jueves, 21 noviembre 2024 - 21:03

Entrevista a Gustavo Veiga. “Que los socios e hinchas se junten, sin importar la camiseta, para defender a los clubes”

Este artículo fue publicado originalmente en la edición mensual de Alternativa Socialista, editada el 10 de agosto.

Charlamos con el periodista, escritor y docente universitario sobre el rol social de los clubes, la amenaza que significa este avance del modelo de las sociedades anónimas deportivas en Argentina impulsada por el gobierno de Milei y de qué manera se puede enfrentar esta embestida sobre uno de los valores identitarios más grandes que tiene el país.

¿Creés que es cada vez más visible la relación entre el deporte y la política en este momento, producto de las redes, los medios y el periodismo?

GV: Mirá, yo diría que la relación entre el deporte y la política siempre fue un lugar fuerte y visible, sobre todo a partir de las políticas de Estado, para bien o para mal. Si es para mal tenemos ejemplos de sobra. Tres ejemplos que puedo dar: la dictadura cívico militar 76’/83’, los años 90’ durante el menemismo, bueno y ni hablar de esta época del gobierno de Macri o algún gobierno kirchnerista que no le dio demasiada bola, sobre todo el de Alberto Fernández. Entonces para mí siempre estuvo visible y el Estado generalmente, independientemente de la ideología política que tenga, tuvo un rol clave en el primer peronismo del 45’ al 55’. Hasta que derrocaron a Perón había una fuerte presencia del Estado. Te podía gustar o no. Obviamente la derecha decía que había manipulación política, que era el personalismo de Perón, que los Juegos Evita eran populistas, lo que sabemos que van a decir siempre. Pero hubo inclusión, se les dio a los chicos la posibilidad de acceder no solo a que practiquen deporte, sino a que tuvieran acceso a algo tan elemental como el sistema público de salud, que tuvieran una ficha con una historia clínica. La historia de Ramón Carrillo, que fue el célebre ministro de Salud de Perón, y un poco también impulsor de los Juegos Evita tenía que ver con eso.

Es obvio que las redes hoy tienen una manera de exponer todo eso multiplicado al por mayor y que a veces hace que se refleje en espejo en el mundo virtual lo del mundo real, lo cual te da la sensación de que la política está en todo. Pienso que hay mucho sitio independiente, de militancia en el ámbito deportivo que pone estos temas y problemáticas más hoy que antes. Yo vengo del periodismo analógico de fines de los 70’, cuando empecé, y siempre me interesó la política y siempre me interesó el deporte. En mi casa se hablaba de deporte y de política. Incluso había trabajos hechos sobre política deportiva, yo leí mucho a Panzeri, sus libros y uno fundamental que es el más político, que es el de Burguesía y Gangsterismo en el deporte que es del año 74’, pero él se basaba en autores anteriores. Brohm por ejemplo es un autor marxista que hablaba mucho del deporte, Volpicelli que es un tano de los años 50’ o 60’ tiene un libro famoso, Industrialismo y deporte. O sea, obvio que hoy todo está más expuesto, pero que existió una relación fuerte y que se utilizó el deporte como objeto de una expresión política, es concreto. De hecho el mundial 78’ en Argentina, el Mundial del 34’ con Musollini, los Juegos Olímpicos del 36’ con Hitler y algún ejemplo que le salió bien a un gobierno que lo cito como la contracara, en relación al buen sentido que fue el proyecto de Mandela del mundial de rugby del año 95,’ donde ese país que realizó y ganó la competición trató de unir a la Sudáfrica negra sojuzgada por la Sudáfrica blanca. Hay una relación histórica, del siglo XX para acá, marcadísima.

¿Cómo ves este nuevo intento de avanzar con las sociedades anónimas deportivas (SAD) ahora con el gobierno de Milei?

GV: No es novedoso. Ya en los 90’ Macri llevó, cuando no tenía tanta capacidad de daño como la tuvo después siendo Jefe de Gobierno, cuando era presidente de Boca, a esa famosa votación en Ezeiza, todo el mundo la conoce del 38 a 1. O sea que esos proyectos son tan viejos como el capital en tanto se asoció casi como una tríada con el deporte y la televisión, sobre todo yo lo noto a través de mis investigaciones y los laburos que hice desde los 90’ para acá. El fútbol dejó de ser fútbol, perdió mucho de lo que… no quiero caer en el falso idealismo o ponerme nostálgico, pero en los año 70’ u 80’ en el fútbol que yo vi cuando era pibe los jugadores no cambiaban de club, había un Bochini que jugó toda la vida en Independiente, que si hoy saliera un jugador así ya se hubiese ido a Europa a los dos meses. Entonces, no caer en eso que puede ser una cosa anacrónica.

Es evidente que desde los años 90 explotó el negocio del fútbol de manera exponencial. Por el aumento de los derechos televisivos, cada vez en manos más concentradas. Los Clubes Sociedades Anónimas, el caso que más conocemos en la Argentina es el de España, que en los 90’ se obligó a los clubes que estaban mal financieramente a ir a eso. No me extrañaría que este gobierno perverso haga algo parecido. A los clubes que estaban mal económicamente en España los mandaron todos al régimen de S.A. salvo cuatro: Real Madrid, Barcelona, Athletic Bilbao y el Osasuna. Eran los únicos cuatro que no tenían problema de guita, entonces los dejaron estar con la misma figura que mantienen hasta ahora que son sociedades civiles. De hecho, cuando fue la paparruchada de Adorni o no sé quién del gobierno, que dijo en relación a que los jugadores de la Selección provenían todos de sociedades anónimas y que la AFA se valía de eso, en un artículo que escribí puse “craso error decir eso”. Se formaron todos en Argentina, en asociaciones sin fines de lucro e incluso Messi, el mejor jugador del mundo, se formó en la Masía de Barcelona que es una sociedad sin fines de lucro. Así que se pueden refutar continuamente las cosas que dicen.

¿Qué opinión te merece el modelo actual donde inclusive hay injerencia privada en algunos clubes, aunque tenga la figura de asociaciones civiles?

GV: El fútbol es una mercancía más de las tantas que hay en el sistema productivo mundial y ocupa hoy un lugar que no tenía hace 30 años. Hace tiempo vos hablabas de la industria armamentista, la industria farmacéutica, la industria ilegal de la droga, la industria de lo que fuere y el fútbol no aparecía dentro de las primeras cinco. Hoy aparece, para mí con nitidez, dentro de las primeras cinco. Entonces digo que primero es una falacia establecer el debate sobre la discusión alrededor de lo privado. Los clubes ya son privados, están en manos de los socios y los socios, yo soy socio de dos clubes, tenemos un comportamiento colectivista, asociativo, solidario, donde uno es un socio y es un voto. No es así en una sociedad anónima donde un accionista que tiene por ahí 10 mil acciones y uno que tiene 2 no tienen el mismo poder. Hay una asimetría. No podría votar en una sociedad anónima.

Decir que hay que privatizar los clubes como discurso o como eslogan es una pelotudez porque ya son privados con un orden civil que es ser sociedades sin fines de lucro. ¿Pero por qué dice sin fines de lucro esa figura legal? Porque deberían reinvertirse las utilidades en el club si hay ganancia, si hay déficit quedás endeudado. Pero si hay ganancias deberías invertir en un gimnasio, no quedarte con la guita, porque dirigentes corruptos hay bajo cualquier régimen jurídico y también político, por eso la democracia está tan bastardeada.
Hoy cualquier otra figura a medio camino entre lo que sería SAD o sociedades civiles sin fines de lucro son estos experimentos que aparecieron en la Argentina para salvar a clubes, creo yo con buenas intenciones, en su momento casos de quiebra o clubes al borde de la quiebra que hubo varios, pero aun así sobrevivieron, como Racing, Ferro, Deportivo Español. Algunos perdieron parte de su patrimonio, el caso de Deportivo Español es notable, hasta le cambiaron el nombre y parte de lo que eran sus hectáreas en el Bajo Flores y hoy son la escuela de la Policía de la Ciudad. Ese híbrido de gerenciamiento que existe en algunos clubes como Defensa y Justicia o Talleres de Córdoba que tiene un presidente empresario macrista que impulsa este tipo de cosas, pero no lo pudo hacer en el club, que es Fassi. Esas formulaciones son como el amateurismo marrón de principio de siglo XX, que a los deportistas no se les pagaba como profesionales, pero se les pagaba bajo algún acuerdo porque si no tenían que trabajar de otra cosa. La guita por debajo de la mesa. Esa solución fue útil en determinadas circunstancias históricas. Acaban de difundir un documental (habla de Gerencia Miento, película que puede verse en Youtube), que les recomiendo que vean, para el cual me entrevistaron y bueno ahí está contada toda la historia del gerenciamiento de Racing que llegó para levantar la quiebra, la levantó, pero después generó otra quiebra 8 o 9 años después cuando se fue.

Obviamente que estos tipos lo que quieren es hacer negocios, sacárselo del ámbito privado, de las manos de un colectivo que pueden ser 100 mil socios, como puede tener Boca o River, y eso pasarlo a manos de dos o tres tipos vivos con guita que están esperando afuera, porque conozco toda la operatoria, para venir y decir que invierten en Argentina. Vienen a buscar rentabilidad. Invertir las pelotas, ya está todo invertido en términos de infraestructura, en término de tierras, en términos de derechos televisivos que es un buen ingreso, lo mismo en términos de pasión y convocatoria, los hinchas están. Así que es todo sanata montada con la intención de quedarse con un botín.

¿Cuál es para vos la importancia del rol social de los clubes de barrio sobre todo en un contexto como este de un gran ajuste?

GV: Es muy importante, no sólo el de los clubes sociales en términos barriales. En definitiva, hay clubes de fútbol que juegan en la AFA que son clubes de barrio, que nacieron en un lugar humilde, muchos clubes del ascenso, no solo pensar en los clubes de primera. En eso que nosotros encontramos con la denominación de “clubes de barrio”, clubes de pueblo y de barrio que inclusive hay una figura legal que lo tipifica así, que creo que está en la última modificación de la Ley del Deporte que se hizo sobre el final del gobierno de Cristina Kirchner, existía un programa de la Secretaría que se llamaba así, que recibía una ayuda del Estado. Es obvio que no son tan apetecidos. El Citigroup no va a venir a comprar All Boys de Saavedra o Bristol el club de Parque Patricios donde juegan mis hijos. Está demostrado el rol que cumplen, yo soy un papá que llevo a mis hijos a un club de barrio donde practican fútbol, futsal o tienen un cumpleaños o una recreación. Creo que en ese aspecto la contención que dan reemplaza un montón de carencias que el Estado no da. Cuando retrocede el Estado el rol de los clubes se revaloriza y este es un momento clave en ese sentido. Si van contra los clubes de barrio, como decía, seguro no serán los capitales de afuera los interesados, pero sí capitales de adentro que se quieren quedar con las tierras para un desarrollo inmobiliario, meter un shopping donde hoy hay un club que asiste a la comunidad que lo rodea. Podríamos estar hablando horas y horas de esto.

¿Coincidís con esta idea sobre la cual hablaron Daniel Castellani o Santiago Lange, ambos medallistas olímpicos, en cuanto a la competitividad del “milagro del deporte argentino” que se explica por el rol de los clubes?

GV: Sí, porque esos clubes no están financiados más que por el esfuerzo de papás o mamás, socios, hinchas que ponen no solamente plata sino tiempo. Vos tenés que comprar la camiseta, los botines, el equipo todos los años, que por ahí se va renovando, es todo un círculo que se retroalimenta. Está el que fabrica camisetas, que no es Nike ni Adidas porque los pibes no visten con eso sino con empresas más chicas. Yo le compraba camisetas hasta el año pasado a uno de mis hijos que ahora dejó de jugar en papi fútbol. El tema de cómo subsiste un club o cómo se sustenta tiene un rol clave en la pasión.

Es lo que decía Castellani en ese video que se viralizó donde en una charla el ministro de Deportes de Polonia le preguntaba: “¿Pero ustedes cómo hacen?” Y contaba esto de la importancia de los clubes de barrio con los que uno desde chiquito, si mamaste de ese entorno, ir a un club es casi como ir al colegio. Yo iba al colegio y me pasaba de un lugar a otro para hacer educación física y pasé por clubes de barrio y jugué tanto campeonatos intercolegiales como interclubes, me crié jugando al rugby como deportista federado en YPF en Núñez, que ya no existe más. Porque hubo algún que otro club que desapareció, porque este era un club que pertenecía a Yacimientos Petrolíferos Fiscales que era el club de los empleados de YPF, así como está Teléfonos en Vicente López o Comunicaciones, que era del gremio telepostal que por suerte también zafó de un proceso de quiebra. Pero la historia de los clubes en la Argentina es muy fuerte y meterse con la historia de los clubes es casi como meterse, aunque son privados a diferencia de las empresas públicas, es casi como meterse con YPF o con Aerolíneas. No es joda.

Es evidente que hay muchos chicos que salieron de esos clubes, por nombrar un caso, aunque hoy juega para el enemigo en Bristol, del club que te decía de Parque Patricios salió el Kun Agüero. Entonces, es obvio que son apetecibles para el mercado. Pero el mercado va a interesarse en lo que le dé rentabilidad. Por eso digo, cuando se corre el Estado aparece el mercado. Y aparece el mercado sombrío, el mercado de las peores armas, del tipo de comportamiento de los personajes que solo buscan hacer negocios.

Si tuvieras que decir algo o recomendar cómo encarar esta pelea contra las SAD, ¿qué dirías?

GV: Yo pondría el foco donde pongo el foco para todo lo demás, en la calle. Que los socios e hinchas se junten sin importar la camiseta. Me preguntaban algo parecido en una entrevista que hice hace poco para la Radio de la Universidad de Neuquén y me decían, bueno el parlamento o el Congreso y yo le decía no, yo ahí no pongo ni la más mínima esperanza. Es obvio que van a sacar una ley por ahí para condicionar. Y no me quiero olvidar de decirte algo muy importante, porque es toda una falacia lo que el gobierno de que le querer dar a los socios la posibilidad de que decidan entre un orden jurídico o el otro. Eso es una mentira vergonzante, porque ya el DNU obliga a que la AFA incorpore al estatuto las sociedades anónimas. Esa ya es una imposición del Estado supuestamente “libertario”.

Creo que la batalla en la justicia y en los términos políticos parlamentarios hay que darla igual, pero creo que la demostración más fuerte que podrían hacer los clubes, sus asociados, sus hinchas, los papás, las mamás, los abuelos de esos chicos que van a los clubes, sería hacer una gran marcha a Plaza de Mayo donde se junte, si es posible, la misma cantidad de gente que en la marcha por la defensa de la universidad pública o más. Creo que el deporte y el fútbol con toda su potencia, como la práctica fundamental de los argentinos en materia deportiva y recreativa, pueden dar una demostración colosal de fuerza. Imaginate un millón de personas en la calle. Pongo como ejemplo a San Lorenzo, que en el 2013 marcharon 100 mil hinchas a Plaza de Mayo. Que estaba repleta, que fue tapa de Página 12 por el tema de las tierras en Boedo y que yo ví la marcha de la gente bajando por avenida San Juan, y estamos hablando de San Lorenzo, que es uno de los equipos grandes del fútbol argentino, entonces imagínate la fuerza que tendría eso acá y en el mundo, en rechazo a las sociedades anónimas.

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