Mientras el presidente declaraba en la Conferencia Industrial de la UIA, diciendo que su gestión logró que no haya argentinos con hambre en semejante crisis, el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA)[i] mostró como en entre los meses de julio y octubre se tuvieron los porcentajes de pobreza más altos de la década.
El trabajo revela que, en el tercer trimestre del 2020, el 33,9% de los hogares y el 44,2% de las personas se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Estos índices de pobreza medidos por ingresos si se los compara con el 40,8% publicado en 2.019 indican, que en este año hay 2 millones de nuevos pobres, llegando así a un total que ronda los 20 millones de personas en esta situación.
Dicho estudio también muestra aumentos en los números de la indigencia, indicando que el 7,3% de los hogares y el 10,1% de las personas se encuentran en esta situación.
Un elemento muy grave que se desprende de estos números es el aumento de la tasa de pobreza en el rango etario comprendido entre los 0 y 17 años, donde el porcentaje de pobreza llega al 64,1%. Un aumento del 4,6% respecto a al 59,5% medido en 2.019. Entre este grupo de niñas/os y jóvenes la indigencia también creció, llegando al 16%.
Otro punto importante del estudio es el salto que tuvo la pobreza estructural multidimensional, mostrando, que del 21,4% medido en 2.019, se llegó al 27,3% en el tercer trimestre del 2020.
Una de las respuestas que da este estudio, frente al aumento de todos estos índices, es el encadenamiento de la crisis económica comenzada en 2018 con la crisis sanitaria producto de la aparición del COVID-19.
Por su parte, el director del Observatorio Social de la UCA, Agustín Salvia, expresó que “sin la AUH, el IFE la Tarjeta Alimentar y el resto de los subsidios, la pobreza y la indigencia hubieran escalado aún más”. Por ejemplo, la pobreza hubiese llegado al 53%. Estos números se constatan con el informe publicado, el cual indica que el 55% de las personas y el 47,4% de los hogares percibe por lo menos una de las asistencias sociales que entrega el Estado.
Frente a estos números el gobierno ha decidido seguir las recetas del FMI y por eso le pusieron fin a la insuficiente ayuda que brindaba el IFE. Se vienen nuevos y más duros ajustes agravando estos datos. Y seguramente, un salto en la respuesta social y la lucha contra estos planes. La pobreza se podría atacar con medidas opuestas a las que toma el gobierno; fuertes y verdaderos impuestos permanentes a los que más tienen, ruptura con el FMI, no pago de la deuda ilegal y poner todos esos recursos para generar trabajo genuino, salarios y jubilaciones dignas y mayor asistencia social.
Gonzalo Zuttión
[i] http://wadmin.uca.edu.ar/public/ckeditor/Observatorio%20Deuda%20Social/Documentos/2020/ODSA_3Dic_2020_Presen_Difusi%C3%B3n%20Final4PM.pdf