Tras la renuncia de Elizabeth Gómez Alcorta al Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, se suman ahora las renuncias de Claudio Moroni en la cartera de Trabajo y Juan Zabaleta en Desarrollo Social.
Nuevamente el gobierno sufre una crisis interna donde el organigrama del poder Ejecutivo se ve desdibujado. La renuncia de la ministra se dio tras la represión a la comunidad mapuche en Bariloche. En tanto que los otros dos, aquejan motivos personales. Sin embargo, lo cierto es que Moroni viene de una derrota política tras la conquista del SUTNA la semana pasada. Por el lado del titular de Desarrollo Social, si bien circulan los rumores de su regreso a Hurlingham para retener la intendencia en 2023, su figura se ha visto desgastada tras los cruces permanentes que existen con la Unidad Piquetera. De más está decir, que su función ha sido paupérrima y a tono con la línea fondometarista del Frente de Todos. No resolvió ninguna de las necesidades sociales y económicas que permanecen vigentes en un país con casi el 40% de pobreza.
El fin de semana se volvió una danza de nombres en la cabeza de Alberto Fernández y sus laderos, la vicepresidenta y el ministro de Economía. Para el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, circulan los nombres de: Gabriela Cerrutti, vocera presidencial, Marita Perceval, ex senadora de Mendoza, y Florencia López, vicegobernadora de La Rioja. Para reemplazar a Moroni en Trabajo, ex popes funcionarios de los gobiernos kirchneristas aparecen en carpeta: Carlos Tomada, actual embajador en México y ministro de Trabajo de Néstor Kirchner y CFK, Domingo Peppo, embajador en Paraguay y exgobernador del Chaco, y el actual secretario de Trabajo Marcelo Bellotti. Por último, para el Ministerio de Desarrollo Social, se barajan los nombres de: Ariel Sujarchuk, secretario de Economía del Conocimiento e intendente de Escobar con licencia, a la diputada Victoria Tolosa Paz y Gabriel Yedlin, secretario para la Equidad Social del Ministerio de Desarrollo.
Otro fin de semana más donde la coalición peronista se encuentra sumergida en una crisis política que parece no tener fin.
Los cambios de nombres no avizoran un rumbo diferente. La escalada represiva que mostró esta semana el gobierno, se suma a la criminalización de la protesta de los trabajadores del neumático la semana anterior. El gobierno, para cumplir con el Fondo y su ajuste propuesto, utiliza cualquier método.
Enfrentar este rumbo, en la calle, va a ser fundamental para terminar con el curso de entrega y sometimiento que vertebra la política del Frente de Todos. En contraposición a ese modelo, sólo la izquierda propone una salida diferente a favor de las necesidades de las grandes mayorías.