lunes, 29 abril 2024 - 03:41

Canje de bonos. Massa entrega fondos de la ANSES a los bancos

Una vez más en este corto 2023 el dólar alcanzó precios récord. Y no sólo estamos hablando del dólar blue, que luego de varias semanas, trepó $ 8 y se terminó vendiendo en $ 394 el martes 21 de marzo. También nos referimos a los dólares que se negocian a través de la Bolsa, que si bien ayer se mantuvieron estables y hoy están bajando, se venden a los siguientes precios a $ 399,46 (CCL) y $ 386,37 (MEP). Estos elementos, que aumentaron la demanda por el billete verde e hicieron que el BCRA intervenga y deba vender en lo que va de marzo US$ 1.238 millones, alentaron a Sergio Massa a tomar nuevas medidas. La principal, que hoy se la presentó en primer orden a los banqueros aunque no fue oficializada, es canjear parte de los bonos que tienen los entes  estatales, principalmente la ANSES, por bonos en pesos. Los bonos en dólares, mientras tanto, serían vendidos al mercado, a los bancos y grandes fondos de inversión. Una nueva estafa a los jubilados.

En una mesa ocupada por le superministro de Economía, Sergio Massa, junto a Gabriel Rubinstein (viceministro de Economía), Miguel Pesce (presidente del Banco Central), Sebastián Negri (presidente de la Comisión Nacional de Valores -CNV-) y Marco Lavagna (titular del Indec) entre otros, recibieron a más de una docena de banqueros. Todo con motivo de dar a conocer que desde el gobierno se va a dictar una medida para que los organismos estatales nacionales, como el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES hagan un canje obligatorio de sus bonos en dólares, que representan parte de los ahorros de los y las jubiladas. En síntesis, con esta maniobra el gobierno busca sacarle los bonos a los jubilados para entregárselos a la banca privada.

Los argumentos del gobierno estriban en que con esta medida se busca darle más liquidez a los tipos de cambios financieros y así lograr estabilizar las cotizaciones del contado con liquidación (CCL) y del MEP, que en las últimas semanas estuvieron al alza. Aunque aún resta el decreto del Tesoro, se avanzaría en obligar a todos los organismos públicos nacionales a canjear su deuda soberana en dólares bajo ley internacional –los bonos globales (GD)– por nuevos bonos en pesos que emitirá el Tesoro. Se haría por un monto equivalente a los US$ 4.000 millones, según dejaron trascender fuentes del gobierno. Desde Hacienda las expresiones fueron las siguientes: “Vamos a absorber globales, para bajar la deuda externa argentina en US$4000 millones y las vamos a deslistar. Esto achica la emisión y mejora el valor de esos bonos en dólares”.

No mencionan que los bonos que la ANSES vendería serían comprados por los bancos a un 30% de su valor nominal, ya que ha caído su precio en el mercado. Además, para terminar de tomar la medida el gobierno tiene que responder a una petición de los bancos: aceptar una modificación en la legislación que les permitiría venderlos al precio nominal y no al de mercado (precio devaluado al que se harían de los bonos). Se trata de un negocio redondo para estos y también para los fondos de inversión, que serían habilitados para hacerse de los bonos. Rubinstein también quiso edulcorar la medida con el argumento repasado, diciendo que “el Estado irá ganando capacidad de actuación en los mercados del dólar financiero, lo que permitirá evitar subas disruptivas del CCL y MEP». Pero el problema es de fondo.

Este nuevo obsequio para nada resolverá las menguadas reservas del Tesoro y las presiones devaluatorias que se han vuelto constantes el país. El saqueo de nuestros recursos está afectado por dramas estructurales, no sólo esporádicos como la sequía que va a hacer que esta temporada de cosecha deje la mitad de dólares que el año pasado. Los problemas estriban en el acuerdo con el FMI y el pago a la fraudulenta deuda externa en todas sus variantes, con este nos referimos a la que abonamos tanto con los organismos de créditos, como a los tenedores privados.

El saqueo fundamental y los problemas de reservas estriban en lo señalado, a la misma vez en un círculo vicioso condenan al país a tener una estructura productiva totalmente atrasada, dependiente de dólares para las importaciones de insumos para la industria. Todo este combo, que es en última instancia lo que genera las tendencias devaluatorias, hoy se combina con un problema exógeno para el país, aunque propio de la economía capitalista, como lo es la crisis bancaria que se está desarrollando en EEUU y algunos de los principales países europeos.

Ante esta nueva entrega, más allá de los discursos en “defensa” de la soberanía que se dan en congresos con el Grupo Puebla, desde el sector de Cristina Fernández de Kirchner no han salido a decir nada. Y eso que Fernanda Raverta, titular de ANSES, responde a la vicepresidenta. Seguramente, y tal como viene sucediendo con el ajuste en curso, la política será el silencio como modo de aval a un nuevo robo a nuestros jubilados.

Esta medida también muestra a un gobierno sin rumbo claro, totalmente entregado a los designios de los poderes económicos más concentrados, en momentos donde la desigualdad social escala sin límites, con un promedio del 40% de la población hundida en la pobreza.

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