domingo, 13 octubre 2024 - 02:22

Francia. Mbappé, Les Bleus y el freno a la ultraderecha

Luego de las elecciones europeas, Francia atraviesa un momento crucial. El primer ministro Macron disolvió la Asamblea nacional y anunció elecciones legislativas para el domingo 30 de junio y el 7 de julio. La ultraderecha está a las puertas de ser gobierno. En ese marco, Kylian Mbappé, astro de la Selección Francesa y estrella del Real Madrid abandonó el silencio, todo tipo de tibieza y neutralidad para tomar posición junto a otros jugadores de la Selección de fútbol y a distintos deportistas.

Los resultados iniciales de las elecciones europeas mostraron que la Agrupación Nacional (RN) de ultraderecha de Marine Le Pen obtuvo el 31,5% de los votos, más del doble que el Partido Renacimiento de Emmanuel Macron, primer ministro de Francia, que llegó al segundo lugar con el 15,2% de los votos, por delante de los socialistas en tercer lugar, con el 14,3%. Tras este resultado, Macron disuelve la Asamblea Nacional y anuncia elecciones legislativas para el 30 de junio, asumiendo el riesgo de que la extrema derecha, cuyo camino ha allanado con gran parte de su política, asuma esta vez el gobierno. El hartazgo de siete años de su política al servicio de los ricos, de una política de aplastamiento de los servicios más esenciales para la población y de ataques implacables a los trabajadores se ha traducido en el voto de rechazo a Macron y a sus políticas.

“Estamos en un momento crucial del país. Los extremos están a las puertas del poder y tenemos la oportunidad de elegir el futuro. Hago un llamamiento a todos los jóvenes para que vayan a votar. Necesitamos identificarnos con la diversidad y tolerancia, el respeto”. Con esas palabras se expresó el ahora delantero del Real Madrid, ex PSG, Kylian Mbappé.

Fue en la previa del partido que Francia disputó con Austria por el debut en la Eurocopa. Mbappé no fue el primero; de hecho, el capitán respaldó las declaraciones de dos de sus compañeros: Ousmane Dembélé, delantero del PSG quien dijo que “la situación en Francia ha hecho sonar la alarma. Creo que debemos movilizarnos para ir a votar. Vi en las noticias que la mitad de los votantes no fueron a votar. Tenemos que ir a votar”, y de Marcos Thuram, delantero del Inter de Italia e hijo de una gloria de la Selección Francesa como Lilian Thuram, que instó a sus conciudadanos a “luchar a diario” para evitar que la extrema derecha nacionalista tome el poder en las próximas elecciones parlamentarias anticipadas en su país.

La extrema derecha no tardó en contestar, Jordan Bardella del RN criticó a Mbappé y Thuram por sus dichos: “Respeto mucho a nuestros futbolistas, ya sea Marcus Thuram o Kylian Mbappé, que son íconos del fútbol e íconos para la juventud (…)Pero hay que respetar a los franceses, hay que respetar el voto de todos”, dijo en una entrevista a CNews TV. Pero fue un poco más allá: “Cuando se tiene la suerte de tener un salario muy, muy grande, cuando se es multimillonario (…) entonces me da un poco de vergüenza ver a estos deportistas (…) dar lecciones a personas que ya no pueden llegar a fin de mes, que ya no se sienten seguras, que no tienen la posibilidad de vivir en barrios sobreprotegidos por agentes de seguridad”, sentenció.

Más de 200 deportistas y exdeportistas de todas las disciplinas, entre los que se encuentran los tenistas Jo-Wilfried Tsonga, Marion Bartoli o Yannick Noah; las atletas Marie-José Pérec o Monique Ewanje-Epée; el rugbista Serge Betsen o la entrenadora de Handball Raphaëlle Tervel firmaron este domingo una columna en el diario deportivo L’Équipe en la que llamaban a votar contra la extrema derecha, señalando directamente al Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen.

Les Bleus y una historia conocida

Esta no es la primera vez que integrantes de la Selección Francesa toman posición ante un proceso electoral para repudiar a la ultraderecha. La Selección de 1996, conocida como multicultural, la black–blanc–beur (negra–blanca–árabe) capitaneada por Deschamps y liderada por Zinedine Zidane, que consiguió la Copa del Mundo en Francia ‘98 y la Eurocopa del 2000 jugada en Bélgica y Países Bajos, tuvo sus criticas por el padre de Marine Le Pen, Jean–Marie Le Pen, líder del xenófobo Frente Nacional.

Este dirigente acuso a la selección francesa de “artificiales”, haciendo referencia a los inmigrantes que formaban parte del plantel y también los criticó por no cantar La Marsellesa. En ese momento fue Zidane, jugador por ese entonces del Real Madrid el que se opuso a Le Pen padre y apoyó a Jacques Chirac, candidato conservador que fue reelecto en las elecciones presidenciales del 2002. “Soy francés. Mi padre es argelino. Estoy orgulloso de ser francés y de que mi padre sea argelino”, había dicho Zidane.

Sorprende que jugadores de la élite del fútbol se posicionen ante un hecho político tan importante en su país, porque por lo general lo que prima es la lógica de no meterse ni ganarse un problema, es decir, elegir el silencio. Mbappé, Dembélé o Marcus Thuram, que conocen la historia de su selección ven en ello un compromiso y también la necesidad de encarar una lucha más decidida contra la xenofobia y el racismo que encarnan los proyectos de ultraderecha en toda Europa y en especial en Francia, que podrían convertirse en gobierno.

Francia y los comicios

En Francia la radicalidad sigue creciendo entre los jóvenes que se movilizan y toman facultades en apoyo a Palestina, como las agrupaciones que realizan acciones en defensa del medio ambiente; y la clase trabajadora que realiza huelgas contra la superexplotación que quieren imponer en el marco de los JJOO. Todo esto sumado a las masivas acciones contra la extrema derecha muestran voluntad de lucha. La Selección Francesa podría estar jugando la etapa de cuartos de final y semifinales de la Eurocopa en Alemania cuando las elecciones se lleven adelante.

Sin embargo, está claro que la situación social no se resolverá en estas próximas elecciones porque tanto Macron como Le Pen-Bardella comparten proyectos políticos que de una u otra manera responden a los mismos intereses. Lejos están de criticar o denunciar al capitalismo; sino que ponen la culpa de la situación sobre los hombros de los extranjeros, los inmigrantes, las mujeres y las minorías de género, los trabajadores más explotados. Y en última instancia, contra toda la clase obrera.

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