viernes, 22 noviembre 2024 - 10:32

Consejo del Salario. Una reunión para ratificar ingresos de pobreza

Finalizó la plenaria del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil y las expectativas se cumplieron. Como era de esperar, esta reunión convocada por el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, pudo establecer un nuevo Salario Mínimo, Vital y Móvil por debajo de la línea de pobreza. Mientras, los de abajo, siguen sufriendo la descarga de la crisis actual.

El cónclave compuesto por funcionarios del gobierno nacional, representantes de las diferentes cámaras empresarias, de comercio y construcción, entre otras, y la dirigencia de la vieja burocracia sindical, volvieron a congeniar un nuevo golpe al bolsillo de los trabajadores cuando la inflación continúa con un ritmo alcista.

Las partes mencionadas se volvieron a reunir después del 14 de octubre de 2020, cuando acordaron el salario mínimo actual. Monto que, al día de hoy, está en $21.600, ubicándose por debajo de la línea de indigencia. Tras la nueva actualización acordada de un escaso 35%, que además es en 7 tramos hasta febrero de 2022, el nuevo monto ni siquiera llegará a esa fecha, a la mitad de los $60.874 que el propio INDEC remarca como ingreso mínimo para que una familia de cuatro personas no sea pobre. Venían a llenarte la heladera, y te llenaron de tramos.

Según la Ley Nacional de Empleo, el salario mínimo vital y móvil tendría que contemplar “la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión”. En este caso, una vez más, el Frente de Todos demostró que, a la hora de tomar decisiones, acuerda con las patronales y la burocracia sindical miserables aumentos a la baja que, al estar por detrás de la inflación, son una forma concreta de ajuste a la población.

El rol de la burocracia

Por parte de las centrales sindicales, tanto la CGT como la CTA que encabeza Hugo Yasky, insistieron con un pedido de aumento que era insuficiente para que el salario mínimo equivalga a una canasta básica. Índice que, según reveló la Junta Interna de ATE-INDEC ayer, alcanzó la cifra de $92.928.

Es entendible este acuerdo, a sabiendas de lo lejos que se encuentran personajes como Héctor Daer y Carlos Acuña de la cotidianeidad de los trabajadores. A tal punto llega su entrega que, previo a la reunión, desde el riñón de la CGT, habían adelantado “la posibilidad más cercana es que finalmente se convenga un ingreso algunos puntos por debajo“. Haciendo alusión a que estaban dispuesto a ceder los magros aumentos de entre el 35% y 40% que ellos simulaban reclamar.

Un día más y una muestra más, en donde se hace cada vez más necesario expulsar a esta dirigencia sindical. Ni siquiera en el medio de la crisis económica y sanitaria que vive el país producto de la pandemia, son capaces de defender los intereses de quienes dicen estar representando. Nuevos modelos sindicales de carácter democrático, con mecanismos en donde todo lo decidan las bases, hacen falta para descartar la presente dirigencia que sólo funciona como barrera para obturar las luchas actuales y, además, actuar como garante de los ingresos empresariales.

Los trabajadores en la calle

Mientras en la mesa tripartita de la plenaria del Consejo del Salario no existía representación de los trabajadores ocupados y desocupados, desde la mañana se efectuó una gran jornada de lucha en reclamo por ingresos dignos.

Desde el mediodía, en el marco de la jornada nacional de lucha de sindicatos, organizaciones obreras y la izquierda en el centro porteño, se realizó una conferencia de prensa del Sindicalismo Combativo en las puertas del Ministerio de Trabajo, donde se efectuaba la reunión del Consejo del Salario. “Denunciamos el pacto espurio que está haciendo la burocracia sindical que en medio de esta tremenda crisis pandémica que enfrentamos trabajadores y sectores populares, no sólo no hacen nada, no sólo dividen las luchas que se dan a lo largo del país, sino que van a negociar un salario a espaldas de los trabajadores y que no tiene nada que ver con el nivel de inflación y con la canasta básica”, denunciaba Guillermo Pacagnini, secretario general de CICOP y dirigente de ANCLA-MST. De la movilización participó la dirigente de izquierda Vilma Ripoll, llevando toda la solidaridad a las luchas en curso.

Cerca del mediodía, se realizó el acto final con la participación de las organizaciones populares, entre ellas el MST-Teresa Vive, el Polo Obrero, entre otras, que venían movilizados desde Desarrollo Social hasta el Ministerio de Trabajo. Uno de los sectores más castigados por la pandemia, que sufrieron la exacerbación de las desigualdades sociales más profundas, en un país con más del 40% de pobreza.

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