La asunción y el acto en donde Sergio Tomás Massa asumió como nuevo ministro o “Superministro” de Economía, resultó una especie de traspaso de mando o cambio de gobierno dentro del Frente de Todos. De las medidas, no queda mucho para decir. Como se muestra en este artículo el nuevo plan económico es más ortodoxia para cumplir con las metas pactadas con el FMI. Resuena nuevamente la cantaleta de que hay que avanzar con más tarifazos (principalmente en materia energética), hacer una nueva devaluación que licúe el salario (la creación de distintos tipos de cambios va a en ese sentido), aumentar el superávit comercial (se piensa, otra vez, en generar regímenes especiales para los exportadores) y reducir el déficit fiscal. También, sigue la persecución a las organizaciones sociales tras confirmar una “revisión” de los programas sociales. A todo esto, las recetas no son el único revival que atormenta a los trabajadores, sino que, de hecho, se puede confirmar que algunos empresarios refuerzan el control de los destinos del país. Un “pragmatismo” con arreglo a fines.
En primera persona
El tigrense, como es de público conocimiento, montó su trayectoria política como referente de su espacio -el Frente Renovador- con el respaldo de ciertos popes del círculo rojo. Estos días, tal característica, no pasó desapercibida. La jura de Massa contó con la presencia de quienes, como lo relata Diego Genoud en Massa. La biografía no autorizada, lo transformaron al nuevo “superministro” en el verdadero candidato del establishment. Pasando revista podemos encontrar el nombre de Jorge Pablo Brito, vicepresidente del Banco Macro, presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) y también presidente de River. Un personaje que, siguiendo la línea sucesoria de su familia, vendría a ser una especie de “hermano” de Massa. Es de conocimiento público, también reflejando en el material bibliográfico del periodista mencionado, que Jorge Horacio Brito fue una especie de padre en el lanzamiento individual de la carrera del recién asumido. Además, se especula que fue uno de los grandes financistas de sus campañas electorales.
Para no repasar todos los nombres, haremos énfasis en otros tres: Marcelo Mindlin, Daniel Vila y José Luis Manzano. El primero es presidente de Pampa Energía y del Grupo Emes. Un dato, Pampa Energía es de las más importantes empresas que se dedica a la producción y transporte del gas. Los otros dos nombres, además de ser referenciados como una especie de zares de los multimedios argentinos, también son los que detentan con la empresa Edenor S.A. Empresa privada dedicada a la distribución y comercialización de la energía eléctrica.
No son menores estos nombres, ya que en las primeras líneas que Massa esbozó como salvador del gobierno del Frente de Todos se volvió a beneficiar a este sector empresarial. Como el desdoblamiento resultó insuficiente para el FMI, se avanzó en un tarifazo aún mayor. Ahora toda familia que califique para obtener el subsidio, si supera el consumo de 400 kilowatt tendrá que abonar el excedente como tarifa plena.
Vila y Manzano, sonríen. No sólo aumentará la recaudación de la caja de Edenor, sino también que Massa pasa a ser una guardia de hierro para los subsidios que, a estas privatizadas, oh casualidad nunca afectan.
El agro también festeja
Las bondades del superministro no sólo terminan en los empresarios de los rubros energéticos, sino que van más allá. Parece que el gobierno va a mostrar su defensa más acérrima hacia los sectores de las patronales agrarias. Para más claridad seguro haya que esperar a la reunión de Massa con la Mesa de Enlace que se va a dar la próxima semana. Pero, sin perder tiempo, el nuevo secretario de Agricultura salió a respaldar el comportamiento de los sojeros especuladores. Juan José Bahillo declaró en una entrevista con ElDestape: “(…) están planteando (las patronales agrarias) que hay que generar previsibilidad y estabilidad macro, porque esos movimientos del mercado de las últimas semanas generan lógica especulativa. Y es lógico que el productor sobre todo retenga algo del cereal, porque en un mercado inestable, con expectativa de medidas que puedan mejorar el valor del dólar con el que liquidan, y en un contexto inflacionario, es entendible que ellos retengan”.
No se puede esperar menos de quien en su currículum, como lo indicó Nadia Burgos, dirigente del MST en el FIT-Unidad de Entre Ríos, cuenta con un paso por la Sociedad Rural debido a su propia práctica comercial. Ahora queda esperar cuáles van a ser los nuevos “incentivos”, mejor dicho, beneficios que va a recibir un sector que se cansa de cometer ilícitos. El “dólar campo” no pareció suficiente y nuevos agasajos vendrán para quienes, como dijo Massa, tal vez se equivocaron en subfacturar las exportaciones de sus granos.
“Pragmatismo” neoliberal y vergonzante
Para sumar a lo dicho, el organigrama del ministerio de Massa revive algunos personajes que se han vuelto conocidos por su trayectoria política para aplicar ajustes. El podio se puede conformar por Daniel Marx, quien quedará a cargo del control de la deuda pública, hay que recordar que este personaje fue uno de los autores del “megacanje”. Y, acompañando a Marx, aparecen Raúl Rigo, de larga data en los gobiernos peronistas como ingeniero de presupuestos de austeridad, y el “vasco” José De Mendiguren, quien ocupará la Secretaría de Producción. Para este personaje vale hacernos una pregunta, ¿volverá a funcionar, al igual que lo hizo durante el gobierno de Duhalde, como alfil para un nuevo mazazo al salario? El remate a este combo de nombres se pensó con Gabriel Rubinstein, quien podría llegar a ser el viceministro de Massa. Sin embargo, su historial en Twitter con innumerables críticas a Alberto Fernández y CFK, hizo que se ponga en el freezer del FdT su designación.
A la llegada de estos funcionarios y el claro giro conservador, como lo indican los hombres de mercado recién mencionados, se lo trata de barnizar con la idea de un supuesto “pragmatismo”. Así es como lo indica Eduardo Aliverti en su columna titulada Que algo siga en disputa, publicada en Página 12. De todas formas, por sí misma el concepto no indica nada. En política, lo que trafican como idea de esta categoría no es más que la forma de actuar o tomar decisiones según la cual el único criterio con validez es aquel que es “funcional” o lo mejor para “ciertas circunstancias”.
Todo hasta aquí no deja de ser más que pura fraseología sin un contenido concreto. Carlos Marx en sus Tesis sobre Feuerbach, específicamente la número VIII, indica: “La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo encuentran su solución racional en la práctica humana y en la compresión de esa práctica”. Tomando esta definición epistemológica del materialismo científico, podemos concluir que esa práctica nos marca que el pragmatismo del FdT es con arreglo a fines del mismo capitalismo. Una decisión política que perpetúa toda la herencia neoliberal. También se puede entender como un pragmatismo que perpetúa la forma de gobierno como la que definió el mismo Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: “(…) una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”. El nuevo rumbo del gobierno, el pragmatismo de Massa, vuelve a confirmar una oración que cuenta con 174 años.
Debido a este vuelco, el contrato electoral del FdT propuesto en 2019 fue defaulteado. Pero, para querer ocultar esta situación, no sólo la dirigencia de ese experimento quiere librarse de responsabilidades. Sus escribas, como el citado Aliverti, enarbolan argumentos como el siguiente para construir un muro que proteja a un frente político y conservador de su estafa política: “Para quienes hablan hoy de que se violó el contrato electoral: ¿dónde está el contrato ése? ¿Dónde estaba escrito o prometido que se rompería con el FMI, o que se tomarían medidas radicalizadas? Basta de poesías, podría decirse: el único contrato explicitado fue sacarse de encima a Macri”[i]. Una mentira flagrante por donde se la mire. La plataforma electoral del FdT, si bien no abonaba la idea de romper con el Fondo, tampoco sólo contenía la estrategia de “sacarse de encima a Macri”. Su contenido está publicado en este punteo programático. No es que se quiera reivindicar al mismo, en su momento marcamos y denunciamos sus limitaciones para la verdadera tarea que se propuso en su momento: terminar con la herencia política del macrismo. Algo muy distinto a sólo cambiar un nombre.
Las correlaciones de fuerzas para doblegar el ajuste en curso, que para nada puede ser considerado como una profecía sagrada, no son posible construirlas con los empresarios que saquean cotidianamente este país. Por eso, todos aquellos aturdidos por tanta hipocresía y conservadurismo político, son quienes deben dar ese paso de romper con direcciones traidoras. Como se expresa en esta carta de Cele Fierro y Alejandro Bodart, es hora de construir esa herramienta propia, un proyecto político independiente de los propios trabajadores y sectores populares, para que el rumbo no sea el abismo. Un abismo al que los empresarios en el poder nos quieren empujar.
[i] Que algo siga en disputa. Página 12