La legisladora de Santa Fe Amalia Granata, hizo declaraciones apuntando a la vuelta del servicio militar obligatorio, como respuesta al avance de desocupación y pobreza que atraviesa la juventud. ¿Es acaso la salida a los problemas estructurales de les jóvenes?
Existe un discurso que buscan instalar, siempre que pueden, los fachos de turno. Esta vez fue Amalia Granata, que tras un viaje a Israel, retorno con las ideas de un nuevo servicio militar obligatorio para “encaminar la conducta de los jóvenes”. Según ella, esta medida estaría relacionada a frenar el “avance de la delincuencia, el desempleo y la pobreza en la que viven los jóvenes”.
“Es necesario pensarlo como la formación de una conducta para que los jóvenes se levanten a las 6 de la mañana, estudien, hagan ejercicios y les enseñen un oficio. Ahora tenemos cada vez más pobreza y chicos en la calle. Primero hay que generar una conducta. Con eso podes encaminarlo hacia esa conducta y darles otro estilo de vida”, declaró en La Nación +.
Pues estas medidas ignoran y desconocen por completo la raíz de las problemáticas por las que esta atravesada la juventud. El problema de fondo no está en la “conducta” que tienen les jóvenes, estas palabras los responsabilizan de que no estudien, no trabajen o no se levanten temprano. Como si estas problemáticas estructurales, que trascienden generaciones enteras a lo largo y ancho del mundo, no fueran parte del funcionamiento del propio sistema capitalista.
Estas ideas reviven, debes en cuando, en boca de algún derechoso/sa que busca un poco de lugar en la prensa, para aparecer un poco, tras que las carencias de sus ideas les impiden poder discutir de manera seria o profunda los problemas de fondo que se viven en el país. Claro está que además buscan influenciar a este sector, aun pequeño, que cada vez gira más a la derecha y busca referencias en las figuras más retrogradas que ofrece el panel de fascistoides de la política argentina.
El servicio militar obligatorio, funcionó en el país desde 1902, creado el ministro de guerra Pablo Riccheri durante la presidencia de Julio Argentino Roca, y finalizado en 1994 tras el asesinato de Omar Carrasco. Este caso, puso sobre la mesa las brutalidades que se cometían puertas adentro hacia los colimbas (acrónimo de corre, limpia, barre) saliendo a las luz al menos 40 asesinatos más, sumadas las torturas, humillaciones y vejaciones a las que eran sometidos.
Granata no es la primera que en los últimos tiempos declara algo de este tipo, no hace falta remontarnos tantos años atrás para recordar también a Alfredo Olmedo, esclavista salteño por excelencia, célebre por sus ideas y discursos alineados la derecha más rancia. También la ex ministra de seguridad Patricia Bullrich ha intentado promover medidas similares. No es casual la línea de estas personas, quienes buscan encubrir que son parte de la responsabilidad política por la desigualdad, miseria y hambre que sustentan sus bases como fieles defensores de un sistema podrido y en descomposición.
Si queremos pensar en una verdadera salida a la pobreza estructural, los altos niveles de desempleo o trabajo precarizado, o bien garantizar el acceso a la educación en todos sus niveles, debemos arrancar por plantear las bases de un sistema político y económico completamente distinto a este, debemos hablar de socialismo. Aunque son necesarias medidas inmediatas, como la reducción de la jornada laboral con igual salario, para repartir el trabajo entre ocupados y desocupados, con salarios acordes a la canasta básica y sin precarización laboral. Es necesario un congreso nacional pedagógico con representantes electos democráticamente por la docencia, estudiantes y familias para democratizar el gobierno de la educación y discutir así como promover y generar un verdadero acceso a la educación.
Desde el MST en el Frente de Izquierda Unidad, repudiamos fuertemente los dichos de Amalia Granata, nos ponemos de la vereda contraria en este tipo de ideas y proponemos todo un programa político que está al servicio de dar vuelta todo, de cambiar las bases de los problemas estructurales que atraviesan les jóvenes de conjunto.
Nahuel Schiavoni