lunes, 2 diciembre 2024 - 20:17

Rosario. Barras, narcos, muertes y Estado cómplice

El asesinato de Andrés “Pillín” Bracamonte y su ladero Daniel “Rana” Attardo, ambos cabecillas de la barrabrava de Rosario Central durante los últimos 20 años, abrió una serie de hipótesis que dejan al descubierto el lado oculto de los negociados que se relacionan con el mundo de los barras, los clanes narcos, empresarios y las instituciones de un Estado cómplice en todo sentido.

Las muertes de Pillín y de Rana ocurrieron luego que finalizara el partido entre el local, Rosario Central y San Lorenzo.

En las inmediaciones del estadio, el hasta ese momento Jefe de la barra “Los Guerreros” y su número 2 fueron abatidos por al menos tres hombres que se desplazaron a pie y huyeron de la escena luego de descargar una ráfaga de balas que solo tuvo como destinatarios a Pillín y su ladero quienes se encontraban sobre un vehículo particular.

De forma inmediata la noticia se hizo nacional y comenzaron a desplegarse una serie de interrogantes alrededor de porqué la zona del crimen no tenía luz ni presencia policial. Por tal motivo, en las últimas horas un sector de la justicia mando a allanar la comisaria novena de la ciudad de Rosario y pidió el secuestro de los celulares de dos efectivos policiales. Obvio, todos sospechosos.

Pero la muerte de Pillín ya había sido anticipada. El legendario barra tenía heridas de 29 balazos en su cuerpo producto de múltiples intentos de asesinato en su contra, cuatro de ellos fueron durante este 2024. El ultimo luego de un clásico que terminó con triunfo canalla. En esa oportunidad una bala lo rozo. Ahora sus verdugos no erraron. Las dos hipótesis de su asesinato vinculan a los clanes narcos, el poder judicial, negocios inmobiliarios y el poder político.

Hace falta otra política para terminar con la narcocriminalidad

Lamentablemente otra vez el mundo del futbol se ve envuelto en lo que parece ser una disputa salvaje por el control del negocio de la barra de uno de los principales clubes del país, Rosario Central, tras la muerte del principal organizador de su hinchada.

Pillín siempre fue un personaje al que le gustaba ostentar su poder y lo hacía sentir, son cientos de hinchas canallas incluso que lo recuerdan con cariño por frenar los robos en las tribunas y alrededores. Un espacie de Pablo Escobar se animan a decir algunos. Y ese sería uno de los principales motivos por el cual su velorio y entierro permanecieron en total hermetismo.

Recordemos que Pillin fue noticia nacional en el año 2010 tras ser deportado de Sudáfrica tras llegar a Johannesburgo debido a sus antecedentes penales. A pesar de tener un extenso prontuario de violencia y negociados con el mundo del futbol, la jueza Mónica Lamperti lo autorizó a viajar tras dejar en garantía dos automóviles y otros inmuebles valuados en miles de dólares. Un bochorno total que recorrió el mundo entero.

Desde las autoridades provinciales y nacionales apuntan a que prontamente detendrán a los responsables materiales del asesinato, pero todo parece ser otra gran mentira del dúo dinámico de Maximiliano Pullaro y su amiga Patricia Bullrich. La muerte de Pillín ha dejado al descubierto que hasta que no se ponga fin a la red de complicidades entre narcos, empresarios, poder judicial y político este tipo de situaciones volverán acontecer.

Pillín había presagiado semanas atrás que su asesinato desencadenaría el incendio de la ciudad. Si bien todo eso está por verse, lo que se no se puede negar es que desde el poder político se ha desplegado una enorme red de militarización de los barrios en los que residen barras de central con el finde lograr una de contención de las fuerzas delictivas involucradas.

En síntesis, es evidente que necesitamos otra política para cuidar el deporte más amado por millones de argentinos, el futbol, pero además para cuidar la vida de cientos de jóvenes que son utilizados por las bandas narcos y barras como fuerzas de choque a cambio de unos pocos pesos.

En una provincia donde el cincuenta por ciento de la población vive debajo de la línea de pobreza la salida no es la mano dura y copar de milicos los barrios. Por el contrario, salir de esta violencia a la que nos trajeron los que gobiernan se sale con mejores instituciones educativas, clubes barriales, centros de salud, urbanización barrial, planes de trabajo genuino y plenos derechos democráticos. Y el tema de los recursos económicos para costear ese inicio de reformas se obtiene de lo que el pueblo no controla y manejan unos pocos: el negocio de los puertos, además de ponerle fuertes impuestos a las grandes fortunas y grandes dueños de la tierra, y a la vez hacer una reforma política integral que termine con todo privilegio e impunidad.

Ese es el único camino viable para que la humanidad pueda conocer otro Messi y Di María, de lo contrario las historias serán pobladas por personajes siniestros con Pillín, Guille Cantero o los Alvarado.

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