viernes, 26 abril 2024 - 14:00

Aumento del precio de la nafta. ¡12 aumentos en 9 meses!

A partir de este sábado la nafta súper de YPF -que marca el ritmo de los precios de las otras petroleras- se conseguirá por más de $ 90 el litro, como consecuencia de un nuevo aumento del 6%; el número doce en apenas 9 meses. En agosto del 2020 ese litro de súper se conseguía a $53,47. Un aumento total del 70%.

Un sacudón más alto que el de la inflación de todo el año pasado más la de este año (54%), más alto que el aumento del dólar desde principios del año 2020 hasta ahora (58%), solo comparable con el aumento de los mega precios de la soja en el mercado internacional.

Con el porcentaje de aumento proyectado la nafta súper pasará a $90,84 el litro; la premium a $ 105,25; el gasoil a $ 85,33 y el gasoil premium a $100,70.

Según explicaron Alejandro Lew, director financiero de YPF y Sergio Affronti, CEO de la petrolera, los precios están entre un 15% y un 20% atrasados en dólares.

Otros números maneja el presidente. Según señala La Nación en un artículo del 13 de mayo, para el presidente Fernández “si la empresa traslada al valor del surtidor el precio internacional del barril de petróleo, que ayer cerró en U$S 69, el litro de nafta costaría $130, mucho mayor a los actuales $85,7, que vale en la Ciudad de Buenos Aires”.

La petrolera YPF anuncia que no aumentará más hasta fin de año. Los directivos de YPF nos indican que en realidad para llegar al precio internacional el litro de nafta debería tener un valor de $ 118 el litro, y para el presidente $ 130. Así que lector, póngase contento, el aumento podría ser peor…Le están cuidando el bolsillo. Usted se peguntará qué le están cuidando con un 70% de incremento en 9 meses.

El tema es que los precios internacionales suben y en un país que extrae de su suelo petróleo y gas, usted tiene que pagar esos precios para cuidar las finanzas de la empresa. De paso recordemos que cuando los precios internacionales estaban por el piso, los locales no bajaron.

El aumento de los precios internacionales es también la excusa para que suba la carne y muchos alimentos exportables o que necesitan insumos a precio dólar en su elaboración, dicen los empresarios. Por eso en un país agro exportador, riquísimo en recursos naturales, aumenta vertiginosamente la pobreza de la mano de los precios de los alimentos. El gobierno logra “precios máximos”, “precios cuidados”, “cortes baratos”, “verdura barata” y sin embargo la inflación de abril fue del 4,1 % y la proyección anual supera el 50%.

Este nuevo aumento de los combustibles va a impactar sobre la inflación y sobre el aumento del precio de los alimentos, que es mayor. Eso sí, esta vez parece que le avisaron a Fernández, para que no diga el bolazo como que la gente tiene “un problema psicológico con los combustibles, porque (piensa que) aumenta y aumenta todo.” (La Nueva Mañana, 9 de marzo de 2021).

O sea que mientras Máximo promete una rebaja del gas para 50 municipios de Buenos Aires y algunas provincias, descuento que será compensado con un próximo aumento que pagarán todo el resto, este incremento actual vuelve a sacudir los gastados bolsillos de la población trabajadora. Disputarán entre Cristina y Alberto los espacios de poder dentro de la Secretaría de Energía, pero ambos son responsables de este desastre.

Ganancias empresarias sin medida

Mientras los grandes empresarios lloran por sus “perdidas” -en realidad por lo que dejaron de ganar- en un contexto de pandemia, se calcula que las ganancias de las empresas que intervienen en la generación y distribución de la energía sumaron entre 2016 y 2018 U$S 3.525 millones de dólares. O si queremos tomar otro dato: “al compás de los grandes tarifazos, las empresas energéticas incrementaron sus ingresos por ventas 995% en promedio entre 2015 y 2018” (BAE Negocios del 21 de noviembre de 2019).

No podemos seguir soportando estos aumentos constantes producto del impacto del aumento de los precios internacionales de los commodities, la desmedida sed de ganancias de los grandes empresarios y la política del gobierno de reducir el déficit fiscal para cerrar con el FMI.

Es necesario cortar con esto de inmediato, nacionalizar el comercio exterior, congelar los precios de los combustibles que consumen los trabajadores, de los productos de la canasta familiar, nacionalizar las empresas de energía -incluida YPF que es una sociedad anónima con la mitad del capital accionario en manos privadas- y dar un aumento general de salarios, jubilaciones y planes sociales, cada vez más atrasados frente a una inflación imparable. Todo lo anterior en el marco de un plan económico alternativo que rompa con el FMI.

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