubilaciones, salarios estatales, presupuestos para asistencia social, salud y educación públicas, transferencias a las provincias, etc. Y, también, para que la empresa privada siga abaratando el costo de los salarios de los trabajadores.
El aumento de las tasas de interés a niveles positivos, la aceleración en la devaluación del peso, el creciente endeudamiento con la renovada emisión de Leliqs y otros bonos del Estado, lejos de producir una reactivación económica van a operar produciendo bajas en el consumo, limitando las importaciones para este fin y destinando muchos más dólares a pagar la deuda. Lo que quieren aumentar todo lo posible es un modelo extractivista “al palo”, para acumular dólares para cumplir con el Fondo y los acreedores privados, aunque sigan con esto envenenando nuestro país y llevando el costo de la comida a las nubes.
Aunque hoy el Fondo puso la firma, la realidad es que Fernández y Guzmán están aplicando las duras condiciones que requiere desde hace rato. Si el enorme ahorro realizado en el gasto social por Guzmán el año pasado fuera poco, informó Clarín el 21 de marzo: “Se puede señalar que el déficit primario al primer bimestre equivale al 41% de la meta para el primer trimestre de déficit primario según el acuerdo con el FMI; y a solo el 5% del déficit primario anual contenido en el mencionado memorando”. O sea, de nuevo, Guzmán está achicando el déficit fiscal más aún de lo que pacta con el Fondo.
Los podemos derrotar
El acuerdo aprobado hoy constituye un ajuste para la mayoría de la población trabajadora de nuestro país y una entrega de nuestra soberanía peor que el viejo y repudiado tratado Roca-Runciman, considerado un modelo hasta ahora no superado de entrega del país a una potencia imperialista.
Pese a la enorme campaña intimidatoria desplegada por el gobierno y la derecha a través de sus medios de comunicación, que afirmaban que si no firmábamos nos caíamos del mundo, que el default era el abismo, la hiperinflación, una pobreza superior a la inmensa que ya soportamos, etc., etc., cada vez más son los sectores que tienen claro que este acuerdo tiene como único objetivo convalidar una enorme estafa a costa de grandes sacrificios del pueblo argentino y que no hay ninguna posibilidad “de aumentar el gasto real” o “crecer y pagar”, como indican los alcahuetes y lame botas de las transnacionales y potencias imperialistas.
En este sentido las enormes movilizaciones unitarias contra este acuerdo del gobierno con el FMI que, convocadas originalmente por el FIT-U, reunieron a la izquierda y a más de 200 organizaciones políticas, sociales, sindicales, de derechos humanos, ambientales, feministas y de las disidencias los pasados 11D, 8F, 11M; y la enorme movilización del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia de ayer 24 de marzo, señalan que este acuerdo va a desarrollar una gran resistencia de los trabajadores y el pueblo argentino.
La gran mayoría de los que se movilizaron ayer en la segunda movilización en Plaza de Mayo expresaron también su repudio al acuerdo, pese a que sus dirigentes como Máximo, protestan pero siguen atornillados a sus cargos en el gobierno que, con el aval de la derecha, va a profundizar el ajuste que ya vivimos para cumplir con el Fondo. Por eso, lo que está planteado, muy lejos de los mensajes desmoralizadores del “no se puede” es una enorme lucha y movilización de nuestro pueblo para enfrentar y derrotar este brutal acuerdo de ajuste y entrega del gobierno con el FMI. Desde el MST en el FIT-U seguiremos llamando a la mayor unidad para enfrentarlo con la movilización, apoyando y desarrollando todas las luchas de los trabajadores y el pueblo.