Las estocadas de Mauricio Macri al gobierno le consiguieron dos cenas en olivos con el presidente. Discusiones sobre el entorno y pretensiones varias marcan tensión en esta relación.
Cocinarse en el fuego amigo
La estrategia de Macri durante gran parte del año fue el acompañamiento de las medidas libertarias sin ningún tipo de dilaciones. Durante el proceso, logró tomar control completo del PRO, marginando a Patricia Bullrich y quienes responden a ella.
La semana pasada, Macri y el PRO fueron parte de las duras derrotas que recibió Milei en el Congreso. Primero, facilitando el quórum y otorgando votos para que se rechace el DNU que le otorgaba 100 mil millones de pesos de financiamiento reservado a la SIDE en Diputados. Luego, los senadores amarillos votaron la nueva movilidad jubilatoria que según el gobierno ataca directamente su plan económico.
Entre el primer y el segundo golpe, cenaron milanesas en Olivos. Este martes volvieron a cenar en la quinta presidencial, discutieron pretensiones y reclamos. Mauricio acumuló reproches hacia el presidente. En un marco de desgaste del gobierno, tiene que llenarse los bolsillos para poner las manos en el fuego. Tampoco siente comodidad con el entorno de Milei, apunta hacia el “triángulo de hierro” que conforman Karina Milei con Santiago Caputo.
Desde el lado presidencial le reclamaron por las votaciones en su contra. El ingeniero le respondió con la molestia que sintió por que no le dieron al PRO la presidencia de la comisión bicameral de Inteligencia, en cambio, quedó a cargo de Lousteau.
Una respuesta nada satisfactoria para Javier Gerardo, que además retruca y desde su entorno marcan que no les queda claro si su bloque le responde a él o no, tras contradecir la votación de sus senadores y manifestarse a favor del veto.
Asimismo, el jugador de Bridge le reclamó el merodeo de los miembros de la nueva SIDE sobre las causas que lo involucran. De hecho, sitios afines a LLA refrescaron en la semana pasada la causa de Correo Argentino que lo vincula directamente al ingeniero.
No llegó la navidad, pero Mauricio ya le dejo a Milei la “cartita” con su lista de pedidos. La misma incluye, según los trascendidos, en quedarse con la concesión de la hidrovía, la Secretaría de Transporte y Vialidad, la Aduana, la AFIP y la concesión de la represa Yacyretá. También le solicitó desistir del ingreso de Ariel Lijo a la Corte Suprema y la presidencia de la Cámara de Diputados, siendo Ritondo quien Macri desea que reemplace a Menem.
Del mismo modo, Mauricio reclama por su primo Jorge y los fondos presupuestarios del distrito porteño. Según el PRO, Nación no atiende lo suficiente a la capital del país, que va a recibir un nuevo impacto si se hace cargo de los aumentos del transporte.
Por otro lado, la pérdida de músculo en el bloque libertario, que en 9 meses paso de 41 diputados a 37 y las tensiones presentes que auguran nuevas huidas, le quita a La Libertad Avanza la segunda minoría, colocándolo en igualdad de condiciones con el PRO. Lo que genera que Macri muestre los dientes no solo para morder las milanesas.
Si las cenas acomodaron la relación que venía sosteniendo en común gran parte del plan motosierra, se verá ante las turbulencias que atravesará en un futuro cercano el oficialismo. Posiblemente entre el jueves y el viernes Milei realice el veto a la ley de nueva movilidad jubilatoria. Este hecho puede generar expresiones de repudio callejero, al mismo tiempo que puede propinarle otra estocada si el Congreso realiza un “contraveto”.
En ese sentido, hay otros frentes que pueden causar crisis para el gobierno. Desde el escándalo de la visita a los genocidas que sigue destapando nuevas aristas de tan nefasto hecho, hasta la posibilidad de una nueva ola educativa ante la presión por el presupuesto universitario.
A su vez, está claro que las tensiones superestructurales que existen entre los distintos representantes de la burguesía responden a que ante una situación económica que no mejora y un gobierno que empieza a acumular desgaste, piensan planes alternativos que garanticen sostenibilidad.