domingo, 28 abril 2024 - 01:01

La Plata. Otro femicida uniformado

Nazareno Sebastián Miño asesinó a su expareja, Victoria de 35 años, que vivía con sus hijos de 7 y 10 años y su hermana, quien también fue asesinada. La pareja de esta última intentó frenar al agresor y se encuentra en estado crítico por un impacto de bala en la cabeza.

Miño escapó con sus dos hijos, pero finalmente se entregó en el Destacamento policial de Arturo Segui. La causa fue caratulada como doble femicidio e intento de homicidio, y en el lugar del hecho se secuestró una pistola 9 mm, arma reglamentaria de la que disponen las fuerzas policiales.

Cabe destacar que Miño tenía antecedentes por violencia de género desde 2020, judiciales y en Asuntos Internos, razón por la cual nos preguntamos: ¿agenda urgente o agenda light? Las propuestas siguen ausentes y el fracaso de todos los gobiernos de las últimas décadas se expresa en hechos.

Que siga ocurriendo un femicidio por día es responsabilidad del Estado capitalista. Para 2021, el Observatorio Ahora que sí nos ven y la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación informaron que 25 femicidios habían sido perpetrados por integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad, esto es 1 de cada 10 femicidios ocurridos en ese año. En esa oportunidad, en al menos 13 casos los femicidas habían usado su arma reglamentaria para matar. Esa cifra de agentes federales y provinciales acusados de femicidios de 2021 fue la más alta de los precedentes cinco años.

La creación de un Ministerio, secretarías y dependencias burocráticas de “mujeres, género y diversidades” sólo fueron doble discurso y cooptación estatal de un sector del movimiento feminista; pero no un real combate a la violencia de género y protección a sus víctimas. Hace falta un aumento inmediato del presupuesto para prevenir y combatir la violencia de género: para refugios para víctimas, asistencia integral, patrocinio jurídico gratuito y campañas de difusión. Así mismo, es necesaria la disolución de la Bonaerense, una fuerza entrenada para la represión de las protestas sociales, con sesgos racistas y patriarcales por naturaleza.

Mientras el gobierno recorte los fondos para combatir la violencia de género, la deuda seguirá siendo con nosotras y nosotres.

Luz Vicente

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