Los humedales son ecosistemas claves para la vida en todo el planeta, pero se encuentran en enorme peligro. En nuestro país el movimiento socioambiental obligó a que sea tema de debate y se presenten proyectos de ley para protegerlos, los cuales aún no se trataron.
Desde 1971, cada 2 de febrero se conmemora a nivel mundial un nuevo aniversario de la firma de la Convención sobre los Humedales en Ramsar, acuerdo al que Argentina adhirió hace tres décadas. En diferentes puntos del planeta, organizaciones socioambientales realizan acciones visibilizar y exigir a los gobiernos que tomen acciones para preservar estos ecosistemas claves para la vida en el planeta. Especialmente este año, el eje del día es “acción en favor de los humedales y la naturaleza”, poniendo en alerta la importancia de estos ecosistemas y su preservación.
Los humedales son áreas que permanecen en condiciones de inundación o con suelo saturado con agua durante períodos considerables de tiempo. Cumple una función fundamental: regular el ciclo del agua y del clima, siendo una de las características que los convierte en vitales para el equilibrio del planeta. Se sabe que son sumideros de dióxido de carbono, es decir, absorben parte de este gas nocivo para la vida en el planeta.
Además, contribuyen a la estabilización de costas, protección contra tormentas y control de inundaciones, dan sustento a más del 40% de las especies del mundo y el 12% de todas las especies animales se hallan en los humedales de agua dulce. Todos puntos claves para la preservación de la vida humana.
Sin embargo, a pesar de toda la información disponible que los considera como territorios de enorme importancia, la realidad es que hoy están en enorme peligro y se estima que en los últimos 300 años han desaparecido el 87% de los humedales a nivel global, con pérdidas del 35% desde 1970.
Nada que festejar, mucho por seguir luchando
En nuestro país, la Convención sobre los Humedales en 1991, declaró 23 humedales en más de 5 millones de hectáreas de importancia internacional, considerados oasis de biodiversidad. Sin embargo, los humedales no son cuidados y por tercera vez en 10 años cae la posibilidad de tener una ley de humedales que los proteja. El Frente de Todos fue en gran parte responsable al no incluir, en el temario para las sesiones extraordinarias, el proyecto aprobado en la Comisión de Recursos Naturales de Diputados que quedó cajoneado en el despacho del diputado del oficialismo José Aragón, integrante de la Comisión de Agricultura y Ganadería. Una situación absurda que contó con el aval de las fuerzas políticas de Juntos por el Cambio y demás sectores políticos tradicionales por pedido explícito de sectores ligados al agronegocio y la especulación inmobiliaria.
Ni las históricas movilizaciones de miles y miles en agosto de 2020 sobre el Puente Rosario-Victoria que se concentraron para manifestarse contra los incendios en el Delta del Paraná -uno de los principales humedales- y exigir una norma que protegiera a los humedales lograron hasta ahora quebrar a la política tradicional alejada de las demandas populares pero muy cerca de los lobbistas extractivistas.
Te puede interesar: Ley de Humedales. El gobierno priorizó el negociado agroindustrial y el extractivismo
Pese a que uno de los mensajes del oficialismo en las elecciones legislativas fue “Sí a cuidar el planeta. Urgente la ley de humedales”, ni presidente Alberto Fernández ni su espacio político hicieron algo para aprobar la ley. Por el contrario, dio luz verde a la Ley de Fomento al Desarrollo Agroindustrial, la aprobación de un nuevo régimen de promoción de inversiones hidrocarburíferas que únicamente brindarán enormes beneficios fiscales a los inversores del sector y profundiza la lógica productiva extractivista en el país.
Otra muestra clara de que este gobierno de ambientalista no tiene nada. Por el contrario, desde la asunción a finales del 2019 no ha hecho otra cosa que intentar expandir proyectos extractivistas con el objetivo de recaudar dólares para pagar la deuda con el FMI y demás sectores, su plan de “crecer para pagar”, con el resultado de poner en mayor riesgo ambiental a gran parte del territorio nacional y sus poblaciones.
Seguir en las calles hasta vencer
Mientras vamos recuperando fuerzas para impulsar una nueva ley de humedales sin trampas, que entre otras cuestiones los declare zonas intangibles, debemos seguir ampliando la unidad de las luchas socioambientales en todo el país en pos de fortalecer la agenda y golpear con un solo puño las iniciativas ecocidas.
Las acciones de lucha socioambiental de toda esta primera semana de febrero tendrán como epicentro el viernes 4 de febrero, jornada nacional convocada por la Coordinadora BFS que integramos con la Red Ecosocialista. Ese día el eje estará presente en fortalecer el movimiento anti petroleras off shore en el mar argentino, pero también será clave para enviar un cálido apoyo al pueblo chubutense que derrotó al lobby de la megaminería contaminante y al gobernador Arcioni, y a todas las acciones que se realizarán por los humedales en gran parte del Litoral.
A la política de Estado de destrucción ambiental y negociados capitalistas anárquicos debemos oponernos con organización y democracia directa, pero también disputa de poder para instaurar un gobierno de trabajadores que priorice una relación más armónica con la naturaleza y deje atrás la desigualdad social y la explotación laboral. Y para ello nuestra mayor fortaleza será unir la lucha ambiental con la de las y los trabajadores y el pueblo, las calles serán testigo de ello.