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El fútbol femenino español se encuentra en el centro de un escándalo que ha sacudido no solo al mundo del deporte, sino también a la sociedad en general. Durante el derbi catalán femenino entre el FC Barcelona y el RCD Espanyol, disputado el pasado domingo 9 de febrero, la jugadora Mapi León, defensora del Barcelona y una de las jugadoras con más prestigio y premiada del futbol femenino español, agredió sexualmente durante el partido a Daniela Caracas, quién no se queda atrás en su reconocimiento en la disciplina como defensora del Espanyol. El incidente ocurrió en el minuto 14 del partido, cuando, durante un forcejeo en un córner, León tocó la zona íntima de Caracas y, la jugadora asegura, que su rival le lanzó un comentario burlesco haciendo alusión a su identidad de género: “¿Tienes picha?”.
El Espanyol emitió un comunicado oficial calificando el acto como “inaceptable” y expresando su total apoyo a la jugadora, quien se encuentra en estado de shock tras el incidente y evalúa si no tomara acciones legales. El club también puso a disposición de la jugadora sus servicios jurídicos y psicológicos para emprender acciones legales si así lo decide.

El incidente tuvo lugar en el RCDE Stadium, en un encuentro correspondiente a la Liga F. El partido enfrentó a dos de los equipos con mayor rivalidad en el fútbol femenino español, si bien naturalmente son partidos de mucha tensión, este lamentable hecho termina siendo un golpe para el futbol femenino en el país, el desarrollo de la disciplina y nos deja varias aristas para analizar.
Una respuesta que deja mucho que desear ante lo obvio
Mapi León, a través de un comunicado publicado en las redes sociales del FC Barcelona lejos de hacerse cargo de las acusaciones y pedir disculpas a la jugadora, negó las acusaciones y aseguró que no hubo intención de vulnerar la intimidad de Caracas. Según su versión, el contacto fue accidental y se limitó a tocar la pierna de su rival durante un lance del juego, acompañado de la frase: “¿Qué te pasa?”. León también condenó el acoso que Caracas ha recibido en redes sociales y expresó su apoyo hacia la jugadora del Espanyol. El FC Barcelona respaldó a su jugadora, afirmando que confía en su palabra y que se respeten los procedimientos adecuados para esclarecer los hechos. Sin embargo, la falta de una disculpa pública y la minimización del incidente han generado críticas desde diversos sectores.

¿Quién es Daniela Caracas?
Daniela Caracas, o simplemente “Caracas” como le gusta que la llamen, nació en Jamundí, en el Valle del Cauca colombiano. Su pasión siempre fue el fútbol, comenzó jugando en su barrio, pasó a la selección del Valle y fue escalando hasta llegar a equipos como el Atlas CP y el Atlético Huila, uno de los clubes más importantes de Colombia dentro del futbol femenino. A los 23 años, en 2020, dio el salto al fútbol europeo fichando por el EDF Logroño de la primera división española como lateral. En 2021 se unió al RCD Espanyol, club con el que logró el ascenso a la Liga F el verano pasado. En su trayectoria figura su participación en la liga colombiana y una Copa Libertadores. Además, con la selección colombiana se colgó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 2019 y la plata en la Copa América de 2022.
Precisamente, en aquel torneo continental, que por primera vez se disputaba en Colombia, Caracas y sus compañeras alzaron la voz contra las desigualdades que sufren las mujeres en el fútbol profesional de su país. Lo hicieron levantando los puños mientras sonaba el himno nacional, en un gesto de protesta silenciosa pero contundente. Esta acción fue el resultado de años de injusticias que llevaron al veto de otras jugadoras internacionales, como Isabella Echeverri o Yoreli Rincón, quienes fueron excluidas de la selección por denunciar las precarias condiciones del fútbol femenino colombiano. Un caso que guarda similitudes con lo ocurrido en España.
Caracas también formó parte del equipo que llegó a la final de la Copa América y compitió en los Juegos Olímpicos de 2024, donde Colombia fue eliminada por España en la tanda de penales. En su cuarta temporada como jugadora del Espanyol, se ha convertido en una de las más veteranas del equipo y en un pilar fundamental para la entrenadora Sara Monforte, habiendo disputado los 18 partidos de Liga. Este verano, el Espanyol aseguró su continuidad en el club hasta 2026.
Un común denominador en futbol femenino español
Este caso no es aislado y se enmarca en un contexto más amplio de violencia de género y discriminación en el deporte. Extrañamente Mapi León, fue una de las abanderadas en la lucha contra el expresidente de la RFEF, Luis Rubiales, por el beso no consentido a Jennifer Hermoso. Ahora se encuentra en el centro de una polémica similar que cuestiona su integridad y la doble moral en el tratamiento de estos casos. Haciendo que, en medio del juicio a Rubiales, se desvié el foco y la jugadora termine en el “ojo de la tormenta”. Lo que en verdad muestra este hecho es una cultura institucional que, aun con el caso Rubiales, no se ha podido erradicar del futbol femenino español.
El incidente ha reavivado el debate sobre la necesidad de implementar medidas más contundentes para prevenir y sancionar las agresiones sexuales en el ámbito deportivo. Organizaciones como la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) han expresado su rechazo a cualquier conducta inadecuada, física o verbal, que perjudique al colectivo de futbolistas o vulnere la integridad de las jugadoras; sin embargo mas allá de las declaraciones luego no se implementa ninguna medida concreta para abordar estas situaciones. Más allá del hecho puntual, lo sucedido es un reflejo de una problemática más profunda: el machismo estructural en el deporte y la sociedad en general. Si bien históricamente el fútbol ha sido un espacio dominado por hombres y ha reproducido conductas sexistas, como en el caso de Luis Rubiales también acusado de cometer agresión sexual a una jugadora, este caso demuestra que esas dinámicas también pueden replicarse dentro del fútbol femenino. Las mujeres no estamos exentas de reproducir patrones de conducta arraigados en una cultura patriarcal, donde el contacto físico no consensuado sigue siendo minimizado, naturalizado o justificado. Esto es generado precisamente porque muchas mujeres en un terreno deportivo, masculino por excelencia, reproducen esos formatos estructurales para ser aceptadas también en el marco de un ambiente hostil y machista. Es fundamental hablar de estos temas e implementar políticas concretas, no solo para visibilizar situaciones de violencia y abuso, sino también para generar un cambio en las estructuras deportivas y en la sociedad en general. El respeto por el cuerpo y los límites del otro no deberían ser negociables en ninguna disciplina, sin importar el género de los involucrados, para ello es fundamental aplicar políticas con perspectiva de género en el deporte; como la aplicación de protocolos efectivos ante estas situaciones.