La conmoción por el fallecimiento de Lara Arreguiz, una joven de 22 años estudiante de veterinaria, trasciende las fronteras santafesinas. La dramática situación vivida deja al descubierto la saturación del sistema de salud.
Desde principios del mes de abril la provincia de Santa Fe atraviesa un acelerado ascenso de contagios de coronavirus que han puesto al sistema de salud en situación de colapso. En las últimas dos semanas hubo manifestaciones y pronunciaciones de trabajadores de salud que denunciaban la faltante de personal e insumos básicos.
Con picos de contagios provinciales superiores a los vividos en el 2020, según la voz de trabajadores de la salud las medidas de restricción anunciadas por el gobernador Omar Perotti, son tardías. En el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, epicentro de las manifestaciones la semana anterior, se preguntaban ¿Qué hicieron en estos 7 meses?, ¿sabían de la segunda ola y sin embargo falta personal, camas, hasta sabanas?.
En ese escenario nos anoticiamos de la tragedia anunciada de Lara Arreguiz, una joven de apenas 22 años que estudiaba veterinaria en la Universidad Nacional del Litoral y que falleció por no recibir la atención acorde desde el primer momento.
Su madre, Claudia Sanchez comentó en diferentes medios de comunicación que luego de ir a buscar a su hija a la ciudad de Esperanza, donde la joven estudiaba y residía, la llevaron al Protomédico: “Nos dijeron que podía ser covid pero que en ese momento no tenían los medios para atenderla y nos mandaron a casa”, dijo. Pero su salud fue desmejorando a las pocas horas y su familia optó por llevarla a otro centro de atención.
La imagen que hoy recorre todas las redes es de Lara en el Viejo Hospital Iturraspe en la Ciudad de Santa Fe, donde ella y su familia vivieron en primera persona los efectos del sistema de salud santafesino colapsado.
«Ingresamos, nos hicieron anotarnos, Lara ya estaba muy descompuesta, se ahogaba…insistí tres veces en admisión para que por favor nos hagan pasar porque se desmayaba. Nos dejaron en un pasillo, donde pasaban pacientes con o sin covid«, dijo la madre.
Luego se ser atendida la madre narra que Lara estaba muy débil y recuerda que le dijo “Me voy a acostar en el piso, después nos vio una señora que nos prestó su campera para taparla por el frío». Luego de insistir lograron que Lara pueda acceder a una cama, pero su situación se continuó agravando y falleciendo el viernes pasado, una semana después de haber presentado los primeros síntomas.
Lara era insulinodependiente y su familia temía que dicho cuadro se complique por el contagio de coronavirus. Pero nunca pensaron que la desidia y el colapso sanitario serían los responsables del fallecimiento de su hija.
Al día de hoy, no ha habido pronunciamiento de las autoridades máximas de la cartera de Salud que conduce Sonia Martorano. La única declaración al respecto la dio Francisvo Villano, director del hospital donde falleció Lara y aclaró, en una entrevista radial, «tenemos cero camas disponibles de Terapia Intensiva, hay pacientes con respiradores en el sector de la guardia central. Vivimos tiempos muy difíciles”.
Al cierre de esta noticia este medio pudo corroborar que la misma situación de colapso se vive en el Hospital José María Cullen y que apenas quedan cuatro camas disponibles en las UTI en toda la capital santafesina.