jueves, 28 marzo 2024 - 22:43

Gira presidencial por Rusia y China. La entrega no es solo al FMI

Después de haber anunciado un principio de acuerdo con el FMI, reconociendo una deuda ilegítima heredada del macrismo, Alberto Fernández partió al hemisferio oriental. Rusia y China, en ese orden, fueron los destinos del presidente. La derecha de Juntos, espantada por el “desplante” a Estados Unidos. El “multilateralismo”, la bandera del oficialismo. Sin embargo, todo radica en una tarea: cerrar acuerdos que permitan la entrada de dólares frescos para pagarle al Fondo.

Tras la “convulsión” que se produjo al interior del Frente de Todos (FdT) por la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados, producto del acuerdo que se cerró con el FMI (que aún resta que se valide en el Congreso), Alberto partió a Rusia y China como destinos para fortalecer el “multilateralismo”. Para relativizar la entrega que se piensa concretar con el Fondo, Alberto buscó maquillar la misma arrodillándose ante los presidentes de las potencias mencionadas. Nada progresivo, ya que la entrega continúa sólo que ahora con distintos países.

Con ese norte se desarrollaron todas las reuniones que el mandatario encabezó junto con una comitiva que también estuvo compuesta por: Gabriela Cerruti (vocera del gobierno), Cecilia Nicolini (asesora presidencial), Santiago Cafiero (canciller), Axel Kicillof (Gob. de Bs. As.), Arabela Carreras (Gob. de Río Negro) y Raúl Jalil (Gob. de Catamarca).

¿Antiimperialismo en Rusia?

El país gobernado por Vladimir Putin fue la primera parada de Alberto en esta gira internacional. Este cónclave trajo repercusiones varias ya que Rusia, por sus ansias de someter a Ucrania, atraviesa una disputa abierta con la OTAN y Estados Unidos por el mismo territorio.

Lo que tuvo importancia para la prensa local, fueron las declaraciones que desde Moscú llegaron por parte de Alberto. Durante los días miércoles y jueves de la semana anterior, delante de su par ruso, el presidente argentino dijo estar “empecinado en que Argentina debe dejar de tener esa dependencia tan grande que tiene con el Fondo y con los Estados Unidos”. A renglón seguido, también alentó a que “Argentina tiene que ser la puerta de entrada para que Rusia ingrese en América Latina de modo más decidido”.

Este “antiimperialismo” emergente de Alberto es realmente extraño. Las declaraciones contra Estados Unidos y el Fondo sólo se entienden como una agitación para su base totalmente desencantada, ya que una semana atrás él mismo fue quien anunció el sometimiento de Argentina por 12 años más con el organismo que estafó al país con una deuda ilegítima. Sin embargo, habla de terminar con tal dependencia. Lo peor de todo es que, a renglón seguido, su campaña de “liberación nacional” la pretende hacer de la mano de un gobierno ruso que también somete a otros pueblos, impidiendo su autodeterminación. La disputa mencionada más arriba tiene al imperialismo ruso como el primer agresor directo del pueblo ucraniano tras la invasión militar de territorios limítrofes con Rusia, con la intención de recuperar ciertos espacios geográficos que se encontraban en los límites de la ex Unión Soviética.

Haciendo vista ciega de lo expuesto, como así también el carácter autoritario de Putin, cualidad resaltada hasta por Bolsonaro quien lo considera conservador como él mismo, Alberto le abrió las puertas a los capitales rusos para que puedan ser expandidos por toda Latinoamérica.

Segunda parada: China y el ingreso a la Ruta de la Seda

Todos los cañones de la gira presidencial estuvieron puestos en la segunda parada, China. La llegada para la inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno fue otra iniciativa polémica para los columnistas pro Estados Unidos, como para los referentes de Juntos por el Cambio. El evento deportivo era repudiado por un bloque de países compuesto por Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Australia en “defensa” de la democracia que denuncian es avasallada por el régimen chino.

Sin embargo, en Beijing, lo noticioso fue el ingreso de Argentina al mega proyecto imperial de la Ruta de la Seda. Como otros 140 países de los cuatro continentes, ahora formaremos parte del desarrollo de un plan neocolonial impulsado por el gobierno de Xi Jinping. La alegría presentada por los funcionarios del gobierno argentino, de todas formas, no es para nada contagiosa para las mayorías de nuestro país.

El ingreso a la Ruta de la Seda, que supuestamente traería inversiones por US$23.700 millones, no significa más que la dependencia de nuestro país por parte de otro amo. El documento Memorándum de Entendimiento en Materia de Cooperación en el Marco de la Iniciativa de la franja Económica de la Ruta de la Seda y de la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI, presentado por Santiago Cafiero y He Lifeng, es la síntesis de la sumisión al imperialismo chino a costa de una profundización del extractivismo. Los gobernadores mencionados al principio de este artículo, fueron como embajadores de los territorios elegidos para desarrollar nuevas obras relacionadas con energías contaminantes, entre las que se destaca la construcción de una nueva central nuclear.

“Multilateralismo”: una nueva forma de entrega y dependencia

La política internacional desarrollada por Alberto Fernández en esta gira internacional, es diametralmente opuesta a la construcción de un país soberano. Su “multilateralismo” es sinónimo de rifar los recursos nacionales. Poniendo un huevo en cada canasta, el presidente busca sortear de algún modo la nueva configuración política internacional donde comienzan a reflejarse dos polos capitalistas: uno reflejado en la potencia en decadencia de Estados Unidos; y, como segundo polo, aquel manifestado principalmente por China como potencia económica.

Sin dejar de lado el “multilateralismo”, la gira también tuvo como horizonte la estrategia madre del gobierno del FdT. Conseguir dólares para seguir pagando la deuda externa. Todos los anuncios presentados, principalmente el ingreso a la Ruta de la Seda, perseguía el objetivo de ampliar la liquidez de las reservas del Banco Central para estar en condiciones de seguir derrochando nuestros recursos en el pago de una deuda ilegítima. Parte del crédito conseguido en base a la profundización del extractivismo y la entrega de soberanía a China, se solicitó para ampliar el swap chino, que ya hoy representa la mitad de las tenencias que exhibe la entidad que preside Miguel Pesce. Algo que sólo significa dólares frescos para los buitres y los organismos de crédito.

Mientras el gobierno se dispone a mantener relaciones con los dueños de la Ruta de la Seda y el FMI, contentando a los dueños del mundo, las mayorías trabajadoras siguen destinadas a un presente muy crítico. La dependencia con ninguno de los dos polos es la receta para terminar con la crisis que atraviesa el país. Romper con los diferentes mecanismos de sometimiento imperialista, sea del bloque que sea, comenzando con un default soberano de la deuda externa fraudulenta, es la única forma de ir hacia un rumbo soberano. Este camino, acompañado de medidas como la implementación de un monopolio del comercio exterior y la estatización de la banca, es el único que nos va a permitir tener una matriz productiva que no esté atada a los destinos extractivistas de los acuerdos sellados con los países imperialistas.

1. Presidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de la República Popular China

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