El domingo fueron las elecciones municipales en Córdoba capital, el resultado dio como ganador al oficialista Passerini del PJ, que se ubicó 7 puntos arriba del candidato de Juntos por el Cambio, Rodrigo De Loredo. La izquierda logró ser tercera fuerza y retener su banca en el Concejo.
Tiro en el pie
Para comprender los resultados hay que remontarse a la elección del 25 de junio, en la que el oficialismo le ganó por un margen muy ajustado a Juntos por el Cambio, perdiendo el control de la Legislatura y del Tribunal de Cuentas. El armado original de listas para la elección provincial ubicaba a De Loredo como vice de Luis Juez, pero finalmente el radical decidió bajarse de la pelea provincial para disputar la intendencia. La sospecha de un acuerdo de Loredo-Schiaretti fue muy extendida. Con su apartamiento, una vez más el radicalismo acordaba con el PJ no disputar la provincia y a cambio el PJ le allanaría el terreno para que De Loredo pudiera quedarse con la Capital. Pero no salió exactamente así, ya que sólo el PJ festejó y por partida doble.
Si bien Schiaretti cumplió su parte -desapareciendo de la campaña de Passerini-, Llaryora tensó la estructura del PJ y todo su aparato al máximo y logró recuperarse del pírrico triunfo provincial y retener el sillón del Palacio 6 de julio.
Campaña sucia
La campaña de las dos grandes coaliciones fue, además de millonaria, bochornosa, no discutieron ni una idea. Las y los cordobeses asistimos a un festival de chicanas y acusaciones de todo tipo, que demostraron la calaña de los candidatos, pero sobre todo que era de lo único que podían discutir, ya que el acuerdo es total a la hora de defender un proyecto de ciudad excluyente y al servicio de los negociados.
El sábado previo a la elección, la Junta Electoral Municipal sacó una publicidad donde le decía a la población que no multarían a quienes no fueran a votar, un mensaje idéntico al que envió el PJ a través de sus call centers a millones de cordobeses. Eso sumado al hartazgo de la población provocó un nivel de abstencionismo histórico: el 40% de las cordobesas y cordobeses no fueron a votar, una participación inferior a la de las provinciales, que ya había sido muy baja.
Todas estas maniobras sumadas a la falta de debates públicos, a la ausencia de espacios gratuitos en los medios masivos y su contracara, una inversión millonaria de las dos coaliciones en disputa, fueron inclinando la cancha a favor de las dos alianzas principales. Hasta último momento las encuestas daban ganador a De Loredo por un margen de entre 4 y 10 puntos y el PJ terminó dando vuelta el resultado, reteniendo la capital por 7 puntos.
La izquierda tercera fuerza
Con una polarización calcada de la elección provincial de hace un mes, el Frente de Izquierda tuvo un escenario más favorable porque fue la única variante de izquierda de la elección, el kirchnerismo no presentó lista y además se dividió Encuentro Vecinal, que venía de ser tercera fuerza en la provincia y el domingo pasado terminó perdiendo su banca en el Concejo.
Lamentablemente, los casi 19.000 votos equivalentes al 2,9% obtenidos por el FIT-U significan un retroceso respecto de las elecciones provinciales del pasado 25 de junio, donde -en la capital- en el tramo gobernador cosechamos 27.047 y 3,7% y en el tramo que encabezó nuestra compañera Luciana Echevarría, 36.351 y 5,5%.
A pesar de eso, logramos ser tercera fuerza y entrar al Concejo Deliberante. Esta banca es rotativa y la compañera del MST que la ocupará, luego de Laura Vilches quien encabezó la lista, es Viki Caldera, trabajadora social y referente de la lucha feminista. Es un logro importante porque seremos la única fuerza, además de las grandes coaliciones, que tendremos una banca. El desafío será mayor que el actual, porque seremos la única voz frente al plan común del PJ y JxC de entrega de nuestra ciudad al desarrollismo inmobiliario, los empresarios del transporte y las tercerizadas. Sólo nosotros podremos denunciar esto para ponerles un freno y llevar al recinto los reclamos de los de abajo y fortalecer cada lucha con nuestra participación en el territorio.
De todas formas, haber mantenido la banca es un gran éxito que nos pone en mejores condiciones de encarar los desafíos que se vienen.
En el búnker de De Loredo estuvieron Bullrich, Larreta, Morales, Cornejo y la plana mayor de juntos por el Cambio. A Passerini instantáneamente lo felicitó Massa, señalándolo como un modelo a seguir, es decir, lo que se viene en la ciudad al igual que en la provincia y el país es más ajuste, entrega y represión. Por lo tanto se reafirma que para enfrentarlo necesitamos un Frente de Izquierda que no se reúna sólo cada 2 años para discutir lo electoral, sino que coordine y organice permanentemente en cada lugar de trabajo, en cada barrio, y que sea un espacio de participación para los miles que quieren hacer mucho más que sólo votarnos, y con quienes en el próximo periodo nos vamos a encontrar en las calles luchando codo a codo. Ese debate es el que estamos dando desde nuestra lista con Vilma Ripoll y Gabriel Solano en el país y con Luciana Echevarría en la provincia, para hacer cada vez más fuerte a la izquierda que le duele a los poderosos.