El jueves pasado se realizó una charla en la Universidad Nacional de Córdoba a cargo de Juan Grabois, dirigente del Frente Patria Grande y Gustavo Grobocopatel, uno de los principales empresarios sojeros del país. Entre risas reconocieron tener un “acuerdo”.
El jueves pasado se realizó el II Encuentro Nacional de la Red de Intercambio Técnico con la Economía Popular. La actividad bimodal tuvo una charla presencial en la Universidad Nacional de Córdoba con dos oradores que, tal como se promocionaba, pretendían debatir posturas antagónicas sobre el modelo productivo sojero, la productividad de la economía popular y su convivencia. Por un lado, estuvo el dirigente social Juan Grabois del MTE y UTEP, integrante del Frente de Todos; por el otro, estuvo Gustavo Grobocopatel, “el rey de la soja”, referente del agronegocio.
Del evento participaron el rector de la UNC Hugo Juri, el ministro Juan Zabaleta y Agustín Salvia del Observatorio de la Deuda Social Argentina, entre otros.
El rey de la soja, ¿bueno?
Gustavo Grobocopatel, llamado el rey de la soja o el Steve Jobs del agronegocio, es uno de los empresarios más enriquecidos de la región. Es bisnieto del fundador de la empresa Los Grobos, que estuvo a su cargo hasta el 2020 para irse a Uruguay.
Este jefe del agronegocio es el impulsor de los paquetes tecnológicos de la soja transgénica y de la producción bajo monocultivo, transgénicos y agrotóxicos que crece cada día en el país, despojando al campesinado de sus tierras y empobreciendo la fertilidad de las mismas. Además produce y comercializa granos como acumulación de commodities. Dentro de todo esto fomenta “asesorando y dando soluciones logísticas” para actualizar toda la industria en rentabilidad y megaproducción.
Grobocopatel representa a los pooles de siembra, la nueva oligarquía de este país que ha ido desplazando a la oligarquía terrateniente clásica de las décadas del 30 y 40. A pesar de pintarlo de “bueno” o “reflexivo” es de los que manejan los hilos del agronegocio en el país.
Este empresario cuando fue consultado por el reciente “tractorazo” y la insuficiente “renta inesperada” respondió contundentemente que en el país hay que sacar las retenciones a los pooles de siembra.
Dicho esto, la charla presentada en la UNC y el festejo de Grabois por el supuesto cambio, la buena voluntad y colaboración de este empresario -y toda la clase que representa- con los pueblos que realmente producen alimentos, no es más que una gran mentira. Es falso que puedan convivir la agroecología y el agronegocio, ya que son dos modelos antagónicos que están en lucha.
Los pequeños productores y campesinos que pelean por sus territorios han sido desplazados a la urbanidad en los últimos 30 años por el sector del agronegocio fan del monocultivo. Este eje es criminal, ya que el resultado del desplazamiento de los campesinos y pueblos que fueron despojados de sus territorios es la producción de granos no para alimentar a las personas, sino para acumular y exportar, generando ganancias para unos pocos y enfermedades para la mayoría de la población. Estos grandes productores que sólo piensan en las ganancias, son parte de la cadena agroindustrial y de alimentos que producen comestibles con venenos, aditivos, y productores de ultraprocesados.
¿Se puede ser bueno y malo a la vez? Nosotres creemos que no. Y como en otros casos, no se puede ser parte de la solución si se es el problema. Por eso, desde el inicio a fin este evento es una farsa que pretende unir a dos sectores que son antagónicos. El MTE, la UTEP y el Frente de Todos, sabiendo eso, igual insisten y confunden a la población.
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¿Clase peligrosa o amiga?
En la escandalosa charla de Grabois y “Grobo” se abrió un espacio para intervenciones del auditorio. En ese momento, un docente de la UNC tomó el micrófono e intervino denunciando el rol conciliador de esa actividad. El docente expresó su sorpresa de la actividad, ya que esperaba un debate entre las dos partes y se encontró con algo totalmente distinto, más bien una “sociedad” entre los dos oradores. A eso, le sumó la denuncia de la situación de los pueblos fumigados y las consecuencias del agronegocio.
Ante la pregunta del docente, Grabois responde atacándolo y reafirmando el acuerdo que tiene con el agronegocio. “Si yo me tengo que dar un beso en la boca con Grobocopatel, o con quien carajo sea, para que 50 mil compañeros agricultores tengan la posesión perpetua de sus tierras, lo voy a hacer. Y si le querés llamar a eso sociedad, llamale sociedad. A mí me importan un carajo los troskos, los medios troskos y los más o menos troskos”.
Grabois deslegitima la postura crítica con su posibilismo feroz, atacando con el famoso “sos trosko”. Un ataque equivocado y muy bajo de nombrar al trotskismo como algo negativo o que se debe cancelar. La utilización del nombre de uno de los dirigentes más importantes de la Revolución rusa, ejemplo en la historia por haber enfrentado al Zar, a los grandes monarcas, a la burguesía y terratenientes es como mínimo hipócrita.
El dirigente, parece haber olvidado por completo hasta lo que él mismo escribió en su libro La clase peligrosa y decidió tener del lado oponente a un docente que sólo estaba llamando la atención ante la sociedad y los guiños de acuerdos entre el dirigente del MTE, UTEP, Patria Grande con uno de los empresarios más nefastos del país. Uno de los que “se la fugaron” y que dicen enfrentar.
Del otro lado, ecosocialismo
Parte del ataque de Grabois fue decir que los docentes atacados eran “cobardes” por -según él- no haber bancado el debate. Ahora bien, ¿no es cobarde subordinarse a los grandes empresarios del país? ¿No es cobarde el antagonismo del modelo sojero con el agroecológico? Al mejor estilo de los dirigentes del Frente Patria Grande tiraron contra los docentes pero deciden -una vez más- entregar a los miles de compañeros pequeños productores y de la agroecología a un posibilismo sin salida.
Desde la Red Ecosocialista nos solidarizamos con los docentes que valientemente denunciaron a la sociedad que impulsa Grabois, bendecido por su amigo el Papa. Decimos: sí, sí es contra Grobo y toda su clase que envenena, empobrece y mata al pueblo trabajador argentino y del mundo. Estamos orgullosos de Trotsky y la Revolución rusa, militamos sin bajar ni unir nuestras banderas contra los explotadores, los ecocidas, y sus aliados. Creemos que para luchar por la agroecología, defender a los compañeros campesinos y pequeños productores, y tener alimentos saludables y accesibles es fundamental dar la pelea de manera independiente, unitaria y democrática por otro modelo productivo. Un modelo donde se priorice al 99%, su trabajo y salud.