Parece casi que cotidiano, hasta se podría decir que la pesada herencia de la deuda macrista le sienta bien. Sergio Massa otra vez enfila rumbo a Estados Unidos. La estadía, como se informó desde Hacienda, durará desde el miércoles 12 hasta el sábado 16 de abril, haciendo que el ministro no esté para el día en que en Argentina se dé a conocer el dato de la inflación de marzo, que se presupone tendrá un piso del 7%). En esta oportunidad, la excusa para viajar al norte y verse con el FMI son las Reuniones de primavera de 2023 del Grupo Banco Mundial (GBM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Luego de que el Fondo haya aprobado la cuarta revisión y despachado una nueva publicación donde exige más ajuste -entre los que se encuentra el recorte de 400.000 Potenciar Trabajo, la eliminación completa de los subsidios a las tarifas de energía y una revisión a la moratoria aprobada en el Congreso-, Massa tendrá como primer objetivo verse con Kristalina Georgieva. Más allá de haber modificado la meta de reservas, el FMI mantiene firme su exigencia de déficit fiscal en el 1,9% y no sólo por ser una año electoral, sino también por los ánimos sociales se le está volviendo muy difícil al Frente de Todos avanzar aún más con el ajuste en curso.
También en este paso por Washington el ministro de Economía se verá con actores importantes del capital financiero, entre los que se encuentran inversores del HSBC, Deutsche Bank, Mastercard, JP Morgan y el CEO del Fondo Saudí para el Desarrollo, Al-Marshad. Además, hay citas pactadas con la subsecretaria de Estado de los Estados Unidos, Wendy Sherman; el subsecretario adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Ricardo Zúñiga; y el director adjunto del Consejo Nacional de Seguridad, Michel Pyle. Si hay que resaltar un apellido de los mencionados, hay que referirse al de Sherman. La misma funcionaria semanas atrás resaltó la importancia de Argentina por sus reservas de gas, litio y alimentos.
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Desde el oficialismo esperan que Massa pueda atraer los capitales que tanto viene prometiendo para engrosar las alicaídas reservas del país. Lo cierto es que en caso de lograrlo no sería más que por una profundización del ciclo de endeudamiento, aunque con otros actores. Y tal como venimos remarcando, con una profundización del saqueo ambiental, entregando los bienes comunes del país.
El Fondo exige todavía más
Los datos que reflejan casi el 40% de la pobreza general del país, representado por gran parte de los asalariados -la mitad percibe menos de $80.000 al mes como salario-, son una muestra cabal del fracaso que significa el acuerdo con el FMI para los intereses de las grandes mayorías sociales. Una prueba empírica más de que es incompatible gobernar con el organismo de crédito dentro del país y en paralelo sostener algún tipo de justicia social.
Cada viaje de Massa significa un paso más de la entrega del país en esta sumisión imperial. La profundización de los males que el FMI reclama para nuestro país, en medio de una economía mundial signada por una crisis que pone como eslabón más débil a los países endeudados como el nuestro. Este viaje pinta otro paisaje más, ya sabido pero que se profundiza. A los pedidos de ajuste se le suma una intromisión completa en la soberanía del país, al cuestionar la moratoria votada en el Congreso. La imposibilidad de que grandes franjas de trabajadores puedan acceder a una jubilación, sólo por capricho de los burócratas del Fondo, es otro de los designios que significa el acuerdo aprobado hace un año.
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Salir de esta situación sólo es posible si se termina la reedición de las relaciones carnales que representa Massa, pero que apoyan Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Desconocer la deuda, dejarla de pagar e investigarla para hacer pagar a los responsables de esta estafa es la única salida soberana, que también permita resolver la deuda interna de nuestro país.